miércoles, 18 de diciembre de 2024

Érase una vez… ¡Tu relato!

Alumnos y alumnas de 1º de la ESO del Colegio Sagrada Familia de Alicante hemos participado en un proyecto titulado Érase una vez… ¡Tu relato!, que ha sido organizado por la asignatura de Lengua. Compartimos con los lectores del Grupo Leo algunos de nuestros relatos y deseamos que disfrutéis de su lectura.

 EL BOSQUE PERDIDO


En un pequeño pueblo escondido entre las colinas, llamado Azmora, vivían unas pocas familias, no más de treinta casas dispersas entre las montañas. Aquel lugar parecía detenido en el tiempo con su iglesia antigua, cuyas campanas resonaban con fuerza en la quietud de la región. A su alrededor un extenso bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista, un lugar de leyendas y misterios que los habitantes preferían evitar.

Las personas de Azmora hablaban del bosque como si alzar la voz pudiera atraer su oscura magia. Decían que quien entraba en él no volvía a ser el mismo o, peor aún, que no regresaba.

Un joven llamado Javier siempre sintió una extraña atracción hacia ese misterioso lugar. Era curioso y soñador, dos cualidades que no siempre encajaban en un pueblo pequeño y reservado. Sus padres le habían advertido que no se adentrase en el bosque, pero las historias no le atemorizaban; al contrario, parecían llamarlo con gran fuerza.

Una noche de invierno, cuando la luna llena iluminaba el pueblo, Javier decidió que era el momento. Se levantó en silencio, agarró una linterna y una antigua brújula que pertenecía a su abuela y se dirigió al bosque. Con cada paso que daba entre los árboles, el silencio se volvía más fuerte, como si el bosque estuviera encantado. Todo parecía hundido en una calma inquietante.

Después de caminar durante horas, Javier comenzó a oír un murmullo. Al principio pensó que era su imaginación, pero cuanto más avanzaba, más se escuchaba. Parecían voces susurrantes que hablaban en un idioma desconocido. La curiosidad le impulsó a seguir adelante. De pronto, en medio del bosque encontró un lago nítido, pero con un fuerte hedor, cuyas aguas oscuras reflejaban el cielo nocturno.

Las aguas del lago comenzaron a agitarse y una figura apareció: era una mujer de pelo largo, con ojos profundos como el lago. Ella lo miró con una mezcla de tristeza y compasión.

-¡Hola! ¿Hay alguien aquí? -preguntó Javier.

-Te hemos estado esperando, Javier -dijo la mujer con una voz suave, pero grave.

Javier no sabía qué responder y dijo: -¿Quién eres?

-Soy el espíritu de este lugar -respondió la mujer- la memoria de aquellos que estuvieron aquí mucho antes que tú y de los que no regresaron. Somos voces que el tiempo nos ha dejado atrás.

Javier sintió recorrer un cosquilleo por todo su cuerpo. De inmediato comprendió que había algo más que un bosque, algo que los vecinos intuían, pero no sé atrevían a comprender. Los ‘’olvidados’’ eran aquellos que, según las historias, habían cruzado la frontera del bosque y nunca volvieron. La mujer del lago era el reflejo, el eco de las almas atrapadas.

La mujer extendió su mano, que parecía emerger del agua como si fuera tangible. Javier, sin poder resistir, tomó su mano y en ese instante una oleada de recuerdos ajenos inundó su mente.

Nunca más se supo de Javier, pero dicen que en las noches de luna llena el susurro de las personas se sigue escuchando en todo el bosque y en el pueblo de Azmora.

Cecilia Escribano Fernández 1º ESO B

 

EL GATO MISIFÚ Y LOS VIAJES EN EL TIEMPO


En este mismo instante estoy muy cerca de presenciar una imagen histórica. Tengo delante de mí a los antepasados de Julio César, Cristóbal Colón y Albert Einstein ¡hablando con un gato!

Pero bueno, volvamos al presente. Soy Miguel, Miguel Delgado y tengo 315 años. Sé que ahora tendrás muchas dudas, pero te las resolveré más adelante.

En mi época soy un científico y he inventado un suero que permite vivir eternamente a cualquiera. También he inventado las máquinas temporales. Hoy me dispongo a utilizar una para viajar al pasado, en concreto, al año 8000 A.C en el antiguo Egipto. Os preguntaréis para qué la quiero ¿verdad? Es para descubrir quién inventó el colegio. Perfecto, estoy dentro, selecciono el año y...

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡TODO ME DA VUELTAAAAS! Bueno, uff, después de un viaje muy movidito ¡Ya he aterrizado! Me dispongo a abrir la puerta y... ¡Estoy enfrente de una pirámide! Eso significa que he llegado con éxito. Después de andar un cuarto de hora aproximadamente, me encuentro una gran casa con gente dentro. Me pregunto qué harán.

- Hola, buenas, soy Miguel- dije yo.

- ¿Qué haces tú aquí?- me preguntó el desconocido.

- Vengo en son de paz. ¿Cómo se llama usted?- le pregunté.

- Yo soy Mariano César y ellos son mis amigos Carlos Colón, Pedro Einstein y el gato parlante Misifú- respondió.

Antes de que lo preguntes, sí, son los antepasados de Julio César, Cristóbal Colón y Albert Einstein, pero lo que más me extrañó fue lo del gato parlanchín, pero no le di mucha importancia.

- ¿Qué hacen aquí reunidos?- les pregunté.

- Pues hemos inventado un sistema educativo para que los niños no sean analfabetos y aprendan a leer y escribir. En este momento le estamos buscando un nombre- dijo Misifú.

En este mismo instante estoy muy cerca de presenciar una imagen histórica. Tengo delante de mí a los antepasados de Julio César, Cristóbal Colón y Albert Einstein ¡hablando con un gato!

El gato Misifú se giró y me dijo:

-Muchas felicidades, gracias a ti nuestro invento se llamará “colegio”.

Y así terminó la aventura.

Miguel Delgado Ortiz 1º ESO B

 

EL HOSPITAL ABANDONADO

Hacía mucho tiempo… bueno, no tanto, había un pueblo llamado Villa Spot. No era un pueblo muy conocido, debido a que estaba más alejado de los otros. Hacía unas semanas una nueva familia se acababa de mudar a Villa Spot y en ella se encontraban nuestros protagonistas, los gemelos Mario y Marina.

La casa, a primera vista parecía vieja. A Mario y Marina no les hacía mucho entusiasmo mudarse, no solo porque fuera fea, sino porque extrañaban su antigua casa y a sus amigos. A pesar del disgusto, le decidieron dar una oportunidad.

Aunque fueran gemelos, parecían dos personas distintas cuando hablábamos de la personalidad. Marina era una chica tranquila, soñadora, empática y creativa; en cambio, Mario era un chico extrovertido, hablador, travieso y sociable, eso sí, también era muy inteligente.

Mientras sus padres terminaban de instalarse en la casa, los gemelos decidieron salir a explorar el nuevo pueblo. A medida que caminaban, iban hablando de cómo se imaginaban su nueva vida en el pueblo. Mario iba emocionado y, sin darse cuenta, se desvió y tropezó con una rama de un árbol. En ese momento, un hombre alto, barbudo, con ojos pequeños, que usaba gafas y parecía una especie de médico por la gran bata blanca que llevaba encima, se ofreció a ayudarlo a levantarse, pero su voz era muy grave. Mario se asustó y salió corriendo a meterse en cualquier casa que se encontrara. No veía con claridad y el dolor de la rodilla era cada vez mayor.

Sin darse cuenta, estaba dentro de un viejo hospital al que había confundido con una casa para esconderse, se sentó a recuperar el aire y se dio cuenta de que había perdido de vista a aquel hombre y se quedó más tranquilo. Le sangraba la rodilla, así que decidió buscar algo para curarse, después de todo aquello era un hospital. Se apoyó en una pared y una gran puerta se abrió. Un gran pasillo apareció detrás de la puerta, Mario pensó que se trataba de un acertijo y decidió aventurarse. Dio tres pasos y una ráfaga de viento le pasó por enfrente, pero no había sido una ráfaga de viento normal, le había parecido que tenía forma de animal y brillaba. Siguió la dirección por donde se dirigía y se dio cuenta de que tenía razón, aquello era… ¡un perro fantasma!

El perro dio un salto de miedo y el niño le demostró que no le iba a hacer nada para que confiara en él. No había tiempo de dar explicación a aquella criatura y, al parecer, el perro conocía el lugar y cómo guiarse bien. Llegaron a una sala sin salida, o eso pensaba Mario. El perro lo agarró del brazo y traspasaron la pared. Llegaron a una especie de laboratorio y escucharon a alguien murmurar…

¡Era el hombre de antes! Mario se fijó en que tenía una chapa plateada agarrada a la gran bata blanca que decía: “Doctor Wisdom”. Al fondo, escucharon a una niña gritar pidiendo ayuda, estaba atada de arriba abajo sobre una superficie plana que le impedía moverse, era Marina y estaba atrapada por Wisdom.

Cuando el doctor estaba a punto de inyectarle una especie de aguja con un líquido verde, Mario y el perro saltaron sobre él y la aguja salió disparada hacia el brazo de Wisdom. El niño y el perro se apartaron, Wisdom comenzó a gritar como un loco y a moverse de lado a lado mientras el extraño líquido le hacía efecto y en un abrir y cerrar de ojos se había encogido hasta explotar. Nunca se supo más de él.

No sabemos si la historia acaba aquí…

Noa Fraile Jurado 1º ESO B

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, y colegio. Será publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información



No hay comentarios:

Grupo Leo