Reseña:
Ha pasado un año desde que Marco fue conocido como «El chico de la flecha», y en ese tiempo han cambiado muchas cosas: para él y para su hermana se acerca la edad en la que deben prometerse en matrimonio. Por otro lado, alguien del pasado del tío Julio manda una misteriosa petición de ayuda que los llevará hasta la costa del Mare Nostrum, donde Marco y su tío pondrán a prueba su valor y su integridad.
De la mano de Espido Freire, volvemos a viajar a la Hispania
del siglo I d.C. y asistiremos a los juegos del circo, entraremos a las termas,
veremos de primera mano cómo era la vida cotidiana en la Hispania romana, los
comienzos del cristianismo y descubriremos los peligros de adentrarse en lo
desconocido. Marco conocerá una región completamente distinta a la suya, el
Mediterráneo, sus tierras y costumbres, y una manera de vida que nada tiene que
ver con la que él lleva en Emerita Augusta (la actual Mérida).
La autora:
Espido Freire. Nació en Bilbao en 1974 y creció en Llodio (Álava) en una familia de origen gallego. Se licenció en Filología Inglesa y diplomó en Edición y Publicación de Textos en la Universidad de Deusto. Estudió también música y canto en el Conservatorio Superior de Bilbao.
Debutaría como escritora con
“Irlanda” (Planeta, 1998, Premio Millepages). Consiguió el Premio Planeta por
su obra “Melocotones helados” (1999).
Ha publicado, entre otras novelas,
“Soria Moria” (Algaida, Premio Ateneo de Sevilla 2006) y «Llamadme Alejandra»
(Planeta, Premio Azorín 2017). Con “De la melancolía” (Planeta, 2019) suma en
total nueve novelas.
A ellas que hay que sumar varios libros
de cuentos, entre ellos “El tiempo huye”, “El trabajo os hará libres” y
microcuentos como “Cuentos malvados”.
Destaca también por su producción
ensayística: sus temas oscilan entre el análisis social, (“Primer amor”,
“Mileuristas”, “Los malos del cuento”), la literatura (“Para vos nací”) y los
viajes (“Hijos del fin del Mundo”, 2021).
Además, es autora de varias novelas
juveniles: “La última batalla” (SM), “El chico de la flecha”, “El
misterio del arca” (Premio Letras del Mediterráneo 2018) y “La suerte está
echada”.
Colabora con los principales medios
de prensa nacionales y también interviene en el programa
de televisión “Espejo Público” (Antena 3) y en las revistas Viajar, Vida Nueva e Influencers, en la plataforma
literaria Zenda y en el periódico 20m.
De su interés por formatos
diferentes al escrito dan testimonio los audiolibros en los que ha
prestado su voz (“Cartas de amor y desamor”, “Querida Jane, querida Charlotte”).
También ha trabajado como traductora
literaria y como editora y asesora editorial. Es tutora en el Máster de Edición
de la Universidad Internacional de Valencia, VIU.
Ha impartido cursos de creación
literaria en las principales universidades españolas y varias internacionales. Dirige
desde 2018 el Máster de Creación Literaria de la Universidad Internacional de
Valencia y desde 2022 el Máster en Creación Literaria y Otras Narrativas en The
Core School, Madrid.
Realiza de manera constante labores
de divulgadora cultural, e interviene regularmente en programas de animación a
la lectura a nivel nacional.
Sus lectores y reconocimientos han
logrado que sea una de las autoras más conocidas y singulares en España durante
los últimos veinte años.
Si pinchas en el siguiente enlace accederás a una entrevista muy interesante a Espido Freire: El poder de la palabra https://www.youtube.com/watch?v=8yyk-XnfSHE
El ilustrador:
Álex
Fernández Villanueva. Nació
en Sabadell (Barcelona) a principios del 1975. Desde que tiene uso de razón siempre
ha dibujado. Estudió Gráfica Publicitaria en la escuela Illa de Sabadell y
posteriormente un ciclo de ilustración en la EASD de Vitoria-Gasteiz donde
actualmente reside. Tiene la suerte de trabajar como ilustrador y dibujante que
es lo que más le gusta. Ha ilustrado algunas novelas juveniles y un montón de
libros de texto para diferentes editoriales españolas. Y cuando tiene algo de
tiempo libre, lo dedica a dibujar más.75. Desde que
tiene uso de razón siempre ha dibujado. Estudió Gráfica
Esta novela obtuvo el Galardón Letras del
Mediterráneo,
otorgado por la Diputación de Castellón en el
año 2018.
EL MISTERIO DEL ARCA
Un viaje desde Emerita
Augusta hasta la costa del Mare Nostrum
en el siglo I d.C.
(…) – Marco, ¿has
visto alguna vez el mar? ¿Y qué te parecería - continuó, porque ya sabía que la
respuesta era que no: Marco nunca había abandonado Emerita Augusta, salvo en el
breve viaje al sur que el año anterior había realizado con su tío para liberar
a Aselo de la esclavitud en una mina de mármol - si vinieras conmigo a una
expedición secreta al este, solos tú y yo?
– ¿Secreta? – preguntó
Junia -. ¿Por qué ese viaje tiene que ser secreto?
– ¿Y yo por qué no
puedo ir? – preguntó al mismo tiempo Aselo.
– Pues sí que me he
lucido con el secreto -dijo el tío-. Pero no os puedo contar nada más. Es una
promesa que le he hecho a un amigo, y que vosotros también debéis prometer no
revelar a nadie. Ni siquiera sé si al final podré llevarme a Marco conmigo. Aún
hay muchas cosas en el aire…, pero me he acordado de la primera vez que vi el
mar, que fue más o menos cuando tenía tu edad.
Yo
viajaba con un amigo, con el mismo del que aún no os puedo hablar. Llevábamos
varias semanas de viaje por una ruta interior pesadísima: nos habíamos apartado
de la Vía Augusta por razones de seguridad, para evitar algunos salteadores, y
de enemigos aún peores que sabíamos que andaban detrás de nuestra pista.
Habíamos dejado atrás la mansión1 de Ildum y la de Intibili2,
y los guías no habían prometido que pronto llegaríamos a la costa. Toda esa
región al norte de Saguntum es inusualmente montañosa, y por la noche, fría.
Tan fría que costaba creer que nos encontráramos tan cerca del mar.
Entonces
llegamos a un cerro, cubierto de pequeñas palmeras, algunas de ellas de mi
altura, otras que me llegaban a la rodilla. Parecía un pequeño paraíso, como si
nos hubiéramos convertido en gigantes, y todos los árboles no fueran más que arbustos.
Luego supe que esas palmeras se llamaban palmito, y que era posible comerlos, y
que resultaban un bocado exquisito. Algo más allí había un torreón que parecía
muy antiguo, que posiblemente estuviera ya allí antes de que los romanos
llegáramos a Hispania.
Aquel,
Marco, era Castalium, el monte de las musas (…) porque desde allí se veía el
mar, el Mare Nostrum. A los pies del cerro se extendía una llanura, apenas
interrumpida aquí y allá por algunas casitas de pescadores, y tras una lengua
de arena blanca, el horizonte se extendía. Agua, agua azul como nunca había
visto, olas con espuma que se perseguían hasta llegar a la orilla. Un azul más
azul que el cielo, pero verde en alguno lugares, como si fueran las escamas de
una serpiente siempre en movimiento. Era lo más hermoso que había visto en mi
vida. En mitad del mar se veían 14 manchas de piedra, 14 islotes3
que los dioses habían diseminado por la costa.
Ese
mar nos unía y no separaba. Nos acercaba Roma, o a Cartago, o a Egipto. Y nos
mantenía alejados de esos pueblos, que eran romanos, como nosotros, después de
siglos de conquistas y de luchas, y que quién sabía qué futuro van a correr. La
historia es muy larga, y la vida humana, muy corta en comparación. Qué va a ser
de nosotros, solo los dioses lo saben.
He
vivido muchas cosas en mi existencia, chicos, y espero vivir muchas más. Pero
nunca he olvidado la primera vez que vi el mar en el monte Castalium. Me sentí
al mismo tiempo muy pequeño y enorme, un grano de arena y un héroe invencible.
Era algo parecido a cuando por la noche nos tumbamos a ver las estrellas, y nos
asombran por su número, como si viéramos un campo de margaritas inmenso. Era
parecido a enamorarse, o a comer algo que nos gusta tanto que comenzamos a
disfrutarlo incluso antes de llevárnoslo a la boca. Y quise tener a alguien con
quien compartirlo. Es verdad que entonces yo había viajado allí con mi amigo,
pero no era lo mismo.
Marco
comenzó a entender un poco mejor por qué al tío le costaba tanto quedarse en un
mismo lugar. Para quien había viajado tanto, el mundo se hacía más y más
pequeño. Y sintió una pequeña punzada de envidia. ¡Él también quería
experimentar aquello!
– Padrino, me encantaría
ver el mar contigo. Pero ¿qué te llevó allí? ¿Cómo acabaste en el monte de las
musas? Y, sobre todo, ¿por qué vamos a regresar ahora nosotros?
– Eso aún no te lo
puedo contar, Marco. Ten un poco de paciencia y confía en mí.
Extraido de: El misterio del arca
Una aventura en el
Mare Nostrum
Autora: Espido Freire
Ilustrador: Álex Fernández Villanueva
Editorial ANAYA
1 Posadas de viaje con patios para los
carruajes, establos, comercios, baños y a veces incluso un templo.
2 Ildum e Intibili eran localidades de la
provincia hispana de la Tarraconensis.
3
El tío Julio está
hablando de Castellón y de las islas Columbretes, vistos desde lo alto del
cerro de la Magdalena.
1. Para la reflexión. ¿Te ha parado a pensar alguna vez que sería
de tu vida si nunca hubieras visto el mar, si nunca hubieras contemplado su
belleza?
2. Busca información en internet sobre algunos
de los lugares que aparecen escritos en latín, la lengua hablada por los
romanos.
3. Escribe un cuento o poema con un dibujo y envíalo
por email a:
No olvides poner tu nombre y apellidos, curso y colegio. Podría ser
publicado en nuestro BLOG.
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