Los libros del mes de septiembre de 2014 del
Grupo Leo
La autora: Mercedes
Carlón Sánchez
Nacida
en Oviedo el 12 de julio de 1931 tuvo que anteponer a su propio apellido el de
su marido al casarse en 1958 con Hans-Jörg Neuschäfer, como entonces mandaba la
ley en Alemania y hoy es conocida por todos como Mercedes Neuschäfer.
En Alemania fue profesora de español en la Universidad de
Giessen y después comenzó a dar clase a los niños españoles, hijos de
emigrantes en Saarland y en Tréveris. De esta experiencia docente deriva su
creación narrativa, que tiene como destinatarios a niños y jóvenes.
En 1975 recibió el premio AMADE, ha sido finalista en
el Lazarillo y ha figurado en las Listas de Honor de la CCEI, por mencionar
algunos de sus premios.
La mayoría de sus libros han sido escogidos como 'White
Ravens' (Mirlos blancos) por la Biblioteca Internacional de la Juventud de
Múnich.
El libro que hoy presentamos trata de un elefantito que
se lo pasa fenomenal en el zoo donde vive. Como es el más pequeño de la manada,
todos se fijan en él. Pero un día Plumbito empieza a ir a la guardería, y allí
las cosas son distintas.
Mercedes Neuschäfer-Carlón ha escrito también estos
libros:
La cabaña abandonada (Editorial
Alfaguara)
Una fotografía mal hecha (Editorial
Rialp)
En la guarida secreta
(Editorial Susaeta)
Tarde de cuentos (Editorial
Everest)
Berland, la ciudad escondida (
Editorial Miñón)
Antonio en el país del silencio
( Editorial Everest)
Violín y guitarra (Editorial
Rialp)
El yate blanco (Editorial
Rialp)
Tras los muros (Editorial
Grijalbo-Mondadori)
Dani y Dino (Editorial Everest)
La acera rota (Ediciones
Cardeñoso)
Omar y la ciudad escondida (Ediciones
Palabra)
La primavera no reía (Ediciones Madú)
Veraneo en Santíbal (Ediciones
Palabra)
Mefi, Sata y Monio (Editorial
Kalandraka)
Plumbito
vivía en un zoo precioso.
Los animales
tenían mucho sitio para moverse y jugar.
Los monos se
divertían buscándose las pulgas, mondando plátanos o colgándose de cuerdas y
ramas.
Los niños se
reían y sentían admiración y envidia.
¡Qué
estupendo debía de ser poder balancearse como ellos, agarrados solo con una
mano, y saltar luego de una rama a otra, muy lejos por el aire como si no
tuvieran peso. volando casi!
Las focas
también se lo pasaban de miedo, bañándose y buceando en el gran estanque.
¡Qué
elegantes parecían en el agua y qué patosas, en cambio, cuando caminaban con
sus torpe pasos por la tierra!
Y, además,
se podían ver en el zoo fieros tigres; perezosos leones, a los que daba gusto
ver bostezar; orgullosas jirafas, con sus cabezas allá en lo alto, que no
parecían interesarse por nada de su alrededor.
Y rayadas
cebras, que paseaban o corrían, según les viniera en gana.
Y también
había elefantes. Uno de ellos era Plumbito, que, a pesar de vivir bien cuidado
en un zoo tan bonito, estaba triste:
No quería
crecer.
Era el más
pequeño de los elefantes.
Los
visitantes formaban corros para contemplarlo:
-¡Mirad, qué
monísimo ese elefante tan chiquitín!
Pero ¡qué
precioso es! –decían.
Y él hacía
sus gracias: saltaba, brincaba, jugueteaba con la trompa de su madre, tendida
en el suelo; se subía después a su lomo, y, de allí, como desde un tobogán, se
deslizaba a tierra, ¡plum!
A veces
aparecía también el padre con un balón, y Plumbito corría e intentaba dar patadas
a la pelota.
Los niños
reían y aplaudían.
Plumbito se
sentía feliz.
Pero un día
nació un nuevo elefante en el zoo y todos iban a verlo.
Claro está
que también se pasaban un buen rato mirando a Plumbito.
El elefante
bebé no sabía aún hacer las mismas gracias que él; pero Plumbito se daba cuenca
de que si crecía y se hacía grande, se iba a convertir en un elefante como
otros muchos que se paseaban por allí y por los que nadie se interesaba.
Plumbito no
quería crecer.
Apenas comía
y por las noches lloraba.
-¡No quiero
crecer, no quiero hacerme mayor!
¡Brumm,
brum, brum…!
Y sus padres
estaban preocupados.
-Todos
tenemos que crecer, Plumbito –le decía su padre-.
Yo también
fui un elefante chiquitín como tú.
-¿De veras?
A Plumbito
le costaba creer que su padre, aquel elefantón, el más grande y fuerte de todos
los que andaban por el zoo, hubiese sido pequeño como él.
-Pues sí,
Plumbito.
Tu madre y
yo fuimos pequeños, más pequeños todavía de lo que tú eres ahora.
¡Qué raro!
–pensaba el elefantito.
Y quería
seguir siendo lo que entonces era:
Un elefante
gracioso y chiquitín.
Fragmento del libro: Plumbito no quiere crecer
Autora: Mercedes Neuschäfer-Carlón
Ilustraciones:
Pablo Echevarría
Editorial: SM.
Colección: El barco de vapor. (Serie blanca)
Actividades:
- ¿Alguna vez te has sentido triste porque has creído que los mayores te prestaban menos atención que a otro niño más pequeño que tú? Si es así, ¿cómo has reaccionado?
- ¿Qué recuerdas de tus primeros días de guardería o de colegio?
- Escribe un cuento o poema sobre este tema y enviálo acompañado de una ilustración, sin olvidar poner vuestro nombre, apellidos, curso, colegio y nº de teléfono o e-mail a
Grupo Leo
Apartado de correos 3008
03080 ALICANTE
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