viernes, 27 de abril de 2012

Leo Leo que me animo a leer: La playa de las mujeres

Artículo visto en:
Suplemento de Educación Infantil "La Tiza" 25-04-2012
Diario Información de Alicante


La playa de las mujeres


Ya antes de que Lilith emergiera del todo, Raúl pudo contemplar su sonrisa desplegada. El chico todavía recordaba la primera vez que se puso de pie sobre una ola. Lo inundó el mismo sentimiento de libertad que acababa de disfrutar Lil. Fue como si todo su alrededor se difuminara y el mundo se redujera a ese instante finito de gozo en el que se deslizaba sobre la ola.
–¡Sí! –gritó la chica cuando su garganta al fin se nutrió de aire para hacerlo– ¿Lo has visto?
Raúl había remado hasta la tabla de Lil y la sujetaba a la espera de que la chica subiera. Hacía varios días que Lil cogía olas tumbada sobre la tabla, sin embargo, era la primera vez que se sostenía más de unos segundos sobre ella. Se había caído en el último momento.
–¡Muy bien! Te vas a convertir en una profesional.
-¡Qué pena! Perdí el equilibrio al final, hasta yo misma me sorprendí de que me fuera tan bien.
–¿Cómo te has sentido? ¿A que no se parece a nada que hayas sentido antes?
–Es fantástico. No me extraña que te encante. ¡Qué lujo!
A Raúl se le contagió la sonrisa de la muchacha. Era la primera vez que la veía completamente radiante desde que la conocía, como si ahora sí se hubiera olvidado de lo que ocultaba. Cargaba siempre con ese peso sobre sus hombros, pendiente en todo momento de no hablar más ni de sincerarse del todo.
–Vamos –le ordenó remando mar adentro.
Corrían las siete de la tarde y llevaban una hora dentro del agua, los dos ataviados con trajes de neopreno, el de Raúl viejo y el de Lil impecable, acabado de estrenar. No era un buen día para los surfistas veteranos, las olas eran menudas y la playa prácticamente quedaba para los muchachos. El mar resultaba ideal para ponerse sobre la tabla por primera vez.
Remaron más allá de la zona en la que se cogían las olas y luego Raúl se sentó a horcajadas sobre su tabla, de espaldas a la orilla.
–¿Nos tomamos un descanso? –le preguntó la muchacha, ansiosa por cabalgar de nuevo otra ola.
–Sí, lo que está llegando ya ni merece la pena ­–le explicó el chico. Estaba bajando la marea. Pronto, Playa del Hombre sería una piscina infinita, calma y vacía–. Me gusta la tranquilidad que se respira aquí cuando no hay nadie –confesó.
A Lía, Raúl le parecía cada vez más interesante. Era como si dentro de aquel muchacho de tez blanca y un poco regordete estuviera encerrado un hombre viejo y sabio, que a veces se escapaba por su boca con frases como esa.
–Tienes razón, se respira mucha tranquilidad. Es como si nada malo te pudiera pasar.
–¿Temes que algo te pase? –Raúl no iba a dejar escapar ninguna oportunidad para saber algo más sobre el secreto de Lil.
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Tomado del libro:
La playa de las mujeres

Autor: Daniel Bautista
Editorial: Algar
Actividades:
  1. Raúl acaba de conocer a Lil y pronto se ha hecho amiga de ella, pero hay cosas que no le cuadran y piensa que oculta algo. ¿Qué secreto puede esconder Lilith?
  2.  Continúa la historia.
  3. ¿Qué te transmite el mar? Escribe un cuento o poema, ambientado en un lugar marítimo, y envíalo acompañado de un dibujo a grupoleoalicante@gmail.com
grupoleo@terra.es

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