Reseña:
Las
brujas de todo el mundo, bajo la apariencia de mujeres corrientes, están
celebrando su Congreso Anual. Tienen aspecto normal, trabajan en sitios
normales y hacen cosas normales. ¿O no tan normales?
Su
gran pasión es eliminar niños y han decidido aniquilar a todos los niños de
mundo sirviéndose de un ratonizador mágico.
Conociendo
como las conocen, ¿conseguirán vencerlas nuestra abuela y su nieto?
Edad recomendada: 10 años
El autor:
Roald Dahl nació en Llandaff, país de
Gales en 1916 fue el tercero de un grupo de 5 hermanos dónde el resto eran
mujeres.
Su padre
influyó mucho en la sensibilidad de sus hijos ya que tenía un profundo interés
por lo bello.
Cuando tenía 3
años su hermana mayor murió lo que sumió a su padre en una profunda depresión
agravada con una pulmonía que lo llevaría a la tumba unos meses después.
Hasta los 6
años transcurre la vida de Roald en Llandaff. Es en esta ciudad cuando ingresa
por primera vez en un parvulario. Un año más tarde ingresa en un colegio
preparatorio para varones, ni en la escuela ni más tarde el colegio de Repton
Derbyshire fue feliz. Destaca en deportes, pero era considerado por su profesor
de inglés “incapaz de ordenar sus pensamientos sobre papel”
A los 18 años
se apuntó a la expedición de la Public School Exploring Society
Tenía 23 años
cuando estalló la guerra y se alistó en la RAF en Nairobi
Fue enviado a
casa como inválido, pero fue transferido en 1942, a Washington cómo agregado
militar aéreo. Allí comenzó en serio su carrera como escritor, después de un
encuentro con C.S. Forrester quién le pidió que le cantara su versión de la
guerra. Dahl escogió plasmar sus experiencias sobre papel. Forrester quedó tan
impresionada que buscó a un editor de revista para su publicación.
Dahl y su
familia regresaron a Inglaterra en 1970 y se establecieron en Gipsy House en
Great Missenden, Buckinghamshire donde escribía la mayoría de sus inolvidables
libros.
Tras el
accidente sufrido por su hijo Theo, desarrolló con 2 amigos, un ingeniero y un
neurocirujano una válvula para drenar liquido del cerebro (válvula Wade- Dahl-
Hill)
Roald Dahl
murió el 23 de noviembre de 1990 a los 74 años de edad.
El ilustrador:
Quentin
Saxby Blake nació el 16
de diciembre de 1932 en el condado de Kent, Inglaterra. En 1956 se licenció en
Literatura Inglesa en el Downing College de Cambridge, aunque su carrera
profesional ha estado marcada por su amor al dibujo y a la ilustración, siendo
uno de los autores e ilustradores de literatura infantil y juvenil más reconocidos
de Gran Bretaña, con cerca de trescientos títulos publicados. Su primer dibujo
publicado apareció en la revista de humor Punch
cuando tenía 16 años. Tras estudiar en Cambridge, hizo un posgrado
en Educación en la Universidad de Londres y decidió completar su formación
académica en la Chelsea Art School en un curso a tiempo parcial. Además de
ilustrador, Blake ha sido profesor un largo tiempo de su vida e incluso llegó a
dirigir durante una década el Departamento de Ilustración del Royal College of
Art de Londres, del que es Profesor Honorífico en la actualidad. Su primer
libro infantil ilustrado apareció en 1960 (A
drink of water, de John Yeoman), aunque no fue hasta 1968 cuando
firmó su primer libro como autor e ilustrador, el cual se tituló Patrick. Desde entonces, ha
editado veinticinco libros de su autoría. Quentin Blake es igualmente conocido
por su colaboración con los más famosos autores británicos y estadounidenses
del género con gran compenetración con sus textos, como Roald Dahl, Michael
Rosen, Joan Aiken y Margaret Mahy, entre otros. Su trabajo con el primero de
ellos dio comienzo en 1975, después de que su editor los presentara, llegando
ambos a un entendimiento tal que el autor no ha querido trabajar con otro
ilustrador desde entonces. Entre sus trabajos conjuntos destacan Matilda, James y el melocotón gigante,
Las brujas o El gran gigante bonachón. Su
característico estilo sobresale por la naturalidad de su trazo, con líneas a
tinta hechas con rapidez y sencillez estudiadas. El color suele aplicarlo con
acuarela. Según ha apuntado él mismo, dicha espontaneidad en sus dibujos deriva
de un primer dibujo realizado a mano alzada, que luego pule. Su dilatada
trayectoria ha sido distinguida con numerosos premios como la Medalla Kate
Greenaway y el Premio Nacional de Literatura Infantil en 1981, por la obra Mister Magnolia. Premio
Nacional de Literatura Infantil de 1983, por El
gran gigante bonachón, y en 1988, por Matilda. En 1990 fue elegido Ilustrador de
Ilustradores por la revista The
Observer, en tanto que en 1996 consiguió el Premio de la Feria
Internacional del Libro Infantil de Bolonia por Clown. En 1999 obtuvo el Children’s Laureate y
en 2002 el prestigioso Premio Hans Christian Andersen, en la categoría de
Ilustración.
UNA NOTA SOBRE LAS BRUJAS
En los cuentos de hadas, las brujas
llevan siempre unos sombreros negros ridículos y capas negras y van montadas en
el palo de una escoba.
Pero éste no es un cuento de hadas. Este
trata de BRUJAS DE VERDAD. Lo más importante que debes aprender sobre
las brujas de verdad es lo siguiente. Escucha con mucho cuidado. No olvides
nunca lo que viene a continuación.
Las brujas de verdad visten ropa
normal y tienen un aspecto muy parecido al de las mujeres normales.
Viven en casas normales y hacen trabajos normales.
Por eso son tan difíciles de atrapar.
Una bruja de verdad odia a los niños con
un odio candente e hirviente, más hirviente y candente que ningún odio que te
puedas imaginar.
Una bruja de verdad se pasa todo el
tiempo tramando planes para deshacerse de los niños de su territorio. Su pasión
es eliminarlos, uno por uno. Esa es la única cosa en la que piensa durante todo
el día. Aunque esté trabajando de cajera en un supermercado, o escribiendo
cartas a máquina para un hombre de negocios, o conduciendo un coche de lujo (y
puede hacer cualquiera de estas cosas), su mente estará siempre tramando y
maquinando, bullendo y rebullendo, silbando y zumbando, llena de sanguinarias
ideas criminales. «¿A qué niño», se dice a sí misma durante todo el día, «a qué
niño escogeré para mi próximo golpe?».
Una bruja de verdad disfruta tanto
eliminando a un niño como tú disfrutas comiéndote un plato de fresas con nata.
Cuenta con eliminar a un niño por semana. Si no lo consigue, se pone de mal
humor. Un niño por semana, hacen cincuenta y dos al año.
Espachúrralos, machácalos y hazlos
desaparecer.
Ese es el lema de todas las brujas.
Elige cuidadosamente a su víctima.
Entonces la bruja acecha al desgraciado niño como un cazador acecha a un
pajarito en el bosque. Pisa suavemente. Se mueve despacio. Se acerca más y más.
Luego, finalmente, cuando todo está listo... zass... ¡se lanza sobre su presa!
Saltan chispas. Se alzan llamas. Hierve el aceite. Las ratas chillan. La piel
se encoge. Y el niño desaparece. Debes saber que una bruja no golpea a los
niños en la cabeza, ni les clava un cuchillo, ni les pega un tiro con una
pistola. La policía coge a la gente que hace esas cosas. A las brujas nunca las
cogen. No olvides que las brujas tienen magia en los dedos y un poder diabólico
en la sangre. Pueden hacer que las piedras salten como ranas y que lenguas de
fuego pasen sobre la superficie del agua. Estos poderes mágicos son
terroríficos. Afortunadamente, hoy en día no hay un gran número de brujas en el
mundo. Pero todavía hay suficientes como para asustarte. En Inglaterra, es
probable que haya unas cien en total. En algunos países tienen más, en otros
tienen menos. Pero ningún país está enteramente libre de brujas.
Las brujas son siempre mujeres.
No quiero hablar mal de las mujeres. La mayoría
de ellas son encantadoras. Pero es un hecho que todas las brujas son mujeres.
No existen brujos. Por otra parte, los vampiros siempre son hombres. Y lo mismo
ocurre con los duendes. Y los dos son peligrosos. Pero ninguno de los dos es ni
la mitad de peligroso que una bruja de verdad. En lo que se refiere a los
niños, una bruja de verdad es sin duda la más peligrosa de todas las criaturas
que viven en la tierra. Lo que la hace doblemente peligrosa es el hecho de que
no parece peligrosa. Incluso cuando sepas todos los secretos (te los contaremos
dentro de un minuto), nunca podrás estar completamente seguro de si lo que
estás viendo es una bruja o una simpática señora. Si un tigre pudiera hacerse
pasar por un perrazo con una alegre cola, probablemente te acercarías a él y le
darías palmaditas en la cabeza. Y ése sería tu fin. Lo mismo sucede con las
brujas. Todas parecen señoras simpáticas.
Haz el favor de examinar el dibujo que
hay bajo estas líneas. ¿Cuál es la bruja?
Es una pregunta difícil, pero todos los
niños deben intentar contestarla. Aunque tú no lo sepas, puede que en la casa
de al lado viva una bruja ahora mismo. O quizá fuera una bruja la mujer de los
ojos brillantes que se sentó enfrente de ti en el autobús esta mañana. Pudiera
ser una bruja la señora de la sonrisa luminosa. No quiero decir, naturalmente,
ni por un segundo, que tu profesora sea realmente una bruja. Lo único que digo
es que podría serlo. Es muy improbable. Pero —y aquí viene el gran «pero»— no
es imposible. Oh, si al menos hubiese una manera de saber con seguridad si una
mujer es una bruja o no lo es, entonces podríamos juntarlas a todas y hacerlas
picadillo. Por desgracia, no hay ninguna manera de saberlo. Pero sí hay ciertos
indicios en los que puedes fijarte, pequeñas manías que todas las brujas tienen
en común, y si las conoces, si las recuerdas siempre, puede que a lo mejor
consigas librarte de que te eliminen antes de que crezcas mucho más.
Yo mismo tuve dos encuentros distintos
con brujas antes de cumplir los ocho años. Del primero escapé sin daño, pero en
la segunda ocasión no tuve tanta suerte. Me sucedieron cosas que seguramente te
harán gritar cuando las leas. No puedo remediarlo. Hay que contar la verdad. El
hecho de que aún esté aquí y pueda contártelo (por muy raro que sea mi aspecto)
se debe enteramente a mi maravillosa abuela. Mi abuela era noruega. Los
noruegos lo saben todo sobre las brujas, porque Noruega, con sus oscuros
bosques y sus heladas montañas, es el país de donde vinieron las primeras
brujas.
—Cariño mío —dijo—, no durarás
mucho en este mundo si no sabes reconocer a una bruja cuando la veas.
—Pero tú me has dicho que las brujas parecen mujeres corrientes, abuela. Así
que, ¿cómo puedo reconocerlas? —Debes escucharme —dijo mi abuela—. Debes
recordar todo lo que te diga. Luego, solamente puedes hacer la señal de la cruz
sobre tu corazón, rezar y confiar en la suerte.
ACTIVIDADES
1. ¿Por qué crees que
las brujas odian tanto a los niños?
2. ¿Tienes alguna
sospecha de que alguien de tu entorno sea una bruja? ¿Podrías argumentarlo?
3. ¿Cómo te imaginas
que es una bruja? ¿en qué historia la harías protagonista?
4. Escribe un cuento o poema y envíalo por mail (en fichero Word) y
acompañado de un dibujo (en fichero JPG) junto con tu nombre, apellidos, teléfono,
curso y colegio a:
Podrá ser publicado en nuestro blog.