Reseña:
Hace cien años nació un niño en Orihuela al que
llamaron Miguel. Su infancia, junto a su familia y amigos, era normal y
corriente, como la de cualquiera de sus amigos. Pero pronto Miguel comenzó a
destacar por su gran curiosidad hacia las cosas que le rodeaban, y en la
naturaleza encontró el libro más divertido y fascinante que podía imaginar.
En las páginas de este libro conocerás a Miguel
Hernández, un niño aún, un poeta cabrero que contagia a pequeños y grandes con
su risa ancha y prodigiosa. Todavía tiene por delante un futuro lleno de dudas
y oscuridad, pero nada podrá evitar que los versos de Miguel se llenen de luz.
El autor:
José Luis
Ferris
(Alicante, 1960) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de
Salamanca y Doctor en Literatura Española por la Universidad de Alicante. Ha
recibido numerosos premios literarios y se da a conocer en el mundo literario
tras varias publicaciones de poemas: Piélago (Madrid, Hiperión, 1985), Cetro
de cal (Madrid, Rialp, 1985) y Niebla firme (Madrid, Hiperión,
1989). Como prosista es autor de los relatos infantiles La isla de
Tododelrevés (Anaya Infantil, 2007), Las palabras del agua (Sopa de
Libros, Anaya, 2008) y Gacela de amor y nieve (ECU, Alicante, 2008).
Tiene editados cerca de un millar de artículos de creación y crítica literaria
en diversos diarios y revistas nacionales. Ha realizado la edición crítica de
la Antología de la poesía de Federico García Lorca (Alicante, Aguaclara,
1991) y de la Antología poética de Miguel Hernández (Madrid,
Espasa-Calpe, 2000), además de publicar trabajos especializados sobre Gabriel
Miró, Azorín, Juan Gil-Albert y la revista de posguerra Verbo. Ha publicado
varias novelas: Bajarás al reino de la tierra (Barcelona, Planeta, 1999)
y El amor y la nada (Barcelona, Planeta). Es autor, asimismo, de la
biografía del deportista José Hernández La vida entre los puños (Diputación
de Alicante, 2002) y del ensayo biográfico Miguel Hernández. Pasiones,
cárcel y muerte de un poeta (Madrid, Temas de Hoy, 2002). En 2004 publica Maruja
Mallo. La gran transgresora del 27 (Madrid, Temas de Hoy) y en 2007, Carmen
Conde. Vida, pasión y verso de una escritora olvidada (Madrid, Temas de
Hoy).
El ilustrador:
Max Hierro nació en Salamanca en 1975.
Estudió Diseño Gráfico en la Escuela de Arte de Salamanca. Posteriormente,
atraído por la técnica del grabado, completó su formación en Oviedo. Ha
trabajado en numerosas publicaciones periódicas, e ilustrado cómic, libros
infantiles... Ha ilustrado muchos libros infantiles: Veinte mil leguas de
viaje submarino, Alejandro Magno, Klaus Nowak, limpiador de
alcantarillas, Cuentos de Poe, etc.
MIGUEL HERNÁNDEZ, PASTOR DE SUEÑOS
Los poetas no son
tristes. Nunca lo fueron. Tampoco lo son las mariposas que llenan el aire de
colores. ¿Acaso son tristes las nubes que cruzan el cielo con sus formas de
algodón? Si lo piensas bien, ni los poetas, que viven decenas de años, ni las
mariposas, cuya vida se reduce a un solo día, ni las nubes que pasan y mueren
en apenas unos minutos, tienen nada de triste. Nadie lo es. Basta con
conocerlos un poco, con acercarnos a ellos, para descubrir la sonrisa que
esconden, la alegría que se oculta detrás de la nostalgia o de la soledad.
Hace algunos años
me hablaron de un poeta muy triste que murió joven y enfermo dentro de una
prisión. Enseguida pensé en sus versos y los imaginé oscuros y llenos de
palabras desventuradas y mustias. Sin embargo, cuando mi maestro de entonces
nos leyó algunos de sus poemas en mitad de una mañana brillante de sol, sentí
que el corazón se me llenaba repentinamente de mariposas.
El poeta del que os
hablo se llamaba Miguel Hernández y era de Orihuela, un pueblo ancho y soleado
que se encuentra al sur de Alicante, muy cerca de Murcia, y a pocos kilómetros
del mar. Apenas tenía tres años y el pequeño poeta ya destacaba por su gran
curiosidad. Era como un detective de la vida y de la naturaleza. Le gustaba
observarlo todo y encontrar explicación a las cosas y a los acontecimientos que
surgían a su alrededor. No se perdía detalle de cuanto veía y de cuanto
escuchaba:
–¿Qué es aquello
que brilla entre las hojas, padre?
–¡La Luna, qué otra
cosa iba a ser!
–¿Y esa voz que se
escucha más allá de los árboles, madre?
–El viento que
silva entre las ramas.
–¿Y esa risa que
carcajea y carcajea bajo los arcos del puente?
–El río, Miguel, el
río que corre raudo hacia el mar…
–¿Qué es aquello
que vuela…?
–¡Demonio de niño!
– interrumpía el padre -. ¿Es que no te cansas de preguntar y preguntar?
Pero Miguel no se
cansaba nunca.
(…) El misterio de la vida era para él como un
juego inocente, y cuando vio nacer a Lucera, su cabra favorita, de la barriga
tersa y redonda de su madre, saltó de alegría y la convirtió en su mascota para
siempre. Sin embargo, de quien más cosas sabía Miguel era de la luna. La
observaba desde la ventana de su cuarto las noches limpias y claras. La veía
rutilante en medio del cielo, plena como un balón de luz, enfriando el monte,
llenando de plata los campos y las cosechas, alumbrando los caminos, meciéndose
en el mar.
–Si sabes tantas
cosas de la luna – decía Carlitos Fenoll, un amigo de Miguel -, si tanto sabes
de ella, de mayor serás ingeniero de lunas, por lo menos, o perito en astros, o
algo así…
–No te canses –
respondía el pequeño -, seré poeta y nada más.
(…) Tan solo era un niño, pero ya tenía sueños de hombre grande. Tal es así
que una mañana, mientras cuidaba del rebaño de cabras de su padre, Miguel se
quedó dormido bajo la sombra de un ciprés. Tan dormido estaba que tuvo un sueño
largo y profundo. En él se vio a sí mismo tal y como era: un niño de ocho años
vestido con ropas sencillas, riéndose de todo y correteando bajo los árboles
junto a Lucera. Eso veía en su imaginación cuando, de pronto, se detuvo junto a
él un caballo oscuro que venía trotando desde el valle.
Tomado de: Miguel Hernándezpastor de sueños
Autor: José Luis Ferris
Ilustraciones: Max Hierro
Editorial: Anaya
ACTIVIDADES
1. Miguel Hernández desde bien pequeño tenía claro que de mayor quería ser
poeta. ¿Qué crees que es un poeta? ¿Tú sabes qué te gustaría ser de mayor?
Imagínatelo y dibújate en tu futuro trabajo.
2. La cabra Lucera se convirtió en la inseparable mascota de Miguel.
¿Tienes mascota o te gustaría tenerla? Si tienes alguna mascota, explica los
cuidados que necesita.
3. ¿Cómo crees que era el caballo del sueño de Miguel? ¿Qué piensas que
hizo Miguel cuando lo vio? Cuenta algún sueño bonito que hayas tenido.
4. Busca y lee algunos poemas de Miguel Hernández. Inspírate en ellos o en
algo que te guste mucho para escribir tú un poema. Envíalo por mail (en formato
Word) y acompáñalo de un dibujo (en fichero JPG). Indica en el trabajo tu
nombre, apellidos, curso y colegio. Envíalo por correo electrónico a:
Podrá ser publicado en nuestro blog.