Reseña:
«¿Cómo se puede escribir una novela de aventuras trepidante que nos descubra
tanto sobre Inteligencia Artificial y nos permita, además, pensar sobre los
aspectos más profundos de la existencia? Marta R. Costa-Jussà y M. J. Bausá lo
han conseguido».
Care Santos, escritora
Las autoras:
M. J. Bausá (1971) nació en Barcelona, es diplomada en enfermería geriátrica y, durante años, ha combinado el ejercicio de esta profesión con su otra gran vocación, la literatura.
Ha trabajado como lectora
editorial, redactora y correctora de estilo en diferentes sellos, además de
codirigir la Escuela de Escritura Creativa de Félix J. Palma, su pareja, con
quien escribió a cuatro manos la novela: El amor no es nada del otro
mundo (Plaza y Janés), una historia de amor y universos cuánticos.
Marta R. Costa-Jussà es investigadora científica del departamento de Facebook Artificial Intelligence Research (FAIR) de Meta AI. Doctora por la Universidad Politècnica de Catalunya.
Su investigación se centra en
traducción del habla y texto multilingües. Recientemente, ha sido parte del
proyecto No-Language-Left-Behind (NLLB), que ofrece traducción entre 200
lenguas. Ha publicado más de 100 artículos científicos en conferencias y
revistas internacionales.
El ilustrador:
Alberto Valero (1990) Historietista e Ilustrador madrileño formado en artes gráficas que debutó profesionalmente dibujando cuentos ilustrados como El hada de los grifos (Ledoria, 2019), antes de firmar su primer trabajo como autor completo: El Cid (B, 2020), adaptación al cómic de la novela homónima de José Luis Corral. En 2023 ilustró el libro El sueño de Mia para editorial Destino.
Una
alucinante aventura en el interior de la inteligencia artificial
2
Exya
Con el corazón encogido, Jan contempló
los altos muros que se erigían frente a sus ojos con una intensa mezcla de
emociones:
ILUSIÓN
expectacIón,
MIEDO
y, también, mucho cansancio. En las
últimas horas había recorrido varios miles de kilómetros. Desde el día
anterior, su madre y él habían cogido un avión, un tren, y, por último, un taxi
para llegar a las remotas instalaciones de Exya. Pero, para Jan, aquel viaje
suponía mucho más que un simple desplazamiento. En realidad, se sentía a años
luz de su habitación, como si hubiera viajado al futuro, o, incluso a otro
mundo paralelo.
- ¿Qué pone ahí? - preguntó su madre,
señalando un gran cartel.
- Al Research Center - leyó Jan en
voz alta- . Centro de Investigación de IA, -tradujo-. O lo que es lo
mismo, de Inteligencia artificial. En inglés, las siglas van al revés, por
Artificial Intelligence.
Su madre lo miró deslumbrada, como si el
chico acabara de resolver todos los enigmas del universo.
- Las clases de inglés han sido una buena
inversión - resolvió, satisfecha.
Jan rio con cariño. A su madre le parecía prodigiosa cualquier cosa que él hiciera, pero en una cosa tenía razón... Las clases de inglés habían sido una gran idea. Aquel era el idioma en el que se iba a impartir el curso, y el que usarían los alumnos para comunicarse entre sí, ya que provenían de diferentes partes del mundo. Por eso, durante las últimas semanas, desde que recibió la noticia de su ingreso en Exya, Jan había estado estudiándolo de forma compulsiva
- Mamá, por cierto -se giró hacia ella-,
no te lo he dicho... pero gracias por pagarme las clases particulares. Sé que
ha sido un sacrificio enorme con tu sueldo.
- ¡Ay, qué tonto! - Su madre zanjó el
asunto Lanzándole un beso.
Jan volvió a contemplar otra vez el muro,
como si fuera el primero que veía en su vida. Temía que su madre le montara una
de las emotivas escenas a las que era tan aficionada, con besos, abrazos, lágrimas
y todo lo demás. Aunque, en el fondo, una parte de él deseaba lanzarse a sus
brazos y pedirle que lo llevara de vuelta a casa. Se sentía como el primer día
que fue a clases de natación, con siete años, y se desmayó antes de meter un
pie en el agua, mareado por el olor a cloro.
Respiró hondo e intentó sobreponerse. No
quería preocupar a su madre. Aquel curso le hacía casi tanta ilusión como a él.
Al fin y al cabo, ella era quien le había
inculcado su pasión por las matemáticas.
- Un algoritmo no es más que una
lista de instrucciones - le solía decir al pequeño Jan, mientras batía unos
huevos con energía y el horno se calentaba a la temperatura exacta en la
pequeña y acogedora cocina-. Igual que una receta. Tienes los ingredientes,
tienes una secuencia de pasos que seguir y tienes un resultado final… ¿Sabes
cuál es?
- ¡Un delicioso bizcocho!
- Exacto. ¿No son maravillosas las
matemáticas?
Y allí estaban ahora los dos, en la
entrada de Exya, embargados por la emoción, y sin saber muy bien qué hacer. No
se veía ningún timbre, ni ningún interfono ni ninguna caseta de información. Solo
una especie de atril, como los que usan algunos conferenciantes, pero vacío.
De pronto, alguien pareció asomarse detrás de aquel atril, como por arte de magia. Aunque, la verdad, es que no era exactamente “alguien”.
- Bienvenidos a Exya, el lugar donde todo
es posible!,- dijo un holograma en tres dimensiones que representaba a un joven
de aspecto agradable, vestido con un traje futurista que llevaba el logotipo
del laboratorio.
- Oh, muchas gracias - respondió la madre
de Jan-. Qué calor hace, ¿verdad?- Le pirraba hablar con desconocidos, y no iba
a amilanarse solo porque el otro fuera un holograma.
- Hace mucha humedad y por ello la
sensación térmica es mayor. Pero, en realidad, disfrutamos de unos moderados.
28ºC - contestó el azafato sin perder la sonrisa.
Jan y su madre recapacitaron educadamente
acerca de esa información.
“Creo que es un sistema de chat que
usa inteligencia artificial”, pensó el chico, maravillado. “Seguramente
utiliza una de las últimas técnicas. basadas en modelos de lenguaje de gran
tamaño del tipo GPT-3”, continuó reflexionando. “Los chatbots típicos
que atienden a los clientes en los comercios electrónicos solo responden a
preguntas para las que han sido programados. Pero ¡este azafato virtual ha
contestado a un comentario random sobre el clima! Y lo ha hecho con un
lenguaje muy natural, y de forma coherente. Eso quiere decir que es capaz de
procesar el lenguaje humano, aprender de otras conversaciones y ofrecer
respuestas personalizadas”.
- Te expresas muy bien- no pudo evitar decirle en voz alta al holograma.
- ¡Muchas gracias, Jan Sendra! -contestó este-.
He sido entrenado con grandes cantidades de texto. Soy capaz de entender
preguntas hechas en una enorme variedad de formas. Puedo mantener una
conversación contigo, pero también puedo escribirte una redacción sobre la cría
de los gusanos de seda, contarte un chiste o crear un poema de amor para la
persona que te guste.
-¿Y cómo es que sabes mi nombre? - le
preguntó el muchacho, ya en el colmo de la fascinación. (…)
- ¿Usáis técnicas de reconocimiento
biométrico? -insistió Jan, fijándose en una cámara disimulada en el atril.
- ¿Eso no está prohibido en algunos
lugares?
Ante aquella última pregunta de la madre,
el holograma parpadeó un par de veces
Extraído de: El sueño de Mia
Autoras: Marta R. Costa-Jussà y M.ª José Bausá
Ilustrador: Alberto Valero
Editorial: PLANETA DESTINO Infantil & Juvenil
Actividades
1. Busca información en internet
sobre la IA (inteligencia artificial), el ChatGPT y Google bard.
2. Para la
reflexión. ¿Qué te sugiere
el título de la novela, El sueño de Mia?
3. Escribe un cuento o poema con un
dibujo y envíalo por email a:
►No olvides poner tu nombre y apellidos, curso y
colegio. Podría ser publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del
periódico INFORMACIÓN.
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