lunes, 22 de septiembre de 2014

Los libros del mes de septiembre de 2014 del
Grupo Leo


La autora: Mercedes Carlón Sánchez

Nacida en Oviedo el 12 de julio de 1931 tuvo que anteponer a su propio apellido el de su marido al casarse en 1958 con Hans-Jörg Neuschäfer, como entonces mandaba la ley en Alemania y hoy es conocida por todos como Mercedes Neuschäfer.
Estudió filosofía y letras en su ciudad natal y se licenció en la Universidad de Madrid en1957.
En Alemania fue profesora de español en la Universidad de Giessen y después comenzó a dar clase a los niños españoles, hijos de emigrantes en Saarland y en Tréveris. De esta experiencia docente deriva su creación narrativa, que tiene como destinatarios a niños y jóvenes.
En 1975 recibió el premio AMADE, ha sido finalista en el Lazarillo y ha figurado en las Listas de Honor de la CCEI, por mencionar algunos de sus premios.
La mayoría de sus libros han sido escogidos como 'White Ravens' (Mirlos blancos) por la Biblioteca Internacional de la Juventud de Múnich.
El libro que hoy presentamos trata de un elefantito que se lo pasa fenomenal en el zoo donde vive. Como es el más pequeño de la manada, todos se fijan en él. Pero un día Plumbito empieza a ir a la guardería, y allí las cosas son distintas.
Mercedes Neuschäfer-Carlón ha escrito también estos libros:
La cabaña abandonada (Editorial Alfaguara)
Una fotografía mal hecha (Editorial Rialp)
En la guarida secreta (Editorial Susaeta)
Tarde de cuentos (Editorial Everest)
Berland, la ciudad escondida ( Editorial Miñón)
Antonio en el país del silencio ( Editorial Everest)
Violín y guitarra (Editorial Rialp)
El yate blanco (Editorial Rialp)
Tras los muros (Editorial Grijalbo-Mondadori)
Dani y Dino (Editorial Everest)
La acera rota (Ediciones Cardeñoso)
Omar y la ciudad escondida (Ediciones Palabra)
La primavera no reía  (Ediciones Madú)
Veraneo en Santíbal (Ediciones Palabra)
Mefi, Sata y Monio (Editorial Kalandraka) 

PLUMBITO NO QUIERE CRECER


Plumbito vivía en un zoo precioso.
Los animales tenían mucho sitio para moverse y jugar.
Los monos se divertían buscándose las pulgas, mondando plátanos o colgándose de cuerdas y ramas.
Los niños se reían y sentían admiración y envidia.
¡Qué estupendo debía de ser poder balancearse como ellos, agarrados solo con una mano, y saltar luego de una rama a otra, muy lejos por el aire como si no tuvieran peso. volando casi!
Las focas también se lo pasaban de miedo, bañándose y buceando en el gran estanque.
¡Qué elegantes parecían en el agua y qué patosas, en cambio, cuando caminaban con sus torpe pasos por la tierra!
Y, además, se podían ver en el zoo fieros tigres; perezosos leones, a los que daba gusto ver bostezar; orgullosas jirafas, con sus cabezas allá en lo alto, que no parecían interesarse por nada de su alrededor.
Y rayadas cebras, que paseaban o corrían, según les viniera en gana.
Y también había elefantes. Uno de ellos era Plumbito, que, a pesar de vivir bien cuidado en un zoo tan bonito, estaba triste:
No quería crecer.
Era el más pequeño de los elefantes.
Los visitantes formaban corros para contemplarlo:
-¡Mirad, qué monísimo ese elefante tan chiquitín!
Pero ¡qué precioso es! –decían.
Y él hacía sus gracias: saltaba, brincaba, jugueteaba con la trompa de su madre, tendida en el suelo; se subía después a su lomo, y, de allí, como desde un tobogán, se deslizaba a tierra, ¡plum!
A veces aparecía también el padre con un balón, y Plumbito corría e intentaba dar patadas a la pelota.
Los niños reían y aplaudían.
Plumbito se sentía feliz.
Pero un día nació un nuevo elefante en el zoo y todos iban a verlo.
Claro está que también se pasaban un buen rato mirando a Plumbito.
El elefante bebé no sabía aún hacer las mismas gracias que él; pero Plumbito se daba cuenca de que si crecía y se hacía grande, se iba a convertir en un elefante como otros muchos que se paseaban por allí y por los que nadie se interesaba.
Plumbito no quería crecer.
Apenas comía y por las noches lloraba.
-¡No quiero crecer, no quiero hacerme mayor!
¡Brumm, brum, brum…!
Y sus padres estaban preocupados.
-Todos tenemos que crecer, Plumbito –le decía su padre-.
Yo también fui un elefante chiquitín como tú.
-¿De veras?
A Plumbito le costaba creer que su padre, aquel elefantón, el más grande y fuerte de todos los que andaban por el zoo, hubiese sido pequeño como él.
-Pues sí, Plumbito.
Tu madre y yo fuimos pequeños, más pequeños todavía de lo que tú eres ahora.
¡Qué raro! –pensaba el elefantito.
Y quería seguir siendo lo que entonces era:

Un elefante gracioso y chiquitín. 
Fragmento del libro: Plumbito no quiere crecer
Ilustraciones: Pablo Echevarría
Editorial: SM.

Actividades:
  1. ¿Alguna vez te has sentido triste porque has creído que los mayores te prestaban menos atención que a otro niño más pequeño que tú? Si es así, ¿cómo has reaccionado?
  2. ¿Qué recuerdas de tus primeros días de guardería o de colegio?
  3. Escribe un cuento o poema sobre este tema y enviálo acompañado de una ilustración, sin olvidar poner vuestro nombre, apellidos, curso, colegio y nº de teléfono o e-mail a 

Grupo Leo
Apartado de correos 3008
 03080 ALICANTE
o por e-mail a: grupoleoalicante@gmail.com

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