El Colegio Fundación A. J. Bonny de El Campello se fue de excursión

miércoles, 30 de octubre de 2024

El Colegio Fundación A. J. Bonny de El Campello se fue de excursión

EXCURSIÓN A LA PISCIFACTORÍA

Los alumnos de Educación Primaria del Colegio Fundación Antonio Bonny visitaron las instalaciones de la piscifactoría de AVRAMAR en El Campello. Tras un placentero viaje en barco, acompañados por varios simpáticos y juguetones delfines, llegamos a las instalaciones de la piscifactoría en donde pudimos observar las piscinas y la plataforma en la que se reparte el pienso con el que se alimentan las corvinas, lubinas y doradas que crían.

Esta salida tan atractiva y motivadora fue el punto de partida para trabajar en las aulas la importancia que tiene la acuicultura en nuestra localidad. Asimismo, los alumnos crearon con entusiasmo relatos e hicieron dibujos inspirados en esta excursión.

Uno de los relatos que realizaron, de forma colectiva, los alumnos de 5º de Primaria fue el titulado Una aventura inesperada.

UNA AVENTURA INESPERADA

Hace unas semanas nos fuimos de excursión con el colegio. Estábamos muy ilusionados pues íbamos a visitar la piscifactoría que hay en El Campello.

Para llegar a la piscifactoría tuvimos que subirnos a un barco muy grande. De camino, aparecieron unos delfines que nos acompañaron todo el trayecto. ¡Estábamos emocionados de verlos!

Mía Heras Albertos- 2º Primaria

Cuando llegamos, vimos unos buzos alrededor de las piscinas y nos explicaron cómo les daban de comer a los peces.

Estábamos todos viendo cómo comían las lubinas, doradas y corvinas, cuando de repente oímos unos silbidos. Extrañados, intentamos averiguar quiénes estaban silbando, pero nadie respondía.

Al rato, volvimos a escuchar que nos llamaban.

- Iiiii, iiiii, ¿nos acompañais?

Nos quedamos impactados al comprobar que dos de los buzos que estaban en el agua, se quitaron la máscara de oxígeno y para nuestra sorpresa… ¡Eran delfines!

- ¿Quéréis acompañarnos a nuestra ciudad marina?

- ¡Síííí! – contestamos todos emocionados.

Nos quedamos parados pues teníamos un grave problema, ¡no podíamos respirar debajo del agua! Pero los delfines lo tenían todo planeado y nos echaron por su nariz agua mezclada con unos polvos mágicos para poder sumergirnos con ellos.

Tras la ducha mágica, nos lanzamos todos de cabeza al agua, aunque algunos lo hicieron “de bomba”, y buceamos hasta llegar a su ciudad en las profundidades del mar Mediterráneo.

Adrián Brotóns Mirón - 5º Primaria

Alucinamos al ver que las casas eran burbujas gigantes. Como eran transparentes, podíamos ver cómo las doradas cocinaban y daban de comer a sus crías, los pulpos estaban acicalándose frente al espejo y los calamares dormían plácidamente.

Los delfines llamaron a sus amigos y decidieron que nos harían una gran fiesta de bienvenida.

Todos se pusieron manos a la obra. Los caballitos de mar decoraron el fondo marino con globos hechos de escamas de dorada. Con corales, decoraron las rocas donde nos sentaríamos. El pulpo se ofreció para ser el DJ, los calamares fueron los cocineros y nos prepararon plancton en su tinta. Las bebidas, hechas a base de zumo de algas, las trajeron las almejas en sus conchas. Y las medusas hicieron de “seguratas” para que no nos molestasen los tiburones de la zona.

Las tortugas, como era de esperar, fueron las últimas en aparecer, pero llegaron a tiempo pues se encargaban de traer el postre, tarta de algas con erizos de mar.

Tras la deliciosa comida, nos pusimos a bailar rap con los atunes y con las crías de los delfines. ¡Nos lo pasamos genial!

Mar Ferrer Sánchez y Aarón Arredondo Gutiérrez - 5º Primaria

Muy a nuestro pesar, llegó el momento de la despedida, pues las lubinas nos dijeron que el barco estaba a punto de llegar a tierra.

Nos despedimos de todos y antes de irnos, llegaron unas estrellas de mar y nos regalaron a cada uno, una pulsera de perlas y conchas.

Subimos al barco, y nos sentamos a descansar pues estábamos agotados. Nos quedamos enseguida dormidos.

Cuando llegamos a tierra, nos despertaron los profesores. Entusiasmados, les contamos todo lo que nos había pasado. Nos dijeron que teníamos una imaginación maravillosa, seguramente fruto del sol y de la siesta que nos habíamos echado en el barco.

¿Sería cierto que todo había sido fruto de nuestra imaginación? ¿Nos lo habíamos imaginado todo?

Miramos nuestras muñecas y no teníamos las pulseras de perlas y conchas… Definitivamente, había sido una experiencia extraordinaria, aunque imaginada.

Cuando volvimos a nuestras casas, contamos a nuestros padres lo maravillosa que había sido nuestra excursión, omitiendo nuestro viaje a las profundidades marinas.

Al día siguiente, al volver al colegio, nuestros profesores nos contaron que el capitán del barco había capturado con su red un cofre lleno de pulseras de perlas y conchas. Dentro había una nota que decía:

“Chicos, olvidasteis las pulseras. Nunca nos olvidéis, nosotros no lo haremos.”