miércoles, 15 de octubre de 2025

Comenzamos a publicar los cuentos que nos hacéis llegar. Esta semana vienen del colegio Nazaret de Alicante. Son alumnado de 5º de E. Primaria y están deseando que os gusten y os animéis a participar en esta actividad.

La princesa y la sirena

Érase una vez una princesa que se encontraba tomando el sol en una playa junto a su castillo. De pronto una ola enorme se acercó a toda velocidad y en ella apareció una preciosa sirena. Hablaron, se conocieron y se hicieron muy amigas.

Un día la princesa invitó a la sirena a su castillo. Allí la monja que cuida del castillo les advirtió que en los jardines había entrado un dragón que estaba escupiendo fuego. Rápidamente llamaron a los bomberos antes de que el castillo se quemase entero. Ellas les ayudaron, la princesa con su valentía y la sirena con su poder acuático. Consiguieron apagar el fuego y además convirtieron al dragón en… !una rana!

Más tarde, la policía vino a por la rana, que hace no mucho era un dragón. La princesa y la sirena le vieron llorar y le preguntaron por qué intentó quemar el castillo. A lo que la rana les respondió que era porque tenía hambre y cada vez que intentaba pedir comida le salía una llama de la boca sin querer y les pidió perdón de corazón.

Una vez que la rana ya no era peligrosa, se hizo amiga de la princesa y la sirena y las tres fueron felices viviendo en aquel fantástico castillo.

Rocío del Castillo y Yoselín Leal

 

El hada Luna

Érase una vez, un hada llamada Luna que se encontró un diente en el suelo de la cocina mientras estaba haciendo su receta favorita. Lo cogió y lo metió en un vaso con agua para que se limpiase durante la noche.

Al día siguiente, Luna se encontró el vaso en el suelo y el agua derramada. El diente no estaba, todo era muy extraño. De pronto, una mariposa sobrevoló la cocina y se postró sobre el hombro del hada Luna. Ella entendió que aquel diente se había convertido en una preciosa mariposa como si de una oruga se tratara.

Durante meses Luna cuidó a su mariposa, se hicieron inseparables e incluso tuvo un bebé mariposa que se unió a aquella maravillosa y peculiar familia. Un buen día, Luna cocinó de nuevo su receta favorita y al caerse un trozo de cebolla al suelo descubrió que el diente perdido había caído bajo el fregadero y que por tanto la mariposa no había nacido de esa mágica manera.

No cambió nada, aquella familia siguió feliz y la casualidad y el amor triunfaron en esta historia.

Djamila, Lamis y Susi

 

La princesa dormilona


Érase una vez, una princesa se encontraba en su castillo haciéndose la cena. De pronto, le sonó el teléfono y fue corriendo a su habitación a cogerlo. Era su prima, la princesa del norte y como se llevan tan bien, se entretuvieron durante más de una hora hablando de sus asuntos de palacio.

Al volver a la cocina un terrible olor a quemado y una humareda inmensa saliendo por la puerta le sorprendió y sin pensarlo dos veces llamó a los bomberos. Se puso muy nerviosa y justo antes de entrar a la cocina, de lo asustada que estaba, se desmayó.

Los bomberos llegaron, vieron a la princesa y rápidamente la llevaron al hospital. Sacaron mangueras, cubos de agua, sus mejores uniformes y dispuestos a enfrentarse a un incendio enorme.

La sorpresa llegó cuando en la cocina no había ningún incendio, solo una hamburguesa de pollo chamuscada y un fuego encendido.

Adoración Fernández y Carmen Ruano

 

La monja de la cabaña

Érase una vez una monja que vivía en una cabaña en la montaña alejada de la gran ciudad. Le gustaba la tranquilidad y rezar a solas en su casa.

La gente hablaba historias sobre esa cabaña y sobre la monja que vivía dentro, hablaban de embrujos y asuntos oscuros. Todo mentiras y habladurías de la gente.

Un día, un grupo de jóvenes decidieron ir a la cabaña a comprobar si todo lo que decía la gente era verdad. Y allí que fueron. Mientras la monja dormía los jóvenes entraron y rebuscaron por todos los lados en busca de objetos de brujería. La monja, mientras tanto, se levantó asustada por el ruido y se asomó por el lado de la puerta a ver qué estaba ocurriendo. Se asustó e intentó llamar a la policía, pero no había cobertura. Así que se arrodilló y comenzó a rezar como última opción.

Al cabo de media hora, los jóvenes entraron en la habitación de la anciana y se sorprendieron al ver a aquella monja atemorizada rezar. Los chicos se quedaron pasmados y se dieron cuenta al instante de que se estaban equivocando y que en esa casa lo único malo que había era la cobertura.

Los jóvenes se disculparon con la monja, que supo perdonar y se encargaron de acabar con los falsos rumores sobre aquella cabaña y aquella buena mujer.

Juan MIguel y Adam

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, y colegio. Será publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información.

 

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