Cuento: "Salvando a papá"
Autor: Carolina Lecumberri Sáenz
Curso: 1º ESO del Colegio Don Bosco de Alicante
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Había una vez en un pueblo egipcio una chica muy guapa llamada Radilla. Radilla vivía con su padre, Alí, que era artesano.Nada más tener a Radilla, a su madre le mandaron de sirvienta. Entonces no la veía casi nunca, sólo cuando su padre iba a llevarle al faraón sus trabajos artesanos.
Radilla era muy feliz con sus padre, cuando podía iba a ayudarle al trabajo.
Un día hubo una tormenta y se inundó todo el pueblo. El padre comerciaba con los pueblos cercanos pero por culpa de las inundaciones la única vía de comunicación que tenía con aquellos se cortó.
El padre perdió mucho dinero y no podía pagarlo todo, así que con tantas preocupaciones enfermó y como no podía pagar un medicamento muy caro, no se podía curar. Un día paseando por la calle, un sabio le dijo a Radilla que la única posibilidad de curar la enfermedad de su padre era ir a una isla a las afueras de Egipto llamada Rasbwanna y le entregó un mapa de dónde se encontraba la isla, y una llave. El sabio huyó corriendo y Radilla no sabía por qué le había dado la llave, pero la guardó.
Cuando llegó a casa se lo contó a su padre que no le dejó irse, le parecía peligroso.
Radilla estaba prometida desde pequeña con un chico llamado Dananir, hijo de unos amigos. Aunque no le caía muy bien y no había hablado con él nunca, se vio obligada a decírselo y a pedirle que le ayudara. Así que le dijeron a su padre que tenían que ir allí por el trabajo de Dananir, y Alí les dejó. Cogieron una barca y se fueron.
Cuando llegaron y vieron la isla se quedaron asombrados, era preciosa, tenía mucha vegetación y mucha agua. Decidieron meterse dentro de la isla y allí vieron un loro que pareció que les indicaba un camino, así que lo siguieron hasta que se paró y descubrieron que había una tribu de negros adorando una estatua. Dananir intentó hablar con ellos pero no pudo, parecía que hablaban en otro idioma. Después de mucho tiempo lo consiguió y se dio cuenta que le decían que la estatua era un dios que les daba los manjares. En esa isla había muchísima fruta así que les dieron de comer y les proporcionaron una casita de paja, barro, etc... para dormir.
A la mañana siguiente les dieron una vuelta por la isla y lo pasaron muy bien tirándose por las cascadas, vieron los animales y tomaron frutas que nunca habían probado. Les trataron como reyes.
Al día siguiente les querían enseñar la isla desde arriba del todo. Cuando ya estaban llegando vieron pájaros de muchísimos colores que volaban muy alto. Cuando llegaron a lo alto, Radilla vio que el poblado formaba una especie de puerta y en el centro estaba la estatua donde debería estar la cerradura de la puerta. Radilla enseguida pensó cavar al lado de la estatua y ver lo que encontraba. Cuando se lo contó a sus nuevos amigos le dijeron que no por si le pasaba algo a la estatua. Era su Dios y no podían dejarles. Dananir les contó todo lo que pasaba así que aunque una mitad estaba de acuerdo y la otra no, les dejaron cavar.
Después de cavar encontraron un cofre muy pequeño y en su interior una planta, Radilla la guardó. Al día siguiente agradecieron a todos sus nuevos amigos la ayuda y se fueron.
Al mes siguiente se casaron, el padre ya estaba curado y Radilla y Dananir se llevaban muy bien.
El día de la boda no había mucha gente pero el padre les había preparado una sorpresa. Había invitado a todos sus amigos del poblado. Se pusieron muy contentos al verlos. Como regalo, éstos les trajeron manjares de los que les habían gustado tanto en la isla, todos los invitados quedaron encantados.
© Carolina Lecumberri Sáenz
2 comentarios:
m encanta este cuento,yo le pongo 10
este cuento!!!! puf kien lo a escruto ,,,.. i love yuo escritotrq
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