viernes, 9 de marzo de 2012

Leo Leo que me animo a leer: Y fueron felices sin comer perdices

Artículo visto en:
Suplemento de Educación Infantil "La Tiza" 07-03-2012
Diario Información de Alicante

Marina y Walter 

Marina es una niña que tiene un nombre precioso, porque una “marina” es un cuadro o un dibujo del mar, y pocas cosas hay tan bonitas en este mundo como el mar.
Muchísimos pintores han pintado el mar, pero hay un pintor español que pintó unas marinas especialmente bonitas porque juntaba la belleza del mar y de la playa, con niños jugando y bañándose,  y ese paisaje sí que es el más alegre del mundo. Ese pintor se llamaba Joaquín Sorolla.
El caso es que Marina es una niña feliz y divertida, solo le preocupaba una cosa, y es que creía que en su casa había un fantasma. Muchos niños, y algunos mayores, le tienen miedo a la oscuridad, y la verdad es que es normal, porque la oscuridad es de tan color negro que no nos deja ver nada, pero cuando no vemos, nos imaginamos las cosas que pasan y entonces podemos equivocarnos.
Marina, por las noches, cuando ya estaba en su camita, sentía que había alguien en la oscuridad, y que a veces le tocaba la carita. A mí también me pasaba eso de pequeña, y luego descubrí que era mi pelo, que al dar vueltas y vueltas en la cama me caía de pronto sobre la cara y yo pensaba que alguien me había pasado la mano…
Pero Marina se lo contó a su mamá, ¿y sabéis lo que pasó?
Pues que su mamá se echó a reír y Marina al verla reírse no entendía nada porque a ella ese asunto le parecía muy, muy serio.
Entonces su mamá se explicó y le dijo: Marina, cariño, perdóname pero se me había olvidado contarte una cosa importante, no sé cómo puedo ser tan boba. Resulta que hace unos años tu papá y yo fuimos de viaje a Londres, Londres es la capital de un país que está encima de nosotros, que se llama Inglaterra y que también es una isla. Una isla es un trozo grande de tierra rodeada de mar por todas partes.
Las personas que viven allí son los ingleses y hablan un idioma que se llama inglés, son muy, pero que muy puntuales, porque tienen un reloj muy grande, como una torre, que se llama Big Ben, y que se ve desde cualquier sitio de la ciudad.
Los ingleses toman para merendar, siempre, té con pastas.
Pues en Londres nos alojamos en un hotel que era un antiguo castillo construido hace cientos de años, no habían nacido ni los abuelos.
La primera noche, cuando ya estábamos en la cama y con la luz apagada, oímos: UHHH, UHHH, y nos dio una risa tremenda, de tanto que nos reímos nos quedamos dormidos agotados.
Después, cuando por la mañana bajamos a desayunar, volvimos a oír por el pasillo que estaba muy oscuro: UHHH, , y otra vez nos entró un ataque de risa, porque era un UHHH que no daba ningún miedo, sonaba como si quien lo hacía estuviera constipado y con la nariz tapada. Por la noche, cuando casi nos habíamos dormido, otro UHHH y nos entraron  unas carcajadas, que no podíamos parar: JA, JA, JA, JA…
De pronto una voz de viejecito nos dice: ¿Es que no os doy miedo?
Tu papá y yo nos miramos extrañados y preguntamos: ¿quién eres? .El viejecito nos contestó: soy Walter, el fantasma del castillo, y necesito que os asustéis porque si no me van a despedir (que quiere decir dejar sin trabajo, echar a la calle). Por favor, tenéis que asustaros y chillar muy fuerte para que se entere el dueño y crea que estáis muertos de miedo al verme.
Entonces a tu papá y a mí nos dio tanta pena que le propusimos venirse con nosotros a España dentro de la maleta, pero le avisamos de que nuestra casa no era ningún palacio, era un piso normal y corriente y no demasiado grande.
Walter se llevó tanta alegría que nos respondió que no le importaba nada el castillo, que prefería mil veces tener buenos amigos, plegó su sábana, que es el uniforme de los  fantasmas, y de un salto se metió en la maleta, aunque hasta la mañana siguiente no nos volvíamos a casa.
Se pasó tanto tiempo doblado que  cuando llegamos a casa y lo sacamos estaba superarrugado y no nos quedó más remedio que plancharlo muy requetebién.
A Marina se le habían puesto los ojos  tan grandes como platos de lo asombrada que estaba con lo que le acababa de contar su mamá. Y sin decir ni media palabra, como era la hora de acostarse, les dio un beso a sus papás y se fue a dormir. Apagó la luz y se metió corriendo en la cama, esperando sentir una caricia en su carita como todas las noches.

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Autor: María del Olmo Ibáñez
Ilustraciones: Ana Teresa Surma del Olmo
Editorial: ECU
Actividades:
  1. ¿Qué le ocurre a Marina por las noches?
  2. ¿Que problema tenía Walter, el fantasma?
  3. En el texto se cita a un pintor, ¿de quién se trata? Busca en Internet información sobre él.
  4. Escribe un cuento cuyos protagonistas sean una niña y un fantasma y envíalo, acompañado de una ilustración original, al Concurso de Poemas y Cuentos del Grupo Leo 2012:

Grupo Leo,

Apartado 3008

03080 Alicante

También puedes enviarlo por e-mail: grupoleoalicante@gmail.com

Escribe tu nombre y apellidos, curso, colegio, e-mail o número de teléfono de contacto.

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