miércoles, 11 de mayo de 2022

Cuentos del Colegio Salesiano Don Bosco de Alicante

 EL PASO DEL TIEMPO

Había una vez, una niña llamada Sara, era una niña alegre, y muy acogedora.

Un verano. El día de su cumpleaños, fue a visitar a sus abuelos. A los que no veía desde hace años debido a que vivían en Francia. Tras el largo trayecto, por fin llegaron.

Los abuelos estaban muy contentos de poder ver a su hija, a su yerno y a su nieta.

Pasaron los días, y era hora de irse. Sara no tenía ninguna gana, es por eso, que decidió salir corriendo y esconderse en el recinto de sus abuelos. Ella pensaba que si no la encontraban, no podrían obligarla a regresar a su hogar. Pasaron las horas… se llevó una decepción total, no se habían siquiera molestado en buscarla, a lo mejor, sus padres preferían irse sin ella. Sara estaba sumergida en su propia nube llena de miedos irracionales. De repente, oyó un ruido, bastante cercano, y decidió acercarse, su curiosidad la superaba. El ruido provenía de un arbusto, Sara no sabía si meter la mano, de pronto, empezó a escuchar sollozos, dedujo que eran de un animal herido, ella decidió ir en su rescate, por diversas razones, entre ellas, últimamente había estado enfocada en querer ser veterinaria en un futuro. Rápidamente metió la mano en aquel arbusto, tocó al parecer, una coraza bastante dura, apartó la mano rápidamente, decidió separar el arbusto en dos y así poder ver bien frente a que se enfrentaba. Ese fue el momento dónde se dio cuenta de que lo que había tocado, era un caparazón de una tortuga de tierra, la cual estaba malherida. Sara empatizo con la tortuga y decidió echarse a llorar. No sabía cómo actuar frente a esa situación, ya que sus padres le tenían prohibido llevar animales a casa. Gracias a los lloros de la pequeña, sus padres lograron encontrarla, después de tanto buscarla. Al parecer no era que no les importará Sara, si no que ella se había escondido demasiado bien. Los padres, al ver la situación, decidieron llevarla a casa, solo hasta que se sanase. Pero ellos no podrían hacer nada por la tortuga, ya que se iban esa misma noche, es por eso, que se la dejaron a los abuelos, para que la cuidasen hasta que se recuperara y pudiera sobrevivir por sí misma. Sara seguía queriendo llevársela con ella, pero tomó la decisión correcta, no por ello menos dolorosa, muy a su pesar, aceptó su destino de irse y dejar en las manos de sus abuelos a la tortuga, que había decidido llamarla Valeria, por el valor demostrado y sus ganas de seguir viviendo.

A partir de ese día, Sara llamaba todas las semanas sin descanso a sus abuelos, para saber cómo estaban y poder recibir nuevos informes sobre el estado de Valeria, a la cual le tenía mucho aprecio a pesar del poco tiempo que pudieron estar juntas. Sara soñaba todos los días con despertarse y estar en Francia, para así poder revivir ese verano tan maravilloso que había pasado. Y así fue, o al menos ella creía, después de 2 años sin ir, por diversas razones, entre ellas, el covid, y el alto riesgo de sus padres si se contagiaran, decidieron dejarlo, llegó el día, ya no era un su cumpleaños, es más, Sara lo recuerda todo muy repentino. Cogieron el vuelo a Francia, en el camino de ida, empezó a llover, Sara odiaba la lluvia, pero eso no le iba a fastidiar sus vacaciones. Llegó al recinto de los abuelos, para sorpresa de ella, la casa estaba llena de gente, pero no había ningún rastro de los abuelos… Entonces, fue a preguntarle a sus padres dónde podría localizarlos. Los padres no pudieron contener las lágrimas, mientras le decían a su hija que fuese a jugar con la tortuga… Sara era una niña obediente, no entendía del todo el ambiente, pero sabía que no era momento de ser pesada. Fue a visitar a Valeria, había crecido un montón, se veía muy feliz y distinta a la última vez.

Pasaron las horas, llegó la noche, y a Sara le tuvieron que contar, que sus queridos abuelos se habían ido a "otro lugar mejor". No hacía falta que dijesen más, para que Sara se echase a llorar, la última vez que le dijeron esas hirientes palabras, no volvió a ver a su pez. No quería que le pasase eso con sus abuelos. Tenía tantas cosas para contarles y tanto amor para darle. Fue una noche dura, para todo el mundo, pero sobre todo para ella. Esta vez solo fueron 3 días a Francia, fueron al funeral, le preguntaron a Sara si quería ir. Ella optó por ir, ya que sería la última vez que podría verles. Esa vez, fue la única vez en la que Sara deseaba volver a España y desear que nada de esto hubiese pasado.

Llegó la hora de irse. Sara estaba muy apenada, entonces, sus padres, decidieron acoger a Valeria, pensaban que le vendría bien a Sara, para llevar mejor lo sucedido.

Pasaron los años, Sara dedicaba todos los días un poco de tiempo con Valeria, cada día que pasaba, más pensaba en la razón por la que se la quedaron sus abuelos, a ella le gusta pensar, que sus abuelos le dedicaron el tiempo a Valeria, el tiempo que no pudieron dedicarle a su nieta, es por eso, que ella es condescendiente, y ella cuidara toda su vida a Valeria, por todo lo que no pudo cuidar de sus abuelos.

Hecho por: Sara María Abdelsadok Galiana.

Colegio: Don Bosco Salesianos

Curso : 4B ESO


HOGAR

Mi casa está encantada, sí habéis leído bien. Bueno, más que encantada, está viva. Siempre me ayuda a levantarme cada mañana, de la forma más peculiar posible, tirándome de la cama. No sé cómo lo hará, pero siempre acabo estampada como un sello en el suelo.

También me ayuda a encontrar cosas, como por ejemplo, un día se me perdieron las llaves, las estuve buscando por todas partes, y no había forma, no las encontraba. Cuando ya me di por vencida, Hogar, (sí así es como la he llamado) me las sacó de debajo del sofá.

Me ayuda cuando no consigo llegar a coger algún libro, u objeto en alguna estantería muy alta, y me lo tira.

No veáis la de cuadros que he intentado poner, pero siempre me esconde el martillo, o cuando consigo poner el clavo, termina escupiéndolo (sí, sí, escupiéndolo), y termina estampándose en la otra pared de enfrente.

Un día quise darle una capa de pintura, ya que se le empezaba a despegar el papel y se empezaba a ver la madera, total, fui a darle la primera pincelada, y la pared se movió (sí, se movió) yo me moví hacia el sitio que quería pintar, y la pared se volvió a mover, estuve un buen rato ahí, hasta que me dí por vencida, y lo dejé para otro día. Hogar tiró las pinturas por la ventana (literalmente).

Sé que quizás os parezca que sea lo peor vivir en una casa viva, que no te deja poner cuadros, que te despierta tirándote de la cama, que te rompe la televisión, que te tira las pinturas por la ventana… Pero también tiene cosas buenas.

Una de ellas, es que siempre, cuando me voy a dormir, en el camino hacia mi dormitorio, tengo que subir unas escaleras, unas largas y extensas escaleras. Y siempre, cuando llego al piso de arriba, todo el piso de abajo cambia totalmente, es decir, el cuarto de baño, no está donde siempre suele estar, el salón cambia de sitio, la habitación entera cambia de sitio. Por lo cual, siempre empiezo un nuevo día, explorando mi nueva casa, a mí me encanta, es como mudarse, pero sin tener que hacer papeleo, ni tener que estresarte, que si la otra casa necesita esto, que si en la que estoy viviendo, tengo que reparar una tubería… Es genial.

También, Hogar se auto repara, es decir, que nunca voy a tener que llamar al fontanero, que nunca voy a tener que abrir un agujero para ver si hay algún cable en mal estado… Nunca, tan sólo con ayudarla, si lo necesita, no tendré que pagar a nadie.

Hogar es genial, pienso vivir en ella todos los días, explorar su interior… Pero, seguramente, esto será lo que os sorprenderá más, y es que Hogar no es una casa, Hogar son los corazones de las personas. Hogar es ese pequeño sitio que te da vida, ese sitio en el que las personas más queridas, como los familiares, viven ahí dentro. Hogar es ese pequeño sitio, ese recoveco en el que nos metemos para pensar, recapacitar, o simplemente para aislarnos. Las personas cambian, sí, pero, su “Hogar” nunca cambiará ya que sus seres queridos seguirán viviendo allí.

FIN

Hecho por: Elisa Asensi Fernández

Colegio: Don Bosco Salesianos

Curso : 4B ESO

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por Correo postal a:

GRUPO LEO

Apartado 4042

03080 ALICANTE

o por email a grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, colegio. Podría ser publicado en nuestro BLOG.


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