sábado, 15 de diciembre de 2012

Los libros del mes de diciembre 2012 del Grupo Leo en La Tiza: "Amor de los quince años, Marilyn"

Los libros del mes de diciembre 2012 del Grupo Leo
en La Tiza

Artículo visto en:
Suplemento de Educación Infantil "La Tiza" 12-12-2012
Diario Información de Alicante con el  Patrocinio de la Fundación CajaMurcia y COES



Amor de los quince años, Marilyn


EL Autor: Agustín Fernández Paz (Vilalba -Lugo-, 1947 -):

Agustín Fernández Paz es uno de los escritores más conocidos y valorados en el ámbito de la literatura infantil y juvenil, en Galicia y en el resto de España. Es autor de más de cuarenta y cinco títulos dirigidos preferentemente a lectores infantiles o juveniles. Sus libros, escritos en gallego, se traducen habitualmente a las otras lenguas españolas: castellano, catalán y eusquera. También se han traducido diversos títulos al coreano, portugués, francés, árabe e italiano. En breve aparecerán traducciones al inglés, bulgaro y chino.
Además de Perito Industrial Mecánico, Agustín Fernández Paz es Maestro y Licenciado en Ciencias de la Educación. Trabajó como docente durante más de treinta años, en la enseñanza primaria y en la secundaria. Paralelamente a su dedicación a la docencia, desarrolló también una amplia actividad teórica y divulgativa, centrada en temas como la introducción de los medios de comunicación en el aula, la promoción de la lectura, el fomento de la lengua gallega en un contexto bilingüe o la didáctica de la lengua, así como un relevante papel en la elaboración de materiales didácticos de lengua y literatura (uno de sus trabajos, Canles 5, obtuvo el Premio Nacional “Emilia Pardo Bazán” para libros de texto no sexistas).
Los libros de Agustín Fernández Paz han obtenido numerosos premios, tanto de ámbito gallego como español (Lazarillo, Edebé Juvenil, Barco de Vapor, Merlín, Protagonista Jove, Edebé Infantil, Rañolas, Raíña Lupa, Martiño Sarmiento, Xosé Neira Vilas…). Ha sido reconocido dos veces como el mejor autor del año (en 2004, por la Federación de Libreros de Galicia; en 2007, por la Asociación Galega de Editores). También ha obtenido en tres ocasiones el premio al mejor libro infantil del año, que concede la Asociación de Escritores en Lingua Galega. Su libro O único que queda é o amor (Lo único que queda es el amor) obtuvo en 2008 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil que concede el Ministerio de Cultura de España.
En el ámbito internacional destacan sus tres nominaciones al Astrid Lindgren Memorial Award (en 2008, 2009 y 2010). O único que queda é o amor (Lo único que queda es el amor) fue incluido en la IBBY Honour List en 2010, como ocurrió también con Contos por palabras (Cuentos por palabras) en 1992 y con Aire negro en 2002. Esta última novela, Aire negro, fue incluida también en el Catálogo White Ravens de la International Youth Library de Munich en 2001, un reconocimiento que también mereció O meu nome é Skywalker (Mi nombre es Skywalker) en 2004.
Cuentos por palabras fue considerado como uno de los once títulos esenciales de la LIJ española del siglo XX por un panel de expertos durante el primer Congreso de Lengua y Literatura para niños y jóvenes, celebrado en Santiago de Chile en 2010. En el año 2011, se le otorgó en Guadalajara (México) el VII Premio Iberoamericano SM de la Literatura Infantil y Juvenil, en reconocimiento a su trayectoria literaria. Y OEPLI acordó designarlo como candidato español al Premio Andersen 2012.

Argumento:
El libro consta de cinco historias fantásticas que los protagonistas cuentan como  vividas en la realidad. “Un problema de huesos” nos narra la aventura de un afamado médico que encuentra en su consulta nada menos que al conde Drácula aquejado de artrosis. Todo le parecería un sueño si no fuese porque conserva los análisis y las radiografías de tan singular paciente.
Las grandes estrellas del cine se dan cita “Amor de los quince años, Marilyn” cada vez que un local de proyección cierra. En una de estas reuniones son sorprendidos por un famoso escritor que decide cruzar al otro lado del espejo para vivir con ellos.
En “Malos tiempos para fantasmas” vemos uno de los periódicos regresos de un fantasma al mundo de los vivos, los problemas con los que se encuentra y su intención de enamorar a una joven para desterrar la maldición que pesa sobre él.
Con “Un templo para gatos” conocemos la historia de un matrimonio que vive apaciblemente en un gran caserón. Su felicidad se ve truncada cuando deciden sacar algún dinero criando gatos para venderlos. El negocio no les sale nada bien y tienen que abandonar su casa y volver a la ciudad.
Por último, en “Un sueño que adelgaza” se cuenta cómo una pareja, al darse cuenta de su aumento de peso, decide acudir a un laboratorio para experimentar nuevas técnicas de adelgazamiento. Ése será el principio de su relación.

La Tiza de la Lectura. Leo, leo, que me animo a leer.
Un cuento:
Vlad Tepes


Por eso es imprescindible que escriba mi historia aquí, en este cuaderno que luego guardaré en la caja fuerte. Así, si algo me pasa, si muero, confío en que alguien lea estas páginas y las haga públicas, para que el mundo entero pueda conocer unos hechos que, a buen seguro, obligarán a cambiar muchas de nuestras ideas sobre la ciencia. Por eso, trataré de contarlo ordenadamente, si soy capaz.
Todo comenzó la tarde del veintisiete de octubre, cuando recibí aquella llamada telefónica que, en principio, era una más entre las muchas que recibo todos los días: una llamada para pedir hora en mi consulta particular. La que oí por teléfono era una voz masculina, solicitando que lo atendiese con urgencia. Creí percibir un cierto tono de angustia en sus palabras, así que le di hora para el dos de noviembre, que fue el primer día en el que pude encontrar un hueco en mi agenda. A mi interlocutor le pareció una fecha excelente, aunque me suplicó que lo atendiese al anochecer, porque le era imposible acercarse antes por mi consulta. En eso, naturalmente, no había ningún problema; más bien al revés, ya que la gente, por regla general, prefiere venir hacia las primeras horas de la tarde. Le dije que podría recibirlo a las nueve menos cuarto. No puso ninguna objeción, así que anoté en la agenda el nombre que me dio: Cristóbal Conde.
Cuando llegó el día dos, ya me había olvidado de la conversación telefónica con el tal Cristóbal Conde, naturalmente. Aquélla había sido una jornada de mucho trabajo, en el hospital y en la consulta, así que, cuando mi paciente entró en el despacho, éramos las dos únicas personas que quedábamos en la consulta. Al principio, no me fijé mucho en él, ya que estaba ocupado en ordenar unas radiografías que habían quedado esparcidas por encima de los papeles. El hombre murmuró un 'buenas noches' casi ininteligible, y después se sentó en la silla situada enfrente de mi mesa.
La persona sentada frente a mí, que me observaba con una mirada aguda y penetrante, era alta y muy flaca. Tenía la piel increíblemente tersa, aunque aparentaba sus buenos sesenta años. Reparé en que en el perchero había un elegante abrigo de cuero negro, que hacía juego con el sobrio traje gris que vestía aquel hombre, una muestra inconfundible del trabajo de Adolfo Domínguez.
Una camisa gris más clara, abotonada hasta arriba, completaba su elegante atavío. Llevaba el pelo peinado hacia atrás, y ligeramente humedecido. Había algo en él, no sabría definirlo, que recordaba a esos modelos masculinos que presentan la moda gallega en las pasarelas de todo el mundo. Pero era sólo un ligero parecido, porque su extraña palidez, los ojos hundidos, los labios blancos y la extrema delgadez de unas manos que retorcía una y otra vez indicaban que su salud no era tan buena como debería. 'Este hombre está enfermo', pensé. 'Lo está, no hay más que verle la cara.' Y, sin embargo, había algo en el brillo de aquellos ojos, en aquella mirada irónica, que parecía desmentir mis primeras impresiones.
De pronto, me acordé de qué hora era. Me llamé a mí mismo tonto por perder el tiempo examinando el físico de uno de mis pacientes (o dejándome examinar por él, ahora que lo pienso, porque sus ojos parecían recorrerme con la minuciosidad de un escáner), como si no me sobrasen cosas que hacer a aquellas horas de la noche.
-¿Don Cristóbal Conde, verdad? -dije-. ¿Y cuál es el segundo apellido?
Estaba ya comenzando a escribir su nombre en la ficha cuando mi paciente dijo con voz rotunda:
-No hay tal Cristóbal Conde, doctor, esa persona no existe. Es mejor decir las cosas claras desde el principio.
Me quedé con la pluma en la mano, mirándolo sorprendido. Al ver mi indecisión, me animó a escribir con un gesto, al tiempo que me decía:
-Quiere mi nombre completo, ¿no es así? Pues anote, entonces. Me llamo Vlad Tepes, decimoquinto conde de Drácula Aunque todos me conocen como el conde Drácula.
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Fragmento del libro: Amor de los quince años, Marilyn
Editorial: SM
Colección: El Barco de Vapor. Serie Roja +10 años
ISBN: 9788434852716

Actividades:
  • ¿Por qué crees que el doctor se siente fascinado ante el paciente que tiene delante de él?
  • ¿Qué piensas tú que le impulsó al doctor a poner por escrito esta fascinante historia? 
  • Seguro que tú también tienes alguna historia interesante y divertida que contarnos, escríbela. Envíala, acompañada de un dibujo original, al Concurso Literario Grupo Leo 2013:

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