lunes, 9 de noviembre de 2009

Lectura de "Manolo, el globo de la paz" de Blanca Navas soler

Lectura de las obras premiadas en el XIV Concurso Literario Provincial Grupo Leo - Editorial Aguaclara 2009.
Cuento: "Manolo, el globo de la paz"
Autor: Blanca Navas Soler
Curso: Sexto A de Primaria. Colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante
© El Autor. Todos los derechos reservados
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Manolo, el globo de la paz

- ¡Hola! Soy Manolo el globo.
>>Estoy harto de estar en un paquete con otros globos; yo quiero salir e ir a los lugares que cuenta la gente cuando entra a la tienda. Algunos quieren ir a Haway, otros a Inglaterra, otros a Francia...
>>Espero con ilusión que algún niño me compre, me hinche y me suelte, para que una ráfaga de viento me lleve a descubrir el mundo. Mi peor pesadilla es que me compre un bruto y, ¡plass, adiós Manolo!
Un día muy soleado alguien entró por la puerta. Eran una madre y su hijo. Manolo se levantó y, al verlos, se puso contentísimo: era su oportunidad. Se preparó. Les dijo a todos los de la bolsa que se pusieran los primeros y así lo hicieron.
El niño, Javier, se acercó a las espadas, a las pelotas, a las gomas y, cuando estaba cerca de los globos, su madre le dijo que cogiera algo. Él cogió la blosa del globo Manolo.
En su casa, Javier hinchó a Manolo y una ráfaga de aire se lo llevó como Manolo pensaba. Empezó a subir por el cielo: dormía en las nubes y bebía de la lluvia.
Un día encontró una cometa de China, unas golondrinas que iban hacia España, un búho de Alemania y muchas cosas más.
Pero. volando, un día vio unas balas, una bomba y oyó muchos tacos. Se asustó. El viento lo movía con violencia y entre el ruido y el humo vio algo: era una paloma blanca y reluciente. Llevaba un ramito de olivo. ¡Era la paloma de la paz!
Manolo se acercó a ella y le dijo:
- ¡No vayas hacia allí! ¡Hay una gran batalla!
- Manolo, voy a a ayudar a los que no tienen nada gracias a la dichosa guerra.
- ¿Te puedo ayudar en algo?
- Sí. Me harías un gran favor si vas allí y juegas con los niños.
- ¡Vale!
Manolo fue bajando, esquivando las blas, escuchando gritos y lloros, hasta que una niña lo cogió, lo llevó al refugio con su familia y se puso a jugar con él.
Manolo estaba muy contento. Había ayudado a una pobre niña y la guerra meses más tarde, había acabado.

© Blanca Navas Soler

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