Se acerca Halloween y los alumnos de 3°ESO D del IES Gran Vía han sacado su lado más inquietante y misterioso en estos microrrelatos. No todo lo que nos da miedo es una historia de terror…o sí.
Aquel
día escapaba de aquella horrible casa en la que solo había gritos. Nadie me
quería. Me daban de comer una vez al día. Todo era control. No había amor.
Justo cuando estaba corriendo por aquel campo, empecé a escuchar las sirenas de
los coches y a la policía gritar: “¡Lo encontramos!”
Nekal
Hurtado
EL CHARCO
Hacía
una brisa agradable, el sol no molestaba. Paseaba tranquilamente por un parque
hasta que vi un charco de sangre salir de detrás de un árbol. Asustada, corrí
hasta mi casa, pero mi madre no estaba. Sonó el timbre. “Ábreme, cielo”.
Reconocí la voz de mi madre y abrí. Cargada con las bolsas de la compra, mi
madre me sonreía con el cuerpo ensangrentado. De repente, desperté y suspiré al
ver que todo era un sueño. Lo que no esperaba era volver a ver ese charco de
sangre bajo la puerta de mi cuarto.
Alegría
Santiago
Me
desperté agobiada, sudando, con picores. Empecé a rascarme por todo el cuerpo
hasta que mi piel se desgarraba, caían pedacitos al suelo. Fui al baño. Mi cara
se empezaba a desmoronar. Veía mis huesos. Volví desesperada a mi habitación. Miré
el reloj. Marcaba las 2.34 a.m. del 24 de septiembre. Encima del reloj vi un
rostro, una especie de gato, también sin piel. Se abalanzó. Volví a mirar el
reloj. 23.15 del 23 de septiembre. Escuché un maullido junto a la cama. Ahí
estaba mi gato, sonriéndome sombríamente…
Alicia
González
AIRES FUTUROS
Clara
escribía en su libreta mientras el profesor de Mates explicaba. Escribía muy
rápido. Estaban a punto de suceder demasiadas cosas a la vez. El
ventilador giraba cada vez más fuerte,
más rápido. Terminó de escribir las últimas palabras: “El ventilador cae
bruscamente. Gritos. Sangre.”
Paula
Acebes
SALTO MIOCLÓNICO
Todo
ocurría muy deprisa. Recordaba una y otra vez ese momento. No me podía mover,
pero tenía que hacerlo, tenía que ganar esa medalla. Justo cuando estaba
dispuesta a saltar, caí, caí y caí…hasta mi cama.
Paula
Acebes
CLEMENTE
Clemente
era un perro demente, raramente se mostraba inteligente. Estaba tumbado
tranquilamente, escuchó un estruendo y
se levantó rápidamente. Era un trueno, claramente. Pobre Clemente, en realidad
era un perro ausente que solo residía en su mente.
Manuel
Arlandis
(Ilustración:
Pablo Caballero)
ACTIVIDAD
Escribe
un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:
No
olvides poner tu nombre y apellidos, curso y colegio. Será publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico
Información.

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