Reseña:
Diez años después de La
gran explosión, el mundo comienza a resurgir. Los escasos
supervivientes han tenido que adaptarse a drásticos cambios y, al mismo tiempo,
han aprendido un nuevo concepto de vida, sencilla y sin pretensiones, en el que
impera la solidaridad y la ayuda mutua. Pero en este nuevo mundo el egoísmo, la
maldad y el deseo de poder siguen ocupando su espacio. Los habitantes de uno de
los poblados levantados después del cataclismo tendrán que enfrentarse a una
situación de peligro, e intentarán que la pequeña estabilidad conseguida no se
pierda. Para los más jóvenes, que no han conocido el mundo anterior, será toda
una enseñanza sobre la vida, la generosidad y la supervivencia. Pero ¿qué pasó
diez años atrás? ¿Nadie fue capaz de predecir la catástrofe?
A partir de 12 años.
A partir de 12 años.
La
autora:
Maribel
Romero Soler es licenciada en Derecho, diplomada en Redacción y Estilo y en
Formación de Lectores. En la actualidad se dedica a la creación literaria y
tiene obras infantiles y juveniles publicadas en España y América Latina.
Imparte cursos de Escritura Creativa, colabora como jurado en diferentes
concursos y participa en charlas de animación lectora en colegios e institutos.
Ha sido ganadora y finalista de importantes premios de género infantil y
juvenil.
Con
esta obra fue ganadora de la cuarta edición del Premio de Novela Juvenil CEPA
en 2017
EN EL BOSQUE
Frek y Laisa estaban en el bosque. El
primero se disponía a coger leña, la segunda iba a recolectar un nuevo fruto,
parecido a las moras, con el que su guía elaboraba deliciosos pasteles. Habían
acudido juntos a realizar sus tareas. A pesar de que pertenecían a diferentes
grupos de convivencia, sus casas estaban muy cerca y prácticamente se conocían
desde siempre. Aquella mañana era más fría de lo normal y la joven muchacha
ocultaba su larga melena rojiza bajo un gorro de lana que ella misma había
tejido. Frek, sin embargo, no había cubierto su pelo azul, que parecía más
oscuro de lo habitual en el tenebroso bosque, aunque sí resguardaba sus manos
de las bajas temperaturas con unos guantes de pelo de conejo.
—Debemos regresar pronto —dijo ella—
parece que la temperatura bajará todavía más —aseguró mirando al cielo en busca
de algún tímido rayo de sol.
—Pues precisamente por eso necesitamos
más leña —añadió Frek mientras descuartizaba un tronco.
—¿No te da pena que ya seamos mayores?
—preguntó Laisa.
—No, en realidad nada ha cambiado,
seguimos siendo como ayer. El hombre sabio solo quiso premiarnos, no creo que
sea demasiado importante.
Por un momento, Frek dejó sus
obligaciones y tomó asiento sobre un grueso tronco que todavía permanecía entero.
Laisa se sentó a su lado.
—¿Jugamos? —Preguntó el muchacho sacando
de su bolsillo un artilugio que él mismo había inventado y al que llamaba
lanzadera.
—¿Sabes lo que dice mi guía? —intervino
Laisa—, que tú no has inventado nada, que esa cosa ya existía antes y que se
llamaba tirachinas.
—¿Ah, sí, lista? Pues si existía antes
¿cómo iba yo a saberlo? Esta lanzadera es un invento mío, muchachita —dijo Frek
alegremente levantándose del tronco y buscando algunas piedras negras por el
suelo.
Cerca de ellos pasó un animalillo
asustado que se detuvo unos instantes mirándolos con sus pequeños ojos
redondos. Era un ardejo, nombre que habían inventado para identificar a esa
nueva especie animal mezcla de ardilla y conejo y que se reproducía de manera
asombrosa.
—Este bosque está lleno de ardejos
—sentenció Laisa.
—Sí, al final el mundo será de ellos.
Permanecieron unos minutos observando
cómo los animales subían a los árboles y recorrían sus ramas con gran
habilidad, saltando de una a otra con mucha gracia.
—¿Sabes una cosa? —volvió a preguntar
Laisa dando vueltas a un mechón de su pelo que se había escapado del gorro—. Mi
guía dice que antes las personas se casaban —añadió con cierto rubor en las
mejillas.
—¿Se casaban? ¿Qué significa?
—Pues que se querían y decidían vivir
juntas.
—Eso también pasa ahora.
—Pero no del mismo modo. Antes, las
parejas se enamoraban, y cuando decidían casarse, ella se vestía con un traje
blanco y él con otro de un color oscuro. Entonces se casaban.
—¿Con un traje blanco? Qué absurdo. Si
algún día te casas conmigo no se te ocurra ponerte un traje blanco, dañarías mi
vista —rio Frek con descaro.
—Eres muy tonto, jamás me casaré contigo
—añadió Laisa enfurecida.
—¿Y qué es enamorarse? —preguntó de
nuevo Frek.
—Quererse, quererse mucho, desear vivir
siempre con la persona a la que amas.
—Todos los habitantes de este poblado
nos queremos.
—Ya, pero es quererse de otro modo.
¿Sabes? Te voy a confesar una cosa, creo que mi guía, Mónica, está enamorada
del hombre sabio.
—¿Ella te lo ha dicho?
—No con esas palabras, pero siempre
habla de él y cuando lo hace le brillan los ojos.
—Ahora te están brillando a ti los ojos
—dijo Frek.
—¡Tonto! —exclamó Laisa.
Frek salió corriendo entre los árboles y
Laisa fue tras él. Los dos muchachos reían sin parar y un grupo de ardejos los
perseguían como si participaran de la misma fiesta. Minutos más tarde se
detuvieron casi sin aliento, Frek aún reía, y Laisa se llevaba la mano al pecho
realmente cansada.
—Enamorarse —repitió entonces el
muchacho de pelo azul apoyado en un árbol—, es bonita la palabra.
—Tus padres, los que nunca has conocido,
seguramente se enamoraron, y por eso naciste tú.
—¿Somos entonces frutos del amor?
—Creo que sí.
—Vaya, no había pensado en eso. Sin
embargo, ahora, aunque las parejas se enamoren, nunca darán frutos.
—Nosotros somos pequeños para entender
esas cosas.
—Eh, eh, te recuerdo que ya somos
mayores, ¿o te has olvidado? —sentenció Frek.
—A mí me gustaría que Mónica se casara
con el hombre sabio.
—¿Y qué pasaría contigo y con tus aliados?
—Supongo que nada, viviríamos todos
juntos.
Un extraño sonido se dejó oír de momento
en la tranquilidad del bosque. Los dos muchachos se miraron sorprendidos y
guardaron silencio. El sonido, parecido a un grito desgarrado, se repitió un
par de veces, y a continuación un animal extraño que no habían visto nunca pasó
casi por encima de sus cabezas. Surcaba el aire. Volaba. Estaba cubierto de
plumas como las gallinas y tenía enormes alas y un pico curvado que parecía muy
fuerte.
—¿Qué es eso? —preguntó Laisa presa de
la angustia—. ¿Qué es? —preguntó de nuevo.
Frek se había quedado sin color y no era
capaz de contestar a su amiga. Instintivamente los dos muchachos se escondieron
detrás de unos arbustos y observaron de nuevo el vuelo de aquel animal.
—Tiene que ser un pájaro —dijo Frek con
una voz apenas audible.
—¿Un pájaro? ¡El hombre sabio dijo que
no quedaba ninguno!
—Pues me da la impresión de que al menos
uno sí queda.
Un nuevo grito desgarrado de aquella ave
hizo a Laisa estremecerse.
—¡No me gustan los pájaros! ¡No me
gustan los pájaros! —repitió angustiada.
—Cálmate, por favor. Y no grites —dijo
Frek en voz baja—, creo que hay alguien detrás de aquellos árboles, y juraría
que el pájaro es suyo. Tenemos que decírselo al hombre sabio.
Ganadora del IV Premio de Novela Juvenil
CEPA
Autora: Maribel Romero Soler
Editorial: Tandaia (Colección: Cepa)
ACTIVIDADES:
1.-¿Qué
hacían Frek y Laisa en el bosque?2.-¿Qué es un ardejo? ¿Por qué recibe ese nombre? Describe cómo te imaginas tú a esta nueva especie animal.
3.-Inventa un cuento de misterio que se desarrolle en un bosque y envíalo por email acompañado de un dibujo con tu nombre, curso y colegio a:
grupoleoalicante@gmail.
4 comentarios:
Muchas gracias, compañer@s, por contar con "Árboles de ceniza" como uno de los libros del mes de mayo. Espero que los lectores se animen a descubrir esta historia de ciencia ficción que, paradójicamente, encierra mucho de realidad. Es una buena propuesta para reflexionar sobre el mundo en que vivimos y las personas que nos rodean.
Abrazos para tod@os.
Me encantó su lectura que desde la fantasía analiza y refleja la realidad del mundo en que vivimos.
Pues yo solo he leído la Tiza me ha gustado mucho.
Me ha dejado unas ganas de leer el libro...
Enhorabuena, Maribel y un besazo.
Gracias, Ofelia. Un abrazo grande.
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