miércoles, 25 de enero de 2023

Relatos de terror del Colegio Sagrada Familia de Alicante

 LA HISTORIA DEL HOMBRE QUE MURIÓ, ¿O NO?

Yo solía no temerle a nada hasta que un martes 18 de mayo a las 5 de la madrugada me pasó lo que voy a contar a continuación.

Iba caminando por una calle en The Count 's City. No era la calle más bonita de la ciudad; sino todo lo contrario, era espeluznante y oscura. Era una fría noche, venía de un bar y me había pasado un poco con las copas. Me choqué con una farola y mi prima Lizzie, que iba conmigo, se ofreció a llevarme en el SEAT león que le había regalado su padre por su cumpleaños y que tenía aparcado cerca.

Íbamos en el coche cuando, de repente, Lizzie frenó y bajó para comprobar si algo iba mal. Una vez salió, sintió que alguien le tocaba el hombro, Se dio la vuelta, pero no vio a nadie. No pudo evitar asustarse y se metió de nuevo en el coche. Entonces dijo atemorizada:

-       Cris, alguien está ahí fuera.

Como expliqué antes, yo estaba un poco tomado y no veía a nadie. La tranquilicé: “La calle está más sola que tú”, pero ella insistió:

-       Lo digo en serio, alguien me ha tocado el hombro.

La miré fijamente a los ojos y noté que estaba realmente asustada. Quise hacerme el macho, para que no le dijera a mi madre que no la había ayudado, y me bajé del coche un poco mareado. Entonces miré a lado y lado y no vi a nadie; me di la vuelta para decírselo y, para mi mala suerte, tampoco había nadie en el coche.

Después escuché un grito y más o menos pude distinguir su voz, era Lizzie. Salí corriendo detrás de ella y choqué con una pared. Creí que mi prima y quien o quienes se la habían llevado la habían atravesado y pensé: “¿Me estoy volviendo loco?”, pero no; habían escalado de una forma brutal la pared, quise seguirlos, aunque mi única opción fue dar la vuelta al edificio. Empecé a correr para alcanzarlos lo antes posible. Mientras corría, sentí un escalofrío que bajaba desde mi espalda hasta los pies; se me cayó el móvil, me agaché a recogerlo y, al alzar la mirada, vi una sombra horripilante. Era la del hombre que finalmente acabaría asesinándome.

Después, entró en un edificio, subió hasta la azotea y se paró. Yo fui detrás de él. Cuando estábamos arriba me preguntó con voz ronca: “¿Por qué me persigues?”. Al escucharlo, yo le pregunté con el mismo tono de voz: “¿Por qué has cogido a mi prima?” e insistió: “¿Por qué me persigues?”, así que le grité:

-       ¡Porque has raptado a mi prima!

Entonces el hombre de negro la tiró por la azotea. Acto seguido salí corriendo hacía él, pero lo traspasé y yo también me caí.

Cuando me desperté, el hombre estaba enfrente de mí, mi prima estaba muerta y me quedé estupefacto.

-       ¿Por qué lo has hecho?

-       ¿El qué? No he hecho nada; además, no está muerta, en 5 min vendrá tu tío y la llevará al hospital.

Me sorprendí al oír su respuesta, pero lo que salió de mi boca fue:

-       Y… ¿por qué no me llevará al hospital a mí también?

-       Porque tú ya no estarás y me pegó un puñetazo.

Cuando desperté, me di cuenta al instante de que no estaba en The Count's City, sino en una habitación horripilante. Quise moverme, pero no pude, quise grita, pero no podía ni hablar. Me miré el cuerpo y estaba empezando a sangrar. Giré mi vista, vi a aquel hombre y le susurré:

- ¿Qué me ha pasado?

No me respondió. Al cabo de unos minutos me miró a los ojos y se echó a reír. Me sorprendió que se riese y no supe qué hacer. Después me pidió que lo acompañase. Como no tenía otra opción, lo hice. Me llevó al cementerio y me mostró mi tumba. La abrió. Estaba vacía. En la lápida ponía “El hombre que murió, pero no murió”.

A continuación, le pregunté qué significaba aquello: “Desde el primer momento, cuando chocaste con la pared, estabas muerto”. Me sorprendieron sus palabras y me dirigí a él:

-       ¿Qué hago aquí? ¿quién es usted?

-       Me llaman la muerte, pero mi nombre real es Charles Robinson. Ahora mismo eres un muerto viviente. Intenta no volver a morir porque ya no habrá más oportunidades.

-       ¿Y si las hay?, balbuceé…

 

Luis Arturo Nitsche, Sebastian Bustos y Ainhoa Villamuera 1º ESO


LA CABAÑA

Había una vez una chica muy joven que vivía en una cabaña en un bosque lejos de la ciudad. Su nombre era Madeline, pero la voy a llamar Madi.

Un día de tormenta tuvo que salir a pescar, ya que se estaba quedando sin comida, pero ese día no estaba teniendo mucha suerte así que decidió marcharse. De repente vio una cueva y, como ella era muy curiosa, entró para cobijarse. Pensó que si vivía algún oso allí a lo mejor podría encontrar algo de comer…

Madi, al ver que la tormenta no paraba, tuvo que quedarse toda la noche en la cueva. A media noche escuchó un fuerte ruido que venía desde lo más profundo y, como ya mencioné, era muy curiosa, así que decidió explorar a ver qué podía encontrar, pero para su sorpresa aquellos ruidos no eran de un oso y tampoco de ningún animal. Al darse cuenta de aquello se replanteó si volver a su parte de la cueva o dejar que aquella criatura siguiera sin saber de su existencia.

Como ella no era cobarde, decidió adentrarse en lo profundo de la cueva. Aquellos ruidos inquietantes se volvían cada vez más fuertes hasta tal punto que Madi tuvo que taparse los oídos para no escuchar los gritos de aquella criatura. Además, cuanto más se acercaba, más fuerte era el olor que percibía, hasta que al final llegó a la guarida y se quedó aterrorizada al observar la forma de aquel monstruo. Su columna vertebral parecía la de un humano, pero no tenía nada que ver con la fisiología de una persona, ya que tenía una boca en forma de flor, carecía de ojos y su color era de un blanco pálido. ¡Aquel monstruo estaba devorando brutalmente al oso que vivía en aquella cueva!

Madi no podía creer lo que estaba presenciando, por eso prefirió mantenerse callada para que no la descubriera y salir corriendo. La cueva estaba muy oscura lo que hizo que se tropezara con una piedra. Al caerse al suelo la joven chilló, lo que provocó que la criatura la escuchara. Entonces ésta giró la cabeza descubriendo así una nueva presa de la que alimentarse. La criatura era bípeda, pero corría a cuatro patas, lo que le permitía ir muchísimo más rápido que Madi. Ella conocía muy bien el bosque, por lo que consiguió llegar a su cabaña antes que la criatura.

Mientras el monstruo intentaba entrar en la cabaña, a Madi se le ocurrió la idea de hacer una hoguera gigante para impedir que se metiera dentro. Debía tener cuidado, porque la cabaña era de madera. Lo primero que hizo fue buscar un palo y después quitó las cortinas, colocándolas junto a la puerta. A continuación, prendió fuego al palo y, justo en el momento en que la criatura entró, lo lanzó con fuego a la cortina, lo que provocó que se quemase. Entonces hubo una gran explosión y trozos de la criatura volaron por toda la casa.

Así es como Madeline sobrevivió al ataque de aquella criatura, ella se lo contó a sus hijos y ellos me lo contaron a mí y yo lo he llamado “DEMOGORGON”.

 

Ález López, Iker Piqueras y Diana Pushina de 1º ESO

Ilustración Loreto Muñoz.

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

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