miércoles, 16 de febrero de 2022

Trabajos del Colegio Salesianos Don Bosco

Como el Sol y la Luna


Somos tal y como el Sol y la Luna,

surcando la infinidad del firmamento:

tan extensa como la espera del momento

en el que rompamos esta distancia infortuna.

 

Hasta a años luz tu belleza me abruma,

y desearía correr hacia ti en ese sentimiento,

mas me ahogué en una ola de cemento

cuando ocultaste nuestro amor en la bruma.

 

El fulgor que desprendes en las mañanas

fue raudo en solidificar aquel hormigón,

donde, sin desearlo, heridas en mí labrabas.

 

Con tus sonrisas me resquebrajas,

llenas de la misma calidez mi corazón

que de angustia por no ir a mí dedicadas.

 

Si tú vives en la luz, yo habito la negrura,

rodeada por los astros en mi aposento

y por el deseo de poder sentir tu aliento,

pues el mío se pierde al leer cada palabra tuya.

 

Una pasión que doblemente se acumula,

late tranquila y con conocimiento;

conversaciones que evocan el juramento:

aunque lejos y escondido, que el amor transcurra.

 

Intenso como el anhelo de estar reencontradas,

tú, claridad, y yo, oscuridad, llegando a la unión:

un eclipse, instantes de emociones liberadas.

 

La belleza de todas las eternidades pasadas

solo para sentir sobre la mía tu respiración

mientras te beso bajo el manto de estrellas iluminadas.

 

Pero la verdad las apaga: jamás seremos una,

el Sol y la Luna coinciden en el tiempo

pero nunca en un punto; el espacio es férreo

de la falsa sensación de cercanía abusa.

 

Nos deseamos unas buenas noches con dulzura,

sabiendo que, al cerrar los ojos, un lugar ajeno

al dolor se extiende: el mundo de los sueños,

y ahí, por fin, nuestras almas se juntan.

4º B ESO Aloia Castro Sila

 

EL DÍA QUE CAMBIÓ MI VIDA

Me despierto como siempre a la misma hora para ir al colegio, pero esta vez me siento raro, siento que las sábanas me pesan, y supongo que será porque ayer me cansé mucho en mi quince cumpleaños. Pero no es eso, abro los ojos y veo la habitación más grande de lo normal, y la cama parece infinita. Cuando intento coger mi teléfono siento que es muy grande y pesado, y no cabe en mi mano, entonces me doy cuenta de que se ha encogido. -¡Al tamaño de una hormiga!- grito. Claro que nadie me escucha, con este tamaño es imposible que me escuchen desde otra habitación. Intento con todos mis esfuerzos levantar las pesadas sábanas, y lo consigo. Es muy extraño, todo ha encogido menos yo y la ropa que llevo puesta, que con muy mala suerte, es el pijama de ovejas que me regaló ayer mi abuela, la verdad prefería un juego para el ordenador.

Entonces mi hermana mayor entra para despertarme, ya que no había ido a desayunar, claro, si un paso de una persona de tamaño real son como cien míos, es imposible que pueda bajar al piso de abajo. -¡Lolaaaa! ¡Estoy aquí! ¡Ayuda!- empiezo a gritar y saltar intentando que mi hermana me vea. Pero ella no hace ni caso, y yo necesito ayuda para bajar de la cama y comer, e intentar solucionar este problema, no puedo quedarme así para siempre. Al salir por la puerta no la cierra, por una parte genial así cuando pase alguien puedo intentar llamar la atención, pero por el otro lado, tenemos gato, y con este tamaño puedo ser muy apetecible. Con tan mala suerte, ocurre la segunda opción, y menuda vista que tiene el gato, ya me ha localizado, intento correr para meterme debajo de la almohada, se tarda mucho ahora que lo pienso, parece que vaya a cámara lenta, como en una película donde el protagonista está en un apuro y pasa todo muy lento. Menos mal que llego a tiempo y me puedo esconder, aunque me quedaré un rato más, por si acaso no se ha ido el gato.

Al cabo de un par de horas viene mi amigo a casa ya que tenemos que hacer un trabajo, y además estaría preocupado porque no había ido al cole. Cuando entra en mi habitación, hago lo mismo que hice con mi hermana por la mañana, gritar y saltar, con la suerte de que él sí que me ve. Este me tira la mochila pero no me da, supongo será porque habrá pensado que era una araña o algún bicho raro. Pero se acerca y me coge con cuidado y me eleva, se pone a tocarme con los dedos con curiosidad, -¿Te han dejado una nota?- me dice. Yo con incertidumbre le hago un gesto de negación con la cabeza. Y entonces se pone a buscar la nota por la habitación, y la encuentra en el escritorio, en la pantalla del ordenador pegada. "Para volver a tu forma humana tendrás que hacer algún gesto que haga cambiar algún aspecto en la vida de otro" pone esto en la nota. 

Confundido porque mi amigo sabe que hay una nota, me explica que su hermano también se ha encogido y que le ha ayudado a conseguir que la vida de una persona cambie a mejor. Yo sin saber porque a él también le ha pasado, decido no darle vueltas e ir directamente al grano y resolver el problema para volver a la normalidad, y ya cuando todo pase pensaré que ha podido pasar. A gritos le pido a mi amigo que me lleve al colegio, a ver a mi profesora, la cual no tiene una vida muy feliz porque su novio la dejó recientemente, y algunos de mis compañeros se mete con ella por su físico, y bueno yo pertenezco a ese grupo, aunque ahora me arrepiento, probablemente sea por esa razón por la que estoy así. De camino hay algunos problemillas como que casi me caigo por una alcantarilla, ya que a mi amigo le dan un golpe en el brazo uno que pasaba con la bici. Otro problema en el autobús, un hombre casi me aplasta con su trasero, pero mi amigo tiene buenos reflejos, y me salvó. Y por último, hace mucho viento y con lo poco que peso me vuelo. Pero finalmente llegamos al colegio.

Ya en la clase con la profesora, al principio le extraña y sale corriendo a por un espray para bichos, pero mi amigo la convence de que soy yo, y no le voy a hacer nada, todo lo contrario, quiero que me escuche, para así solucionar mi problema y poder cambiar su vida para bien. Primero le pido perdón por todo el daño que le he causado insultándola, cuando no debería haberme metido con su físico, ya que todos los físicos son perfectos y nadie debería despreciar ninguno. Una vez me he disculpado intento darle un consejo que me dio mi madre a mi cuando era pequeño, y es que las personas van y vienen, y siempre vienen para aprender un poco más de cómo convivir, y te hacen feliz, y cuando ya han cumplido su misión se van, y aunque duela algunas veces hay que dejarlas ir. Y siempre vendrá una nueva etapa con nuevas personas que te enseñen más cosas, y nunca hay que cerrarse a descubrir nuevas emociones y sentimientos porque te enseñaran nuevas maneras de vivir y ser feliz. Justo cuando termino de decirle esto me sonríe y en ese momento vuelvo a mi forma humana, así revolviéndose mi problema, y cambiando la forma de ver la vida a mi profesora. 

4º A ESO Alba García Ens 


ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por Correo postal a:

GRUPO LEO

Apartado 4042

03080 ALICANTE

o por email a grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, colegio. Podría ser publicado en nuestro BLOG.


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