Reseña:
Francisco
Esteve en el prólogo del libro desarrolla unas cuantas ideas.
Miguel Hernández es un
poeta que no sólo amaba a los niños, sino que él mismo nunca dejó de ser niño.
Las personas que le conocieron en su vida cuentan, que en su cuerpo de hombre,
anidaba un alma infantil. ¡Tanta era su inocencia y candor!
En la famosas “Nanas de la
cebolla” le dice Miguel a su hijo:
”Desperté de ser niño,
nunca despiertes”. Esto lo escribía Miguel desde la cárcel cuando el odio de
los hombres y la dureza de la vida y los sufrimientos le habían hecho
despertar, de forma brusca, de su infancia interior.
Par Miguel todas las
personas eran buenas, y no guardaba rencor a nadie, pensaba que los demás se
comportarían igual. Esta buena fe hizo que, después de la guerra, volviera a su
pueblo con el deseo de abrazar a sus familiares y amigos sin pensar que los de
su mismo pueblo pudieran traicionarle. Pero por desgracia, así fue. Tan pronto
le vieron fueron a denunciarle y le cogieron preso.
Vicente Aleixandre, premio
nobel de literatura, decía que Miguel “era confiado y no aguardaba daño. Creía
en los hombres, esperaba de ellos. Su contacto con la naturaleza y el pueblo
sencillo hace que toda su poesía rezume este candor que tanto le acerca de
quienes tiene corazón de niño. PERO Miguel no confunde niñez con ñoñería, sino
que los poemas que tiene como tema al niño contienen una fuerte carga de
denuncia social como ”El niño Yuntero”, una ternura especial como las “Nanas de
la cebolla”, o un dolor profundo como el poema dedicado a su hijo muerto.
Su experiencia de niño oprimido
por el trabajo, el sufrimiento y el hambre le hace sentir como propio el dolor
de todos “los niños yunteros”.
Mientras existan en el mundo
“niños yunteros” tendrá sentido el canto de este pastor-poeta cuya vida es el
testimonio y cuya obra es un constante aliento:
Niño
radiante
Va
mi sangre contigo
Siempre
adelante
El recopilador:
Francisco Esteve Ramírez es natural de Pinoso (Alicante), licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es profesor de periodismo en la misma universidad, preside la ‘Asociación de Amigos de Miguel Hernández’ y dirige la revista hernandiana ‘Silbos’. En el año 2002, recibió la ‘Medalla al Mérito Hernandiano’. Es autor, entre otras, de las obras Antología comentada de Miguel Hernández (2002), Miguel Hernández, poeta (1992) y Miguel Hernández para niños (1983). Entre sus artículos, hay que destacar los titulados ‘Miguel Hernández y los medios de comunicación’ (1993) y ‘Miguel Hernández, periodista’ (1993).
El ilustrador:
Lorenzo Olaverri. Pintor y experto dibujante en temas infantiles, ha sabido captar el mensaje profundo de los poemas hernandianos, haciendo una traducción pictórica para el presente libro. Cursó estudios en la madrileña Escuela de Bellas Artes de San Fernando y ha efectuado diversas exposiciones de sus obras por toda la geografía española.
“Olaverri
es un pintor prestigioso y sincero, pues desde su particular prisma resalta una
brillante técnica que no confunde al espectador con subjetividades sino que le
lleva de la mano a su mundo donde, y como él mismo lo llama, su expresionismo
de corazón le cede al color el protagonismo y a la figura, la intención, para
que el mensaje sea claro y a la vez rotundo”.
Empieza
su trayectoria en 1976 y desde ese tiempo ha expuesto en Zaragoza en varias
ocasiones, como inquieto creador ha experimentado varias técnicas siendo una de
las más exitosas su andadura por la pintura textil aplicada a los tapizados de
sillas y objetos diversos.
Famosas
en Madrid fueron sus exposiciones de esta técnica, varias en el estudio de
Agatha Ruiz de la Prada. También ha experimentado en la ilustración de libros
de gran difusión así como su recorrido en el mundo del cómic o de la pintura
muralista de grandes dimensiones.
Todo
un universo creativo que le ha acarreado un merecido reconocimiento en las
grandes galerías y compartido con su labor docente, impartiendo cursos y clases
de bellas artes”.
RECORDANDO A MIGUEL HERNÁNDEZ
El 28 de marzo de 1942, moría con 31 años, en la enfermería de la cárcel de Alicante, Miguel Hernández.
Perseguido
y encarcelado por ser fiel a sus ideas. Sirva esta publicación como homenaje al
”Poeta del pueblo”, nacido en Orihuela.
Su
vida está marcada por tres grandes pasiones:
La
poesía, el amor y la justicia.
La
Poesía le atrae con especial fuerza y a ella dedica su vida.
El
amor a su mujer, su hijo, sus amigos y a sus ideas llenan su obra poética,
La justicia es su tercera pasión. Su pobre cuna y el trabajo temprano le hacen descubrir las desgracias ajenas. Por eso es sensible al dolor y tristezas de sus semejantes. Se siente parte del pueblo sencillo y trabajador. Asume la lucha del pueblo por liberarse de las injusticias.
EL SILBO DEL DALE
Dale
al aspa, molino,
hasta
nevar el trigo
Dale
a la piedra, agua,
hasta
ponerla mansa.
Dale
al molino, aire,
hasta
lo inacabable.
Dale
al aire, cabrero,
hasta
que silbe tierno.
Dale
al cabrero, monte,
hasta
dejarle inmóvil.
Dale
al monte, lucero,
hasta
que se haga cielo.
Dale,
Dios, a mi alma
hasta
perfeccionarla.
Dale
que dale, dale
molino,
piedra, aire,
cabrero,
monte, astro,
dale
que dale largo.
Dale
que dale, Dios,
¡ay!
Hasta la perfección.
CERCA
DEL AGUA TE QUIERO LLEVAR
porque
tu arrullo trascienda del mar.
Cerca
del agua te quiero tener
porque
te aliente su vivido ser.
Cerca
del agua te quiero sentir
porque
la espuma te enseñe a reír.
QUISE
DESPEDIRME MÁS
y
solo vi tu pañuelo
lejano
irse.
Imposible.
Y
en un golpe de polvo vino
a
cegarme, ahogarme, herirme.
Polvo
desde entonces traigo.
Imposible
OLORES
Para
oler unos claveles,
este
muchacho de hinojos.
Tiros
de grana. El olor
pone
sus extremos rojos.
Para
oler unos azahares,
este
muchacho con zancos.
Espuma
en cruz. El olor
pone
sus extremos blancos.
Para
oler unas raíces,
tendido
el muchacho este.
Uñas
de tierra. El olor
lo
pone todo celeste.
Tomado del libro: Miguel Hernández para niños y jóvenes
Edición preparada por: Francisco Esteve
Ilustraciones: Lorenzo Olaverri
Editorial: Ediciones de la Torre
ACTIVIDADES
1- Aprende de
memoria alguno de estos poemas. Haz un dibujo del mismo.
2- Infórmate de
la vida de Miguel Hernández.
3-Escribe un poema sobre un tema libre y envíalo por correo postal, acompañado de un dibujo, con tu nombre, apellidos, curso y nº de teléfono a:
GRUPO LEO
Apartado correos 4042
03080 ALICANTE
Podrá ser
publicado en nuestro blog: grupoleoalicante.blogspot.com
7 comentarios:
Nuestro homenaje al poeta del pueblo que viene respaldando nuestra actividad de animación a la lectura.Su poesía y su triste vida un motivo para seguir
GRACIAS PACO POR ESTA PRECIOSA COMPOSICIÓN DE ESTA PÁGINA .MIGUEL HERNÁNDEZ, NUESTRO POETA, SE LO MERECE.SEGUIREMOS EN NUETRA FAENA.
Hola soy oscar, me ah encantado los poemas, hemos estado trabajando esta tiza en el IES Gran Via
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español.
De familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aun así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad.
A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas (1933), donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid.
Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas El silbo vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más conocido: El Rayo que no cesa (1936).
Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.
Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.
un saludo, un abrazo y gracias
Hola me llamo Mihai estudio en el Es Gran via,hemos trabajado esta
tiza.
Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!
Hola soy Asun, esduio ene el I.E.S GRAN VIA
De familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aun así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad.
A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas (1933), donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid.
Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas El silbo vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más conocido: El Rayo que no cesa (1936).
Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.
Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.
Hola , soy Coraima Carmona , estudio en el I.E.S Gran Via , hemos trabajado esta tiza.
Miguel Hernández Gilabert fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Wikipedia
Nacimiento: 30 de octubre de 1910, Orihuela
Fallecimiento: 28 de marzo de 1942, Alicante (Alacant)
Lengua de producción literaria: Española
Causa de la muerte: Tuberculosis
Movimiento: Generación del 27; Generación del 36
Hijos: Manuel Ramon Hernández, Manuel Miguel Hernández
Hola soy Ismael estudio en el ies gran via y hemos trabajado esta
tiza.
Miguel Hernández Gilabert nació el 30 de octubre de 1910, en la calle San Juan, 82, de Orihuela (Comunidad Valenciana), en el seno de una familia humilde, que se dedicaba a la cría y pastoreo de cabras, ganado del que siendo todavía un niño empezó a ejercer de pastor Miguel, aunque su interés por la lectura y adquirir conocimientos, le obligaba a leer mientras el ganado pastaba. También aprovechaba las noches para poder hacerlo, cuando su padre no lo veía, ya que su antecesor era un hombre rudo de la época y de carácter dictatorial, que no le gustaba que “perdiera el tiempo leyendo”. Pero Miguel, que era “mas listo que el hambre”, se hizo amigo del canónigo Luis Almarcha Hernández, vicario general de la diócesis de Orihuela, que puso a disposición del joven y futuro poeta su amplia biblioteca y le prestó libros de San Juan de la Cruz, Gabriel Miró, Paul Verlaine, Virgilio, entre otros muchos autores.
Publicar un comentario