Reseña:
Álex ha suspendido inglés, por esa razón su madre se enfada y le
pone un castigo: pasar el verano en casa de sus abuelos en el pueblo. Marcharán
madre e hijo para allá. El niño descubrirá, día a día, que todos los abuelos
del pueblo ¡27! lo necesitan y tendrá que ayudarlos. Como siga así, no tendrá
tiempo de estudiar el inglés y, lo que es peor ¡volverá a suspender! Además,
nota que está solo, no hay niños en el pueblo ¿dónde se habrán metido?
Misterio, humor, ternura e ingenuidad se unirán en la narración. Una obra que
fue reconocida con el XXXII Premio de narrativa Infantil Vila d’Ibi en 2013.
Edad recomendada: A partir de 8 años
La autora:
Raquel
López Cascales, nació
en el año 1968. Creció entre cuentos, punto de cruz y arroz con leche, todo
casero y de la mano de su madre (unas cosas le gustaban más que otras). Estudió
TASOC en Alicante y un montón de cosas interesantes de las que no te dan
diploma y no terminas nunca. Desde el año 1991 su oficio es el de contar
historias.
Y
podrás preguntarle: ¿por qué cuentas cuentos? Y ella podría buscar respuestas
académicas, económicas e incluso filosóficas, pero te contestaría que, porque
le gusta, que no es poco.
Ha
contado en plazas, bibliotecas, teatros, colegios, capillas, desiertos, islas y
montañas, con micrófono y a viva voz, de día y de noche, ante cientos de personas
y en petit comité.
Ha
impartido numerosos cursos y conferencias a padres, educadores, maestros y
alumnos por toda España para conversar, aprender, imaginar, filosofar,
experimentar y, sobre todo, rumiar cuentos.
Es
autora del libro de relatos para adultos Amantes amados (2013) y del libro infantil Veintisiete abuelos son demasiados (2014) por el que
recibió el XXXII Premio de Narrativa Vila d’Ibi.
El ilustrador:
Agustín Comotto (Buenos Aires,
1968). Aprendió a dibujar cómics de la mano de Alberto Breccia y Leopoldo
Durañona, publicando para diversos medios en Argentina y en Estados Unidos.
Desde los 90 se dedica exclusivamente al campo de la ilustración como
ilustrador y autor. Tiene libros publicados en México, Venezuela, Argentina,
España, Corea e Italia. En el 2000 recibe el premio «A la orilla del Viento» de
la editorial Fondo de Cultura Económica y en el 2001 la mención White Raven por
el álbum Siete millones de Escarabajos
del cual es autor e ilustrador. Desde el año 1999 vive en Corbera de Llobregat,
pueblo cerca de Barcelona.
VEINTISIETE ABUELOS SON DEMASIADOS
El
día que me entregaron las notas de clase fue el peor día de mi vida.
Mi
madre se quedó con la boca abierta, se puso seria, muy seria, y me lanzó una
zapatilla volando. Menos mal que tiene muy mala puntería y nunca atina, pero al
ir a recogerla estiró el dedo índice de la mano derecha, creció hasta llegar al
techo, yo me hice pequeño, y gritó:
-¡Te
la has cargado, Alex! Este verano, del pueblo no sales. Te quedarás en casa
estudiando inglés.
-Mami,
¿estás segura de lo que dices? –le pregunté con un hilo de voz y los ojos
melosos.
-Segurísima,
y vete ahora mismo a tu habitación.
Obedecí
sin rechistar, me fui a mi cuarto, cerré la puerta, me tumbé en la cama y miré
al techo.
Ese
día se convirtió en el mejor día de mi vida y, además, era el comienzo del
verano.
Tengo
un pueblo. Un pueblo pequeño de esos que no salen en los mapas. Es famoso por
el calor y los albaricoques. También tengo un montón de casas allí: la de mi
abuela, la de mi bisabuela y la de mi tía Lola.
Tardamos
una hora y diecisiete minutos en llegar. Siempre. Creo que el coche de mi madre
tiene un cronómetro en vez de un cuentakilómetros, porque nunca se adelanta ni
se atrasa.
Soy
un suertudo, me dice Víctor, que no tiene pueblo.
Víctor
es mi segundo mejor amigo. Cada vez que llegan las vacaciones, él se tiene que
quedar en Alicante y es un fastidio. Ya sé que aquí tenemos playa, pero no va
todos los días y, además, vive en el sexto piso de un edificio. En cambio, en
el pueblo puedo estar en la calle cada vez que quiero y tiene la puerta abierta
todo el día.
Pero
yo estaba castigado.
El
primer día de vacaciones fue de lo más tranquilo. Elegí los patines para ir al
horno a comprar unos panecillos. Al regresar, mi abuela me había troceado unos
melocotones chatos, los que más me gustan. También dos tostadas con mantequilla
y un vaso de leche fresquita. ¡Esto sí que es vida!
Después,
cogí mis monstruos espaciales y estaba a punto de empezar una batalla estelar,
cuando mi madre puso sobre la mesa el libro de inglés. ¡Qué lata!
Repasé
los números, los colores, las cosas que hay en la escuela, escuché el CD y
escribí frases con “I can…”. Creo que eso ya lo había estudiado, pero, la
verdad, no me acordaba de casi nada. En fin…
Cuando
la guardiana de mi madre se despistó, monté en la bici y me fui a la piscina.
Al llegar, miré a la socorrista, miré el agua y grité lo único que sé decir de
carrerilla en inglés:
-I can´t believe it!
La
piscina grande estaba vacía y toda para mí solito. He de deciros que disfruté
de lo lindo. Era como estar en una piscina privada.
Un
buen rato después, tuve hambre y regresé a mi casa por el camino largo, que era
más peligroso que el corto, pero más emocionante.Subí
la última cuesta, que llega hasta mi casa, giré a la izquierda, frené en seco y
dije otra vez.
-I
can´t believe it
En
mi calle había una cola enorme, larguísima de abuelos y abuelas, que guardaban
turno en la puerta de mi casa.
¿Para
qué se habrían reunido en casa? Mi abuela hace muy bueno el arroz con leche,
pero no cocina para tantos. Las torrijas se acabaron ayer y paparajotes hay en
cualquier casa.
¿Qué
querrían? Menudo misterio.
Todos
estaban en hilera esperando para hablar con mi madre, y cuando se marchaban
estaban la mar de contentos.
Empecé
a contarlos: uno, dos tres, cuatro... catorce, quince, dieciséis… veinticinco,
veintiséis y veintisiete.
Veintisiete
abuelos, uno detrás de otro en el portal de mi casa… Y mi abuela, a la sombra,
sin dejar de hacer ganchillo.
¡Qué
cosas más raras pasan en los pueblos!
1.-
¿Quién de vosotros pasa las vacaciones o parte de ellas en el pueblo de sus
abuelos? ¿Cómo se llama y dónde está? ¿Es pequeño como el de Alex o es grande? ¿Qué
es lo que más te gusta del pueblo y por qué? ¿Y lo que menos?
2.-
Seguro que estas vacaciones vivirás momentos súper divertidos y quizás también
interesantes aventuras. Escríbelas y manda la que más te guste junto con un
dibujo a:
grupoleoalicante@gmail.com
No
olvides poner tu nombre y apellidos, curso y colegio. Podría ser publicado en
nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información.