Cuento: "El cofre de la amistad"
Autor: Irene Treviño Flores
Curso: 6º PIP del CEIP Enric Valor de Alicante
© El Autor. Todos los derechos reservados
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Esta es la historia de una niña de 12 años llamada Samantha. Una mañana de verano, Samantha se despertó y, como de costumbre con los ojos entrecerrados, se dirigió al calendario para ver el día en el que estaba:- ¡Qué bien!- exclamó- ¡Mañana es mi cumpleaños!
A continuación fue a desayunar e hizo los deberes. Cuando terminó de comer, su abuela Candela la llamó:
- Samantha, cariño, antes de darte el regalo de aniversario que debería darte mañana, tienes que hacer algo. Cuando encuentres la mitad del colgante, tendrás que encontrar una llave. Cuando consigas las cuatro, podrás pedir un deseo.
- Pero abuela, ¿de qué colgante me hablas?- preguntó con el regalo entre las manos.
- Cuando abras el paquete lo sabrás- contestó.
Samantha lo abrió y descubrió un precioso collar en el que había dibujado medio sol. Ella se lo puso inmediatamente y se fue a jugar con su hermano Jorge.
Al día siguiente toda la familia de Samanha fue a su casa. Recibió una película de su tía Ágatha, un par de camiseta de su primo Manuel, un ordenador de sus madre y muchas cosas más... Por la noche, después de cenar se acostó en el jardín para observar lo astro. De repente, notó que algo vibraba; se palpó el cuello y... cual fue su sorpresa al notar que era la gargantilla. Puso el sol que había en la medalla entre sus mano y una nube blanca le nubló los ojos.
No habían pasado cinco minutos cuando apareció en un lugar desconocido. Desde donde estaba se podían ver dos enormes casas:
- ¡Hola!- saludó alguien- me llamo Belén ¿y tú?
Samantha contestó con la voz temblorosa:
- Ho- ho- hola, me lla- llamo Samantha, en- encantada de conocerte
Belén se le quedó mirando extrañada. Lo único que hizo fue quitarse lo que llevaba en el cuello y preguntó:
- Samantha ¿podría ser que tuviéramos el mismo medallón en forma de sol?
- ¡Sí!- afirmó- ¡es el mismo! Vamos a juntar las dos mitades a ver que ocurre. Las juntaron y no ocurrió nada. Samantha sobresaltada dijo:
- Mi abuela ayer me comentó que cuando encontrara la otra mitad, tendría que buscar unas llaves.
- Quizá esta sea la primera- respondió- mi abuela me contó lo mismo y más tarde me la dio.
Samantha se fijó y vio que en letras diminutas ponía “cellar”, es decir, sótano en castellano. Rápidamente interrogó a Belén:
- Belén.
- Dime.
- ¿Hay por aquí alguna vivienda en la que haya un sótano?
- Sí, en mi casa hay uno- asintió- pero, ¿para qué lo quieres saber?
Samantha señaló el objeto, y Belén hizo un gesto insinuando que la entendía. Belén comenzó a andar hacia una de las casas que había visto anteriormente Samantha. Era grande con una chimenea, un gran jardín de margaritas, rosas y amapolas. Entraron y Belén la llevo hacia una puerta de madera.
- Aquí es- mencionó.
Era una habitación muy grande y desafortunadamente sin luz. Samantha bajó las pequeña escaleras y muy asustada se apoyó en una de las cuatro paredes. El muro se movió y Samantha se cayó en un pasadizo l lado de un farolillo encendido. Belén cogió el farol y comenzó a andar. Al fondo del pasillo había una nota y una llave.
Esta es la segunda llave, la tercera
la encontraréis si acertáis este
acertijo. Escribid la repuesta en
la parte de abajo.
¿Qué hay entre a espada y a pared?
la encontraréis si acertáis este
acertijo. Escribid la repuesta en
la parte de abajo.
¿Qué hay entre a espada y a pared?
-¡La letra y!- exclamó Belén- Escríbelo rápido.
Samantha escribió lo que le dijo, cogió la llave y se giró al tabique. Salieron corriendo y encontraron otra nota:
La tercera llave está en esta caja.
Si la queréis alguna de vosotras
tendrá que repetir este trabalenguas:
Si yo como como como,
y tu comes como comes.
¿Cómo comes como como?
Si yo como como como.
Si la queréis alguna de vosotras
tendrá que repetir este trabalenguas:
Si yo como como como,
y tu comes como comes.
¿Cómo comes como como?
Si yo como como como.
- Si yo como como como, y tu comes como comes. ¿Cómo comes como como? Si yo como como como- repitió Samantha.
La caja se abrió y consiguieron otra llave. Siguieron hasta un agujero, donde en el borde había una tercera nota:
La caja se abrió y consiguieron otra llave. Siguieron hasta un agujero, donde en el borde había una tercera nota:
Para conseguir la cuarta
y última llave tendréis
que adivinar otro acertijo.
¿Qué planta tiene e su nombre las cinco vocales?
y última llave tendréis
que adivinar otro acertijo.
¿Qué planta tiene e su nombre las cinco vocales?
- ¡Yo lo sé!- gritó Samantha.- Lo dijeron ayer n mi clase: El eucalipto.
Belén cogió la llave y el gran hoyo se convirtió en un puente por el que pasaron.
Belén cogió la llave y el gran hoyo se convirtió en un puente por el que pasaron.
- ¡Mira allí hay un cofre y una nota!- chilló.
Se acercaron y leyeron:
Se acercaron y leyeron:
En este cofre hay una piedra,
con ella entre las manos podréis
pedir un deseo cada una. Para
abrirlo tendréis que poner las cuatro
llaves en la cerradura.
con ella entre las manos podréis
pedir un deseo cada una. Para
abrirlo tendréis que poner las cuatro
llaves en la cerradura.
Belén hizo lo que indicaba, cogió la piedra y suspiró:
-Quiero que Samantha y yo no nos separemos nunca.
- Deseo volver a mi casa y que cuando quiera estar con ella solamente tenga que poner el collar entre mis manos.
Samantha y Belén se despidieron ya que Samantha sólo tenía que tocar el sol de la medalla para volver a su hogar. Lo tocó y apareció en el jardín de su casa viendo los astros. Su madre a llamó:
- Samantha vamos a cenar.
- Ya voy mamá- respondió.
Al día siguiente ya echaba de menos a su amiga Belén, tocó el colgante y apareció con Belén, sí todos los días. Y así termina la historia de Samantha; con un final feliz.
-Quiero que Samantha y yo no nos separemos nunca.
- Deseo volver a mi casa y que cuando quiera estar con ella solamente tenga que poner el collar entre mis manos.
Samantha y Belén se despidieron ya que Samantha sólo tenía que tocar el sol de la medalla para volver a su hogar. Lo tocó y apareció en el jardín de su casa viendo los astros. Su madre a llamó:
- Samantha vamos a cenar.
- Ya voy mamá- respondió.
Al día siguiente ya echaba de menos a su amiga Belén, tocó el colgante y apareció con Belén, sí todos los días. Y así termina la historia de Samantha; con un final feliz.
© Irene Treviño Flores
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