Reseña:
En
mayo de 2006 cientos de estudiantes de secundaria chilenos salieron a las
calles a manifestarse y tomaron sus escuelas en señal de protesta. Protestaban
contra la desigualdad, el lucro y la ley de educación en Chile. Se le llamó la
Revolución de los Pingüinos.
¿Cómo
se vive una toma desde dentro? ¿Cómo se enfrentan los problemas diarios de
desabastecimiento, aislamiento, desmotivación, deserción, y pugnas de poder?
Lola
Larra escribe Al sur de la alameda.
Diario de una toma, en la que dos perspectivas en contrapunto van
construyendo una historia con muchos ingredientes: amor, política, intriga,
fútbol, rencillas, sueños y memoria. Nicolás, su protagonista, relata en su
diario lo que ocurre día a día, mientras las imágenes del ilustrador Vicente
Reinamontes detallan la mirada de un
personaje misterioso que observa desde una casona vecina.
Al sur de la Alameda es una magnífica obra provocativa
para chicos y chicas a partir de los 12 años y que, además de dar cuenta de un
momento histórico, rinde un pequeño homenaje a grandes revoluciones
estudiantiles de todos los tiempos.
Al
sur de la Alameda es una obra muy vanguardista, acumula elementos del cine, el cómic,
la fotografía y la televisión.
Esta novela gráfica acaba
de ser elegida como uno de los mejores libros para niños y jóvenes del año por
la Internationale Jugendbibliothek de Munich.
Esta primera novela ilustrada de la Editorial Ekaré es un libro
muy atractivo para los jóvenes lectores,
tanto a nivel gráfico como de texto y que acerca de una manera muy intensa un
tema de actualidad como es el de la
educación, que nos implica a todos y muy especialmente a los jóvenes. Todo un
disfrute de lectura lleno de voces interiores y de imágenes sugerentes.
La autora:
La autora y el ilustrador con ejemplares del libro |
El ilustrador:
El
chileno Vicente Reinamontes es
ilustrador y diseñador de imágenes, narraciones y proyectos creativos. Colabora
asiduamente con revistas chilenas y de distintos países y también con varios
colectivos artísticos y académicos.
EL
COMPROMISO
Paula
me miró con sus ojos negros cuando yo estaba cruzando la puerta del colegio
hacia la calle, listo para irme:
–Nicolás – me llamó sin alzar la voz –. ¿Te
vas?
Me
detuve, desconcertado. La miré, sin responder. Entonces, ella me dijo eso de
que no siempre se podía ver la vida desde la seguridad del arco. Esta flaca no
tiene ni idea de fútbol, pensé, mucho menos de lo que significa ser arquero.
Ser arquero no es estar seguro ni a salvo. Ser arquero no es mirar la vida como
lo hacen los espectadores desde las graderías. Por eso me atreví a corregirla.
“ A mí no me gusta ver el partido desde afuera, nunca lo hago”, le dije, Y di
la vuelta. Y subí las escaleras y volví a entrar al colegio. Y ella me sonrió
por unos segundos, y luego siguió intentando convencer a los que iban saliendo,
en una fila apretada e impaciente, de que también se quedaran en la toma.
Antes
de volver a cruzar la puerta del instituto pude ver las caras atónitas de
Domingo, Fernando y Rafa, que se quedaron en la calle mirando como entraba,
haciéndome gestos, gritando algo que yo no alcancé a escuchar.
Eso
fue hace tres días. Cuando todos los profesores, y también el director, se
fueron. Y cuando la mayoría de los alumnos también lo hizo.. Cuando los treinta
y cinco que estamos aquí dentro, tomamos oficialmente el colegio.
Yo
había escuchado de manifestaciones y tomas y, la verdad, pensaba que era otra
cosa.
Ernesto ya estaba en la Universidad y mi mamá aún iba al colegio. Se escaparon juntos, se fueron a vivir a una habitación del centro y se casaron en secreto dos meses después, cuando mi mamá cumplió dieciocho años. A mi abuelo casi le dio un infarto, eso cuenta la abuela. Y hasta el día de hoy apenas si se hablan con mi papá. Solo se saludan, siempre de usted, y se intercambian algunos gruñidos las pocas veces que están juntos en una habitación. Tres veces al año, exactamente. En Navidad. El día de mi cumpleaños. Y el día del cumpleaños de la Javi, mi hermana chica,
Así
que yo ya había escuchado una y otra vez la historia de las protestas de los
ochenta, durante la dictadura. La policía esperando para atacar, el guanaco
lanzando un furioso chorro de agua, las bombas lacrimógenas, los palos que
daban a diestra y siniestra, los ojos llorosos, la garganta picosa y apretada
que solo se aliviaba chupando limones, y también los amigos que los pacos se
llevaban y a veces nunca más regresaban.
Nada
de esto ha sucedido.
Esta
es la toma más civilizada que yo haya imaginado.
Primero,
el martes, hicimos un paro de media hora, en solidaridad con otros liceos que
ya estaban en la toma. Salimos de las salas de clase y nos sentamos en el
patio. Había alumnos con carteles y algunos gritaron consignas. A todo el mundo
le gusta perderse alguna clase, por eso hubo tanta convocatoria. Después de
hinchar un rato, volvimos a clase.
Pero
el miércoles en la mañana los del Centro de Alumnos convocaron a una asamblea
general. Leyeron un manifiesto y dijeron que se tomaban el colegio.
A
unas pocas cuadras de aquí están los liceos públicos más emblemáticos de la
ciudad, los más luchadores y combativos. El Nacional. El Aplicación.. Nosotros
siempre hemos sabido de ellos, pero ellos no tenían ni idea de que existíamos.
Hasta ahora, porque somos de los pocos colegios privados que se han sumado a
las protestas y tomas que hay en todo Chile.
Cuando
Valentín terminó de leer el manifiesto del Centro de Alumnos, los profesores se
fueron. Y el director cerró con llave su oficina y salió, después de
aconsejarnos a todos mucha prudencia y de darle unas palmaditas en el hombro a
Valentín. Y la mayoría de los alumnos se fue, felices de tener unos días de
vacaciones obligadas. Y nos quedamos nosotros, los 35. Las puertas se cerraron,
y se atrancaron las ventanas con maderos y palos.
En
la reja que da a la calle lateral pusimos las mesas y las sillas con las patas
hacia fuera, como una enorme escultura de madera y metal.
Al
día siguiente, en la mañana, recibimos la visita de un delegado de la Asamblea
Coordinadora. Valentín lo presentó como el Cachorro Salazar, casi haciéndole
reverencias cuando lo condujo hasta la pizarra de la sala de reuniones. Salazar
era alto y grande y parecía de dieciocho o veinte años aunque vestía uniforme
de secundaria. Se paró frente a nosotros con las manos en la espalda y lo
primero que hizo fue felicitarnos por la toma.. Todos allá estaban orgullosos
de que un colegio como el nuestro se hubiera sumado al paro estudiantil, dijo.
Porque, agregó, significaba que todos los estudiantes del país, ricos y pobres,
estábamos en la misma onda. Era un excelente síntoma, continuó que se produjera
esta toma “emblemática” (y el tono con que dijo ”emblemática” me sonó torcido,
como que no era ningún piropo).
- La educación chilena se ha vuelto una forma
más de reproducir la enorme desigualdad de nuestra sociedad. Al que nace pobre
en una comuna sin recursos no le queda otra que ir a un liceo municipal pobre y
de bajísima calidad.
Tomado de: AL SUR DE LA ALAMEDA, Diario de unatoma
Autora: Lola Larra
Ilustrador: Vicente Reinamontes
ACTIVIDADES:
- Próximos al Colegio de Nicolás
había dos liceos ¿por qué hasta ahora no habían tenido contacto y ahora sí?
- Cuál fue la causa para tomar el
Colegio la clase de 35. ¿Cómo se fue preparando?
- ¿Consideras que es fundamental
que todas las personas gocen del derecho a la educación sin
discriminación?
- Escribe un cuento sobre un niño que no puede ser atendido en su colegio
por "tener unas deficiencias especiales".
Envíalo por correo Postal
acompañado de un dibujo, nombre, apellidos, curso, colegio, teléfono y mail
personal a:
Concurso literario “Grupo Leo”
Apartado 3.008
(03080 ALICANTE)
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