Reseña:
Las
barcas de cristal es una obra que recorre en pequeños cuentos, que sorprenden
por su peculiar sentido de la concisión y el realismo, los puntos más
vulnerables de las edades a las cuales están dirigidos. Las mayores
problemáticas a las que suelen enfrentarse los jóvenes están reflejadas en
estas páginas, pero no con el didactismo que suele primar en otras literaturas
que abordan dichos temas, sino con la magia de las palabras y el convencimiento
de las metáforas.
Esta
obra fue premiada en Cuba en el concurso La Edad de Oro (2009) y ha sido
reeditada en dos ocasiones. Sus cuentos han dado origen a un proyecto
sociocultural en el que los jóvenes estudiantes debaten el contenido de los
mismos, realizando interesantes propuestas para que el mundo sea un poco mejor.
La autora:
Lina Leiva Méndez (Ciego de Ávila 1964) es miembro de la UNEAC y de la Fundación Nicolás Guillén. Ha publicado múltiples cuadernos de poesía para niños y niñas, así como libros de cuentos Las barcas de cristal (2009), Las barcas de cristal hacia el infinito (2013) y Estoy poniendo la hamaca (2017). Además, sus poemas y cuentos han aparecido en revistas y antologías de diferentes latitudes. Obtuvo el Premio Nacional de Talleres Literarios en poesía en los años 2002 y 2003, alcanzando así mismo Mención en el Concurso Nacional Eliseo Diego.
Es
reconocida por la crítica especializada de su país, Cuba, como una de las
autoras que ha logrado colocar los problemas sociales de la juventud en el
centro de mira de una literatura que, si bien no es didáctica, es
aleccionadora.
LAS BARCAS DE CRISTAL
Había
terminado de echar la última. Observaba cómo se alejaban tomando cada una su
rumbo. Eran barquitas de cristal sobre el agua, que pronto estarían
conquistando los océanos. Así él prefería mirarlas.
La
realidad era mucho más fuerte para Alex. Esas barquitas de cristal no eran más
que las botellas vacías de ron, aguardiente o cualquier licor con que su padre
solía embriagarse cada día.
Al
llegar de la escuela, encontraba la casa desierta. Cerca de la medianoche, su
padre aparecía y lo golpeaba como si tuviera la culpa de todo. Después caía
tendido, casi muerto, y el niño solía enroscarse a su lado para llorar.
Una
noche su padre no regresó.
Él
no preguntó nada. Tampoco lo había hecho al morir su mamá, entonces era muy
pequeño.
Alex
se hizo marinero. A lo mejor para seguir el rumbo de las barcas de cristal.
DULCE DE COCO
<<Yo vengo del arcoíris
que descansa en el
camino…>>
La autora
En
las madrugadas me levanto para ayudar a papá pues, como él dice, yo soy sus
ojos. El sol arruina la huella de la noche y sus rayos atraviesan las tablas de
la ventana. Entonces sé que debo partir hacia la escuela. Mi uniforme huele a
dulce de coco.
Mamá
murió al nacer yo. Desde entonces papá ha estado muy cerca de mí. A veces lloro
en los rincones de nuestra pequeña casa y, aunque no puede verme, pregunta qué
sucede e intenta alegrarme con algún dicharacho.
No
he querido decirle que en la escuela los muchachos se burlan de mis zapatos
rotos y me llaman Dulce de coco, que
me quedo sin merendar y me alejo de ellos para que no piensen que goloseo sus
refrescos de lata, sus panes con jamón y sus caramelos de chocolate. No niego
que me gustaría probarlos. Pero no, prefiero alejarme, aunque la profe siga
diciendo que soy de pocos amigos.
CON LA LLEGADA DE LOS ÁNGELES
Con
la llegada de los ángeles, Irene quedó tranquila. Ellos, inquietos,
revoloteaban en su regazo. Tras un movimiento salió del sueño. Entonces vio que
era su pequeña que lloraba desesperadamente. Irene la arrulla como hasta hace
poco hacía con su muñeca. Intenta cantarle. La pequeña Melissa llora aún más.
Irene
ya no quiere soñar con los ángeles. Solo piensa en los compañeros de secundaria
que pronto terminan.
Toma
su muñeca, digo, su pequeña Melissa, que ahora le sonríe.
MENSAJE AL INFINITO
Los
guardacostas se acercan. Pasan los binoculares de mano en mano. Observan a un
niño agitando una gorra.
-¡Mamá,
mamá, despierta, ya nos encontraron!
Ella
intenta decirle algo. No lo logra. Daniel la abraza llorando.
El
barco llega. El niño tiembla. Su piel es frágil y sus labios resecos sangran.
Desde el barco guardacostas, el pequeño grita un mensaje infinito.
Daniel
ya no habla español. De su pasado solo recuerda a un mar tormentoso y cruel.
Extraído de: Las barcas decristal
Autora: Lina Leiva
Editorial: Aliarediciones
ACTIVIDADES:
1.-
De los cuatro cuentos, ¿cuál te ha gustado más? ¿Qué sentimiento ha despertado
en ti?
2.-
Los conmovedores cuentos de este libro, cuya autora es cubana, se prestan a la
reflexión y al diálogo. ¿Por qué en el último cuento dice que Daniel ya no habla español?
3.-
Escribe un cuento o poema, ilústralo con un dibujo y envíalo por email a
No
olvides poner tu nombre, apellidos, curso y colegio. Podría ser publicado en
nuestro blog.
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