Esta semana el alumnado de 4º de Primaria del Colegio Azorín de Alicante se han puesto nostálgicos y nos dedican sus trabajos:
Había una vez una casita en el bosque donde vivía una abuelita.
Un día la abuelita salió a buscar castañas para hacerlas en el
fuego. Iba de camino al riachuelo cuando escuchó un ruido extraño detrás de los
arbustos. Se acercó para ver qué era y era un zorro pequeñito que parecía
hambriento. De repente empezó a llorar así que decidió llevárselo a su casa.
Como ese día hacía mucho frío encendió la chimenea y puso al lado
del animal una manta para que estuviese calentito. También le preparó un poco
de carne para comer y cuando el zorrito estuvo cobijado y saciado se durmió
tranquilamente.
Así pasaron los días. La abuelita disfrutaba de la compañía del
animal y el zorrito se sentía querido y cuidado. Pero una tarde de lluvia
escucharon un ruido en la puerta, como si alguien estuviera rascándola. La
abuelita fue a abrir y se encontró con un zorro grande. Se asustó mucho pero
vio que no quería hacerle daño, parecía que estaba buscando algo. En cuanto el
zorrito lo vio fue corriendo hacia él y la abuelita en seguida se dio cuenta de
que era su madre, así que abrió la puerta y le dejó marchar.
Antes de irse, el zorrito se despidió de ella a su manera: se
restregó con cariño por sus piernas y le dio varios lametazos. La abuelita se
sintió feliz porque madre e hijo volvían a estar juntos.
Texto e ilustración: Julen
Mora-Granados Ramón
LOS GNOMOS ZAMPONES
Había una vez un gnomo llamado Pepín al que le gustaban mucho los
frutos otoñales del bosque. Una vez fue a recolectar frutos con su hermano Pepe
y cuando llegaron a su valle favorito... ¡No había frutos! Se pusieron muy
tristes y regresaron a su casa.
Al llegar, su madre Pepa les preguntó qué pasaba.
- Nada – dijeron.
Al día siguiente, en la puerta de su casa encontraron una nota que
decía:
Si vosotros frutos queréis
al bosque encantado ir debéis.
Y muy decididos emprendieron el camino. Al llegar encontraron a
una abuelita llorando y cuando les vio les dijo:
- ¡Fuera, zampones!
Los gnomos se quedaron pensando y...
- Ya sé qué pasa – dijo Pepín. - Hemos sido tan zampones que hemos
acabado con todos los frutos del valle.
- ¡Y no hay más! - dijo Pepe.
- ¿Y si...? ¿Y si plantamos árboles y arbustos que vuelvan a dar
ricos frutos? - dijo el hermano.
Así lo hicieron. Plantaron castaños, encinas, groselleros,
frambuesos... Y aunque tuvieron que esperar un tiempo para que crecieran,
pronto el valle se volvió a llenar de preciosos árboles y ricos frutos y
aprendieron a no ser tan comilones y respetar la naturaleza.
Texto: Víctor Gozálvez
García
Ilustración: Bárbara
Arellano Puche
LA ABUELITA Y LOS DOS CONEJOS
Érase una vez un bonito pueblecito en las faldas de una montaña.
Una de sus vecinas más queridas era la abuelita Tita, que siempre estaba
contenta. Cocinaba tan bien, que cuando horneaba sus pasteles todo el pueblo
olía de maravilla.
Un día decidió hacer una fiesta de otoño e invitó a todos sus
vecinos. Se fue al bosque a coger hojas secas y palos para hacer el cartel de
la fiesta. Después de diez minutos colocando todo lo que había traído le quedó
un precioso cartel de bienvenida y se animó. Pensó hacer un bizcocho de plátano
y se fue a la cocina. Pero mientras cocinaba, dos conejos traviesos se llevaron
todos los adornos.
Cuando la abuelita terminó su bizcocho y salió de la cocina se dio
cuenta de la desaparición y enseguida sospechó de las criaturas del bosque. Fue
a mirar por los alrededores y pronto encontró a los dos conejos con sus
adornos. Entonces, sin dudarlo, les preguntó si querían ir a su fiesta. Ellos
se pusieron muy contentos, fueron y llevaron castañas para todos.
Se lo pasaron genial en la fiesta de otoño y disfrutaron de su
porción de bizcocho de plátano.
Texto e ilustración:
Noelia Muñoz Saura
ACTIVIDAD
Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:
No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, colegio. Podría
ser publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico
Información.