Su
esencia permanecerá viva en sus relatos.
Reseña:
Seis son los interrogantes de los que parte El silencio de los puntos suspensivos: Qué, Por qué, Cuándo, Cómo, Dónde y Quién. Son a su vez estos interrogantes los que estructuran la obra, pues dan título a los seis capítulos que la integran.
A partir de esta
estructura, el lector se embarcará en una suerte de relatos breves de extensión
variable y argumentos dispares. Relatos elaborados a partir contextos reales o
imaginarios, personajes y diálogos cercanos, y un estilo personal donde se
aprecia una pluma ágil, resuelta, que cuenta las cosas sin tapujos, pero con
delicadeza. Relatos todos ellos cargados de humanidad.
La autora:
Ha publicado varios
relatos en antologías, revistas literarias e Internet. Y en 2012, su primer
libro en solitario, Patchwork, en el que ofrece una panorámica de su narrativa
breve, así como una muestra de su poesía, género por el que siempre ha sentido
pasión.
En el 2016 ve la luz
su segundo libro: En el silencio de los puntos suspensivos. Partiendo de los
interrogantes que toda historia debe contener —Qué, Por qué, Cuándo, Cómo,
Dónde y Quién—, la obra despliega un universo temático variado y muy
comprometido, que transita entre lo veraz y lo verídico. Demostrando un
excelente dominio del lenguaje y del ritmo, cada pequeña historia se muestra
llena de sensibilidad y de sentimiento, siendo capaz de traducir en palabras lo
que muchas veces es invisible a los ojos.
Entre ellos destaca un
cuento, Pura Magia, que nació con presunción de concursante literario, pero
que, finalmente, aceptó su destino: formar parte de una antología. Una fábula
que da color a todas esas imágenes que se nos muestran en blanco y negro y que,
por rutinarias y anodinas, nos pasan desapercibidas.
Y lo mismo hubiera
ocurrido con Pura magia si Diego Gila, Coordinador del Grupo Leo, en
colaboración con la biblioteca de Casalarreina (La Rioja), no le hubiera
prestado su voz. Gracias a esa cooperación, los niños pudieron comprender, a
través de los protagonistas del cuento, Oliver y el Sombrerero Loco, que la
magia está en cada uno de nosotros, en nuestros sueños, en nuestra imaginación,
en nuestros recuerdos… y que la verdadera magia está en lograr hacer de lo
cotidiano algo extraordinario.
Como extraordinario
fue convertir a Pura Magia en un emblema de la Biblioteca de Casalarreina.
Porque la chistera que Fátima Conde, bibliotecaria e impulsora de la
cooperación con el Grupo Leo, creó para la primera lectura del cuento preside,
desde entonces, todos los encuentros intergeneracionales que allí se realizan.
PURA MAGIA
– Tenéis que ordenar de mayor a menor según su longitud, las siguientes
medidas trescientos sesenta hectómetros, veinticinco kilómetros…
Oliver, ajeno a lo que la profesora Anderson escribe en la pizarra, mira
por la ventana del colegio. Nunca le han gustado las matemáticas. A él lo que
de verdad le gusta es leer, y, sobre todo, dibujar los personajes que habitan
en los cuentos y en los libros de aventuras.
Una figura que rebusca entre los contenedores de basura llama su atención.
Es un hombre alto y desgarbado, con un extravagante traje y un gran sombrero de
colores. De repente, el hombre mira directamente hacia la ventana, se quita el
sombrero y le saluda con una teatral inclinación del cuerpo.
El timbre señala el final de la clase y Oliver sale al patio donde ha
quedado con sus amigos, Adele y Cory, para ir a jugar al parque.
Al pasar junto a los contenedores busca la figura del extraño hombre, pero
ya no está. No sabe que es, pero hay algo en él que le resulta familiar, como
si le conociera de algo que no consigue recordar…
– El último que llegue a la fuente se la queda –dice Cory, mientras sale
corriendo.
El tiempo pasa de prisa cuando uno se divierte. Sin darse cuenta, entre
risas y juegos, llega la hora de ir a casa para los tres amigos.
Recogen las mochilas y se despiden hasta el día siguiente. Oliver no se ha
vuelto a acordar del hombre hasta que le ve sentado en el porche de su casa.
Por alguna razón, que no llega a comprender, no siente miedo al verle, solo
ternura al percibir en su rostro una inmensa tristeza.
–Hola, Oliver. Te estaba esperando.
– ¿Cómo sabes mi nombre?
– Hace mucho tiempo que nos conocemos
Oliver escruta su semblante, y de repente, como si estuviera sucediendo en
ese momento se ve a sí mismo, pero mucho más pequeño y en brazos de su madre,
mirando absorto el dibujo de un cuento que ella le estaba leyendo.
– ¡¿El Sombrero Loco?!
– Alto, alto jovencito. Mi amigo Lewis nunca se refirió a mí de ese modo.
Si lees la crónica original que escribió tras su viaje, lo comprobarás. Puedo
ser excéntrico, insólito, extravagante, singular…pero loco, no.
– Perdona, y... lo siento.
– No, Oliver, perdóname a mí. Es que soy un poco susceptible con ese tema…
Como te decía antes, te estaba esperando porque necesito que me ayudes.
– ¿Ayudarte yo? ¿A qué?
– A buscar mi sombrero
– Pe… pero si lo tienes puesto.
– No, (jajajajaa) este no es mío, me lo he encontrado. El mío es una
chistera. Sin ella no puedo regresar a mi país.
– ¿Al país de las Maravillas o al de Nunca Jamás, o al de Oz…?
– Llámalo como quieras, solo son distintas percepciones de una misma
realidad: el mundo de los sueños y la fantasía.
– ¿Y esa chistera es mágica?
– No, Oliver. Los objetos inanimados no son mágicos. La magia está en el
Universo, en la Naturaleza... en ti.
– ¿En mí?
– Claro, vamos a comprobarlo. Junta las dos manos y coge todo el aire que puedas. Ahora, -dijo el Sombrerero sacando una copa de cristal de su bolsillo- mételo dentro de la copa y acércatela al oído. ¿Qué oyes?
– ¡El mar….!
– Sí… y no. Lo que se escucha solo son ondas sonoras, Oliver. Pero tú,
añadiendo imaginación y recuerdo, las has convertido en olas del mar.
– ¿Y entonces para qué necesitas la chistera?
– Porque es parte de mí, de mi esencia…Y aunque nuestros mundos comparten
la misma dimensión, no podemos existir en los dos. ¿Comprendes?
– Puedes quedarte aquí.
– No, Oliver, mi hogar está allí.
– Lo entiendo. Te ayudaré. ¿Cómo la perdiste?
– Una ráfaga de aire se la llevó. La he buscado por las calles, en la
basura…
– ¿Has mirado en el parque? Mis amigos y yo jugamos allí con las cometas
cuando hace viento. Se forman unos remolinos muy divertidos, sobre todo, en la
esquina que hay junto a la rosaleda.
– No, ahí no.
– Espera… le aviso a mi madre que me marcho, para que no se preocupe, y te
acompaño.
Cuando Oliver sale, el Sombrerero no está. Cabizbajo entra de nuevo en casa
y sube a su habitación. No entiende por qué no ha querido que le acompañase.
Sobre la cama ve un gran sombrero de colores y una nota.
Nunca me han gustado las despedidas. Es mejor hacerlo
así, calladamente, con una sonrisa. Quizás nuestros caminos se vuelvan a
cruzar.
Pero hasta entonces, recuerda siempre que la magia, la
verdadera magia, está en lograr hacer de lo cotidiano algo extraordinario. Y tú
sabes cómo hacerlo.
Posdata: Te regalo el sombrero, a mí ya no me hace
falta.
Autora: Mari Carmen Azkona
Editorial: BN
Ilustra el cuento: Pedro José Plaza (C.O. LA TRAMOIA-ELX)
Si queréis leer el
cuento que Mari Carmen escribió especialmente para Diego Gila, Fátima y al pueblo de Casalarreina,
clicad aquí.
ACTIVIDADES
1ª- ¿Qué hacía Oliver
mientras estaba en clase de Matemáticas? ¿Qué es lo que más le gustaba?
2ª- ¿A quién encuentra
sentado en el porche de su casa?
3ª- ¿Qué buscaba el
Sombrerero? ¿Dónde le dice que se encontraba la magia?
4ª- Escribe un cuento
en el que el sombrero de colores sea el protagonista y con él se realice un
acontecimiento de pura magia y envíalo por email a:
grupoleoalicante@gmail.com
No olvides poner tu
nombre y apellidos, curso y colegio. Podría ser publicado en nuestro blog.
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