miércoles, 8 de octubre de 2025

Finalistas de la cuarta categoría

Seguimos publicando los cuentos y poemas de los finalistas de nuestro XXVII Concurso Literario. Esta semana le toca a la Cuarta Categoría (5º y 6º de Educación Primaria). Si queréis leer vuestros cuentos o poemas aquí en La Tiza o en nuestro blog, ya sabéis que nos los tenéis que enviar a nuestro correo, que está al final de la publicación.

 ME LLAMO EMMA

-¿Dónde estoy? – se preguntó a sí misma la niña con temor.

Habían pasado muchas cosas, y en muy poco tiempo. Hacía instantes se encontraba en una camilla, y sus últimos recuerdos eran muy borrosos.

Una misteriosa figura encapuchada que estaba allí se giró hacia ella y la miró durante un tiempo sin decir nada. Ella, aún confundida, observó que estaba en un lugar lleno de nubes blancas y, para su sorpresa, ¡podía caminar encima de ellas!

Después de investigar sobre aquel insólito lugar, se sentó junto a la figura de antes, que hacía rato se encontraba junto a ella, y sin contenerse, empezó a llorar.

No sabía por qué lloraba, tal vez de dolor, tal vez por aquel lugar que era tan hermoso y a la vez melancólico.

Al ver aquella escena tan funesta, la figura tuvo compasión y le tendió la mano. La niña entre sollozos, sin decir una palabra, se la dio.

Comenzaron a andar, y a pesar de que la niña no sabía dónde iban, tampoco se atrevió a preguntar.


Al cabo de un tiempo pararon frente a lo que parecía un balón gigante.

Lo que ella no sabía es que por aquel objeto se podía ver un planeta, la Tierra, y observar todos los sitios que quisiera. Miró fijamente al ser, como si de su mirada pudiese obtener respuesta a todas sus preguntas. En aquel instante, y en completo silencio, el ser le devolvió la mirada con la intención de enseñarle algo en aquel círculo.

Aquella imagen la dejó muda y con los ojos llenos de lágrimas. Era la casa de su madre, que lloraba en lo que parecía una escultura. Cuando acercó la mirada, vio que en realidad se trataba de una tumba, y en ese instante lo entendió todo. Sin pronunciar ni una palabra se cayó de rodillas en estado de shock, no podía creer lo que acababa de ver.

El ser le puso una mano en el hombro, ella levantó la vista y vio que intentaba indicarle algo con las manos, y comprendió que lo que quería ofrecer la criatura era indicarle algo con las manos. Comprendió que lo que quería ofrecerle la criatura era poder ver a su familia por aquel extraño objeto. Sin pensárselo, asintió y segundos después estaba mirando su casa, sus amigas, su familia y muchas cosas que le resultaban importantes de ver.

Tras un rato maravilloso, la figura le volvió a tender la mano, pero esta vez en señal de marcha, a lo que respondió balbuceando:

-No…, no quiero irme.

El encapuchado se llevó los dedos a la barbilla con gesto pensativo y le hizo una señal de que la esperase. La pequeña, entristecida, se cuestionó de qué podría tratarse lo que tramaba. Hasta ahora había sido amable y respetuoso con ella.

Introdujo sus manos a través de la esfera y sacó una hoja de papel y lápices de colores.

La niña entendió al instante lo que le proponía el individuo. Cogió alegremente los materiales y se puso a dibujar.

Cuando terminó, le enseñó orgullosa su obra a la figura encapuchada y esta le levantó los pulgares en signo de aprobación. Después de unos minutos, confusa, le preguntó:

-Pero, ¿cómo se lo daremos?

El ser cogió el dibujo, miró dentro del círculo unos instantes, tomó a la niña y, sin decir más, se adentraron en aquella bola mágica. La pequeña, pillada por sorpresa, abrió los ojos y ya no se encontraba en las esponjosas nubes, sino en un lugar que le pareció familiar, muy familiar. Claro, era su habitación, ¡no daba crédito a lo que acababa de suceder!, y menos dónde estaban.

Por unos instantes sintió sorpresa, pero eso se transformó rápidamente en completa euforia y empezó a saltar y gritar de gratitud como una loca. Cuando vio a su perrita entrar se tapó la boca rápidamente y se giró hacia el encapuchado, pero él solo le respondió con una mirada tranquila, como si nada de eso hubiese pasado. Entonces la niña, a la que le empezaban a brotar lágrimas en sus ojos, intentó acariciar a su perrita a la que hacía tiempo que no veía. Pero no lo consiguió, lo único que hizo fue atravesarla. La pequeña miró sus manos patidifusa y comprendió con un enorme dolor que era un fantasma y que nadie podía verla y que tampoco podía tocar nada.

Muy decepcionada por su reciente descubrimiento, vio como el ser que la estaba observando apuntó con su dedo un objeto que yacía en su cama, era su peluche favorito. Al principio no entendía a lo que se refería, pero después comprendió que su idea era dejar el dibujo dentro del bolsito que tenía el peluche. La niña, estando de acuerdo, asintió y lo metió dentro.

Después de un rato volvieron al lugar con nubes, pero cuando se disponían a entrar en la bola una persona entró en su habitación. No hacía falta mirarla más y comprender que era su madre y que por su aspecto había estado llorando mucho. La pequeña al verla se conmovió, la madre fue directa a su peluche, aquel que su hija amaba tanto, y lo abrazó susurrando:

-Ojalá estuvieras aquí.

La niña, triste la abrazó aun sabiendo que no la podía ver ni sentir, pero de repente la madre se fijó que había algo dentro del peluche. Lo sacó y se quedó sin palabras. Con una hermosa sonrisa en la cara volvió a llorar, pero esta vez de emoción. En ese momento una voz llamó a la niña:

-¿Nos vamos? – le dijo el ser.

La pequeña sorprendida se giró y vio a la figura encapuchada mirando su reloj, y le dijo dulcemente:

-¿Estás lista?

La niña se quedó mirando a su madre feliz, que abrazaba el peluche.

-Sí, respondió, esta vez con voz firme.

Cuando se fueron de la habitación y se encontraron de nuevo en aquel lugar con nubes, el ser le dijo mirando el infinito:

-Hay veces que te aferras al pasado, pero eso te puede hacer daño. Lo mejor es dejarlo ir y comenzar de nuevo.

La niña sin entender sus palabras le hizo la pregunta que llevaba en su cabeza todo este tiempo:

-¿Cómo te llamas?

El ser la cogió de la mano y le dijo:

-Creo que eso ya lo sabes.

A lo que la pequeña respondió:

-Por cierto, me llamo Emma.

Emma Sofía Laffitte, 6º Cº CEU Jesús María, Alicante

 

 

EL SUSURRO DE LA TIERRA


La Tierra a la Luna le susurró,

y al Sol la información le llegó,

y él tanto se sorprendió

que a la gente deslumbró.

 

El Sol por un minuto mudito se quedó

y todo el mundo se preguntó

cuál fue el secreto que la Luna le contó,

y que al Sol tanto impactó.

 

El astro rojo se quedó

de la vergüenza que le dio,

y todo el planeta gritó,

¡qué es lo que contó!

 

Él a la Tierra le guiñó,

y la Tierra mirándole parpadeó,

y ella por siempre continuó

rodeando a su eterno amor.

 

Thais Martínez Villareal, 6º CEIP Reyes Católicos, San Vicente del Raspeig

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, y colegio. Será publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información.


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