miércoles, 14 de febrero de 2018

Los libros del mes de febrero: "Un esguince en el cerebro"


Reseña:
Los padres de Godofredo, Justi y Dori, vivían obsesionados por los artilugios electrónicos. Por ello, desde que Godofredo nació, aprendió a usarlos con rapidez. Sus padres nunca se enfadaban por ese motivo; al contrario, pensaban que su hijo tenía una habilidad innata para manejarlos. Pero sí se enfadaron, y mucho, cuando a una profesora se le ocurrió que toda la clase leyera un libro.

El Autor:
Alfredo Gómez Cerdá nació en Madrid, en un barrio de la periferia, Carabanchel, donde pasó toda su infancia y adolescencia. Desde niño sintió inclinación por la literatura, como lector y como escritor, y sus primeros pasos los dio en el teatro. En 1942 descubre la literatura infantil y juvenil y se siente poderosamente atraído por ella. Desde entonces ha publicado más de un centenar de libros para diferentes edades, desde primero lectores hasta adultos. La variedad de enfoques, de temáticas, incluso formal, es una de sus características, pues nunca le gusta sentirse encasillado o repetir fórmulas de éxito. Sus libros se han publicado en muchos países de Europa (Portugal, Francia, Italia, Alemania, Dinamarca), de América (Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Perú, Argentina, Brasil) y Asia (Líbano, Corea, China, Japón). Por ellos, ha recibido distintos premios, dentro y fuera de España, como el Altea, accésit del Lazarillo, El Barco de Vapor, Fray Luis de León, ASSITEJ-ESPAÑA (de teatro), Gran Angular, Premio Lector/2008, Ala Delta, Cervantes Chico (al conjunto de su obra) … Il Paese dei Bambini (en Italia), y dos veces el White Raven (en Alemania). En el año 2009 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y en el 2013 ha recibido el Premio Hache (Cartagena).

El ilustrador:
Francesc Rovira nació en Barcelona en el año 1958, en el seno de una familia numerosa. Cursó estudios en la escuela de Artes y Oficios de la capital catalana, aunque en realidad fue aprendiendo el oficio por cuenta propia. Francesc ha ilustrado cientos de cuentos para numerosas editoriales, así como revistas dedicadas al mundo infantil. Además, ha realizado algunas exposiciones individuales y otras colectivas y ha ganado el premio CCEI en dos ocasiones. Con la editorial Edebé ha ilustrado, entre otros muchos libros, la exitosa colección: “Los clásicos contados a los niños”, que cuenta con 13 títulos.

 OCURRIÓ EN TERCERO DE PRIMARIA

En tercero de Primaria Godofredo cambió de profesora. Le tocó con Palmira, una joven maestra con fama de terremoto, pues revolucionaba todo lo que estaba a su alrededor. Era muy activa y llenaba de dinamismo todo lo que hacía, siempre dirigido a sus alumnos. Y entre las actividades que más valoraba para su formación se encontraba la lectura.
– Vamos a leer un libro –le dijo a comienzo de curso– Organizaremos un diálogo en clase para ver qué libro nos apetece leer.
Y eso hicieron. Todos los alumnos pudieron hablar. Unos preferían un libro de aventuras, a ser posible de piratas; otros preferían uno con un poco de miedo; otros de ciencia ficción y naves espaciales viajando por el universo; algunos aseguraron que querían leer un libro que hablase de ellos mismos y de sus vidas… Parecía que nunca iban a ponerse de acuerdo, pero la habilidad de la maestra finalmente les hizo coincidir.
Todos apuntaron el título en su cuaderno, el nombre del autor y de la editorial.
Esa misma tarde, Godofredo enseñó a sus padres la hoja del cuaderno donde estaban apuntados los datos del libro.
–¿Eso qué es? – preguntó de inmediato su padre.
–Un libro que tenemos que comprar.
–Pero si ya pagamos la licencia para que pudieras bajarte al ordenador los contenidos del curso –intervino la madre.
–Se trata de un libro para leer.
–¿Para leer? –se extrañó el padre–. Pero si tú ya sabes leer muy bien.
–No es para aprender a leer –trató de explicar Godofredo–. Es solo para leer.
Justi y Dori se miraron y se encogieron de hombros, dando a entender que no comprendían nada.
–Mañana hablaré yo con Palmira –concluyó él.
–Será lo mejor –añadió ella.
Al día siguiente, en efecto, Justiniano Palanca se acercó al colegio a la hora de la salida. Tras recoger a su hijo, estuvo un rato esperando en la puerta, muy atento a la salida de los profesores. Cuando vio a Palmira se acercó de inmediato a ella.
–Ya sé que no te había pedido cita previa para hablar –y, luego, con gesto serio añadió– Quería comentarte un asunto muy importante.
Al oír hablar de aquel modo a Justi, Palmira se preocupó. ¿Le pasaría algo a Godofredo que ella no supiese? ¿Qué asunto tan importante quería comentarle su padre?
–Podemos entrar en algún despacho y sentarnos tranquilamente –respondió ella, pensando que a lo mejor iba a hacerle una confesión muy seria.
–No, no hará falta.
–Pues, dime, ¿de qué se trata?
–Ayer Godofredo me enseñó su cuaderno.
–Siempre digo a los niños que enseñen los cuadernos a sus padres. Me gusta que lo hagan.
–Sí, sí… Pero en el cuaderno había anotado el título de un libro.
–¡Ah, sí! Vamos a leer todos ese libro.
–Pero… ¿un libro? –Justi no daba crédito a lo que estaba oyendo
–Si claro.
–¿Y para qué?
Palmira en ese momento recordó que tenía cita con el dentista. Si se entretenía mucho, llegaría tarde.
–¿Por qué no me dices cuál es el asunto importante del que querías hablarme? –intentó ir al grano.
–El asunto es el libro que tiene que leer Godofredo. ¿Tú de verdad crees que es necesario que lo haga?
–Naturalmente.
–Pero mi hijo lee muy bien. El otro día, sin ir más lejos, se bajó el archivo con el manual de funcionamiento de mi último teléfono móvil. Lo entendió todo perfectamente. Y lo mismo ocurre con el menú de la televisión, que no creas que es fácil, y con el selector de …
–El libro que vamos a leer no tiene nada que ver con esas cosas –le interrumpió Palmira.
–¿Ah,no? ¿Y con qué tiene que ver?
Justi, aunque no lo expresó en voz alta, de repente pensó que aquella profesora tal vez estuviese afiliada a alguna secta y quisiera embaucar a todos los alumnos. A veces, había visto algún programa de tele que hablaba de esas cosas.
–Tiene que ver con los sentimientos de los seres humanos –le respondió Palmira–. Y ahora tendrás que disculparme, o llegaré tarde al dentista.
Palmira comenzó a andar, dejando estupefacto a Justi, que seguía dándole vueltas en su cabeza a eso de “los sentimientos de los seres humanos”. Todos los seres humanos tienen sentimientos, eso nadie lo puede dudar, entonces se preguntaba: ¿para qué leer un libro sobre algo tan sabido?
Vio que la maestra se alejaba y aún le hizo una pregunta más:
–Y ese libro, ¿dónde se encuentra?
–En las librerías –le respondió Palmira, volviendo un instante la cabeza. Luego, añadió con ironía–: hojas de papel cosidas, pegadas, encuadernadas, con portada de cartón, con unas ilustraciones preciosas… Te recomiendo que preguntes en una librería.
Muy a su pesar, Justi acudió a una librería. Le enseñó al librero una hoja de papel donde llevaba anotados los datos del libro.
–Es para mi hijo –parecía pedir disculpas por mostrarse interesado por un libro.
–Muy bueno –le comentó el librero.
–Es que la maestra es… es… –Justi no quiso decir la primera palabra que le vino a la mente–. Es… un poco excéntrica.
–Pues tiene buen gusto literario.
–¿Cuánto es?
–Barato. Y te aconsejo que, cuando lo termine tu hijo, lo leas tú.
–¿Yooo?

Extraído del libro: Un esguince en el cerebro
Ilustraciones: FrancescRovira
Editorial: Edebé

ACTIVIDADES:
1.– ¿Qué quiere decir la palabra terremoto refiriéndose a la profesora Palmira?
2.– ¿Por qué crees que Justi, el padre de Godofredo estaba tan sorprendido ante la posibilidad de leer por placer?
3.– El librero donde compra el libro recomienda a Justi que lo lea y la reacción del padre de Godofredo es de absoluta sorpresa, ¿crees que se lo terminará leyendo? Explica porqué tuvo esta reacción.
4.– Escribe un cuento o un poema sobre unos niños que se hacen grandes amigos durante unas vacaciones veraniegas y envíalo por correo postal con un dibujo indicando tu nombre, apellidos, número de teléfono particular y e–mail de tus padres al:

Concurso Literario del Grupo Leo
Apartado 3008
03080 Alicante.


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