miércoles, 18 de noviembre de 2020

Los libros del mes de noviembre: "Un banco en la plaza"

Reseña:

Un banco en la plaza En un banco, un lugar público, común, sin más connotación, que podría encontrarse en cualquier ciudad del mundo, varios personajes comparten un tiempo, emocional y físico, y tod@s cuentan y escuchan lo que cada un@ sueña o imagina poder soñar. Un álbum delicado y profundo, donde con la ligereza de un rayo de sol nos querremos mirar hacia nuestro adentro para dejar florecer y compartir nuestros sueños, por muy disparatados que ellos parezcan. Un canto a la vida y a la libertad, un canto a la unión de las personas, un rayo de esperanza hacia un mundo más atento a las necesidades de tod@s l@s que lo habitamos.

La autora e ilustradora:

Raquel Díaz Reguera (Sevilla, octubre 1974) dibuja y escribe desde niña. Con seis años gana su primer concurso de pintura y a partir de ahí, estudiar, probar y experimentar. Estudia Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y complementa su formación con cursos de diseño gráfico e ilustración digital. Sin embargo, su vida profesional toma otro rumbo cuando abandona los pinceles para entregarse a su pasión por la música y la escritura.

Se instala en Madrid y, acompañada por grandes músicos, escribe las primeras letras de sus canciones. Pronto firma su primer contrato editorial con Universal Music Publishing y, al tiempo que escribe letras para artistas como Victor Manuel, Pastora Soler, Noa, Zuchero, Nek, Alba Molina, Alejandro Sanz, Chayanne, Miguel Ríos, Pastora Vega y otros, graba su primer disco como integrante del dúo Maldeamores.

En el mundo del diseño y la maquetación, trabaja realizando imágenes corporativas para diversas empresas, cartelería y catálogos de exposiciones. Sin abandonar nunca su pasión por la escritura, comienza a escribir cuentos infantiles y a ilustrarlos.

En noviembre de 2010 Thule le publica su primer álbum ilustrado, "¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa? Al que le siguen muchos otros títulos hasta el momento.

El 23 de Abril de 2011, dentro del marco de los Premios Ciudad de Castellón, recibió el XII Premio de Literatura Infantil Ilustrada "Tombatossals", otorgado por el Ayuntamiento de dicha localidad por su obra "Algo que aprender".

En la entrevista que aparece en el Blog La Cuentería Respetuosa (20 nov 2018) ella misma nos dice:

"Estudié en un colegio en el que se valoraba por encima de cualquier otra cosa la creatividad, escribíamos cuentos y los leíamos en clase, aún conservo cuadernos de “texto libre” y dibujos, muchos dibujos de mi infancia. Me encantaba la música, la canción de autor en castellano, porque necesitaba que las letras me contaran cosas. A los diecinueve años me fui a Madrid con mi hermana y un puñado de letras de canciones en un cuaderno, la ilusión en la maleta y el entusiasmo como motor. Y creo que precisamente es, el entusiasmo, es mi mejor baza en la vida. Con veinte años firmé mi primer contrato editorial como letrista y durante diez años ese fue mi oficio. Las cosas cambiaron, la piratería empezó a hacer estragos en la industria de la música y de ahí en adelante todo fue a peor para muchos de los que estábamos en la trastienda de las canciones. Pero lo más importante en la vida es saber reinventarse y en mi caso la maternidad fue el punto de inflexión. Comencé a escribir los cuentos que inventaba para mis hijos a la vez que visitaba las librerías, fascinada por descubrir en lo que se habían convertidos los libros infantiles, álbumes ilustrados con categoría de obras de arte. Volví a los pinceles que había abandonado por las canciones, decidí acompañar las palabras, que antes se completaban con música, con dibujos. Por aquel entonces se publicó ¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa? y hasta hoy he vivido del cuento."

 UN BANCO EN LA PLAZA

“Cada día, a las seis en punto de la tarde. Manuel se sentaba en el mismo banco de la misma plaza, con el mismo sombrero y su caña de pescar” (…) - “A esperar a que piquen los salmones” (…)

- “Pues si usted puede pescar salmones sentado en este banco, ¿podré yo cazar nubes si me siento a su lado?” (…)

- “Pues si ustedes pueden pescar salmones y cazar nubes, ¿podré yo cazar palabras al vuelo? Manuel y Margarita se apretaron un poco y el cartero se sentó junto a ellos (…)” 


- Disculpen mi curiosidad -dijo el señor deteniendo su paso frente al banco-, ¿podrían decirme qué están haciendo aquí con una caña de pescar, un cachivache y una saca de cartero abierta como si esperaran a que llovieran palabras? -Pescando salmones, cazando nubes y esperando a que del cielo caigan las palabras perfectas.” (…) Soy observador de bandadas de aves tropicales. -Y diciendo esto sacó sus prismáticos” (…)

“el pequeño Martín, que pasaba por allí, se detuvo delante del banco y preguntó: (…) ¿pueden hacerme un huequito en el banco? ¿Creen que yo puedo esperar aquí a mi perro?

- ¿Cómo es tu perro? -preguntó Margarita- ¿Lo has perdido?

- No -dijo el niño-, aún no sé cómo es porque no tengo perro, mi madre no me deja tener uno, pero si ustedes pueden pescar salmones, cazar nubes, esperar una lluvia de palabras y observar aves tropicales en este banco de la plaza, a lo mejor yo puedo esperar aquí a mi perro” (…)

“hablaron y charlaron y conversaron y jugaron al veo veo y a hacer rimas y la tarde fue yéndose hacia donde sea que se van las tardes y, como tenía que ser, cayó la noche y todos pensaron que era la hora de volver cada uno a su lugar.” (…)

“Y a esta tarde le siguieron otras, y otras más y a ninguna de ellas le faltaba un rato de compartir palabras, pájaros, naufragios, ladridos…” (…)

“Y cada día se despedían cuando el sol anunciaba que era lo hora de volver cada uno a sus quehaceres, y todos se iban pensando que lo mejor de pescar salmones, cazar nubes, esperar que llovieran palabras, observar pájaros tropicales e imaginar a Pep, la mascota de Martín, era que podían hacerlo cada día en el mismo banco, en la misma plaza sin ninguna esperanza de conseguirlo pero con las mismas ganas de compartirlo.”

Tomado de: Un banco en la plaza (Extracto)

Texto e ilustraciones: RaquelDíaz Reguera

Editado por: Lóguez Ediciones

 


ACTIVIDADES:

1. En el texto aparece un cartero. Espera a que lluevan palabras para hacer más hermosas las cartas que lleva para repartir. ¿Has escrito alguna vez una carta? Escribe una carta en la que pongas algo hermoso para alguien y envíasela por correo ordinario. Pide ayuda a tu familia, si no sabes cómo se hace.

2. En el texto encontrarás cinco protagonistas que tienen deseos, en apariencia, imposibles, pero que disfrutan compartiéndolos. Escribid cada compañer@ de clase, de manera anónima, un deseo que parezca imposible; metedlos en una caja. Sacadlos uno a uno y hablad entre todos sobre lo que os parece cada deseo: si es posible, si es divertido, se es triste, si da rabia… para poderlos compartir sin saber quién es el aut@r.

3. Imagina cómo podría desarrollarse la misma historia, pero en las circunstancias actuales: teniendo que respetar todas las normas de prevención para evitar la extensión de la pandemia. Escribe un cuento o poema, a partir de ese cambio. Envíalo acompañado de un dibujo, con tu nombre, apellidos, curso y colegio por correo postal a:

GRUPO LEO

apartado 4042

03080 ALICANTE

o por Mail a: grupoleoalicante@gmail.com

Serán publicados en nuestro blog.

2 comentarios:

DIEGO dijo...

Me ha encantado el cuento.Un banco para soñar,acompañar,comunicar,
agente de la palabra amiga que da y recibe vida.Diego

Unknown dijo...

A mí también me ha gustado mucho. Tiene distintas lecturas para cada edad y rompe con la idea de que lo único importante es conseguir lo que quieres. El camino compartido de los sueños imposibles es un sueño en si mismo

Grupo Leo