Reseña:
Andrés comparte muchos
ratos con su abuelo y su amigo Joaquín. Cuando este se lamenta de no tener
dinero para coleccionar objetos como otros niños del colegio, el abuelo de
Andrés le anima a recoger vidrios de colores de la playa. Cada vidrio permitirá
al abuelo inventar historias que atesoran mucho más que aventuras. Y es que, de
estos relatos de piratas y faraones, ambos niños aprenderán, sin saberlo,
aquello que permanecerá siempre. A partir de 10 años.
La autora:
Aurora Ruá Aguilar nació en Valencia. Comenzó a escribir desde de muy
pequeñita. “Escribía historias que me inventaba y luego se las enseñaba a mis
padres que, alegremente orgullosos, aplaudían siempre”. Licenciada en Derecho,
compagina su actividad profesional con la literatura infantil y juvenil. En
2009 pública su primer libro “Los coleccionistas de vidrios”, a este se le han
unido una larga lista de publicaciones. Su segundo título fue “Dibuixos al mur”
del que dice que “me lo inspiraron mis hijos adolescentes”, después vinieron “El
Utopífono”, 2013; “El Señor del Castillo”, 2015, “Estación Central”, 2015; “Un
cuento y veinti3 sonrisas”, 2015; “Álvaro Saltarín”, 2016; “King of the Castle”,
2016; “La librería perdida”, 2017 y “El mago Vicentín”.
En 2013 al regresar a
Valencia después de haber estado viviendo un tiempo fuera, decide abrir su
propia librería en Valencia. Se trata de “Alas” un espacio literario y
creativo, especializado en el libro ilustrado que giraba en torno a la ilustración
y el libro ilustrado recientemente cerrado.
La ilustradora:
Paula Alenda González nació
en alicante. Estudió Historia del Arte. Trabaja desde hace más de 20 años como
diseñadora gráfica e ilustradora. Socia-Directora de Alenda Inventa.
Después de su primera
exposición individual, formó un estudio de diseño e ilustración en asociación
con un diseñador gráfico. Durante tres años compaginó su trabajo con los
estudios de ilustración. En este tiempo continúa su carrera artística,
realizando exposiciones individuales y colectivas. Recibido un accésit de
pintura de la Universidad de Alicante y el premio Antonio Barceló del certamen
de mini cuadros de Elda 2003. Aparece en el libro pintores alicantinos 1900-2000.
Su obra como diseñadora gráfica transita desde el desarrollo de identidad
corporativa al diseño de packaging. Sus trabajos pueden verse tanto en
productos gourmet como en el diseño de interiores y paquetería de alta gama, y
sus libros ilustrados suman ya una decena.
Como ilustradora se ha
especializado en literatura infantil trabajando con editoriales como Anaya, Edelvives
o Libre albedrío.
Desde 2011 ha creado
un espacio propio en el que desarrollar su pasión por el mundo del papel y la
ilustración con absoluta independencia. Así nació Con Trompa y Cartón, un
proyecto de papelería ilustrada a partir del que ha desarrollado otros
productos ilustrados como Pint, una colección de papel pintado, o colecciones
exclusivas para la tienda del Museo Thyssen-Bornemisza inspiradas en obras de
la colección.
LOS
COLECCIONISTAS DE VIDRIO
Andrés
era hijo, nieto y bisnieto de pescadores (...). Vivía en una casita pintada de
azul junto al puerto, y su mundo olía a salitre, a brea, a mar.
Su
madre falleció poco tiempo después de que él naciera, por una complicación
surgida a causa del parto, y, pocos años después, una ola despiadada engulló el
barco en que su padre y su tío faenaban, y nunca regresaron. Él era muy pequeño
(…) La tragedia fue mucho peor para el abuelo, que perdió a sus dos hijos a un
tiempo, de un solo golpe de mar.
Abuelo
y nieto vivían en la casita azul junto al puerto, y pasaban a duras penas con
la humilde pensión de jubilación que el primero recibía cada mes, y pocos lujos
o caprichos podían permitirse; (...)
-¿Somos
pobres, abuelo? -le preguntó un día el niño al llegar a casa.
-¿Pobres?
¿De dónde has sacado semejante idea? Nada necesitamos y nada debemos. (…)
Joaquín
era su mejor amigo desde párvulos y le daba la impresión de que en su casa
estaban bastante peor (…) Andrés y Joaquín acudían a la escuela del pueblo cada
mañana temprano (…) hacían juntos los deberes y después salían a jugar a la
plaza junto a los demás niños del pueblo, a veces al fútbol, otras al escondite
o a churro va.
(…)
decidieron hacerse exploradores. Cada tarde elegían un destino (…) marchaban al
monte a inspeccionar cada sendero, o a las calas próximas, trepando por las
rocas como cabras montesas. (…) Las tardes que hacía mal tiempo se
quedaban en
casa jugando a las cartas o al dominó (…) una tarde en que miraban aburridos la
lluvia por la ventana, el abuelo sacó uno de los libros apilados en la
estantería. (…) El abuelo empezó a leer en voz alta:
-Los tres mosqueteros, de Alejandro
Dumas… (…)
-Podéis
explorar tras la tormenta -sugirió el abuelo-. Es el mejor momento, las olas
arrojan tesoros ocultos a la orilla como este.
Entonces
sacó de su bolsillo un objeto y lo colocó sobre la mesa. Era una piedra
redondeada de color rojo.
-¿Qué
es?-preguntaron al unísono.
-Vidrio
de mar.
(…)-
vidrio arrojado por los hombres a lo largo de miles de años. Cada uno de estos
vidrios tiene una historia sorprendente (…) ¿Qué manos lo lanzaron al mar?
¿Cuánto tiempo ha viajado y cuanta distancia ha recorrido? … Este, sin ir más
lejos, es parte de la copa del pirata Barbanegra… ¡No me digáis que no conocéis
la historia!
Los
dos niños negaron boquiabiertos.
-Escuchad
con atención: LA COPA DEL PIRATA (…)
-Ya
lo veis, no se trata de simples trozos de cristal arrastrados por las olas; ya
os dije que cada uno guarda una historia sorprendente.
-¿Y
tú cómo lo sabes abuelo?
-Tengo
un sexto sentido para descubrirlas, solo tengo que guardarlos así un rato, con
la mano cerrada, y ellos me cuentan su historia. Es como si susurraran las
palabras a mi oído, solo hay que saber escuchar. (…)
Decidieron
adentrarse en la cueva azul (…) Salieron por la abertura al otro lado (…), que
daba a otra bahía más amplia; entonces la vieron. (…) Se quedaron inmóviles
como estatuas, con las bocas abiertas por la sorpresa, hasta que, de pronto,
ella percibió su presencia y se incorporó.
-Hola
-les dijo-. ¿Qué estáis mirando?
No
era una sirena, era tan solo una niña a la que no conocían. (…)
-¡Abuelo,
abuelo! -gritaron corriendo hacia él enloquecidos-. ¡Mira!
Era
un trozo de vidrio de color ámbar, redondeado y desgastado por la arena y el
agua salada. (…)
-¿Qué
te dice?- (…)
Este
vidrio ha estado viajando durante cientos de años por todos los mares (…)
Perteneció a una princesa china de una antigua dinastía… (…)
-Esta
es la historia de LOTO Y SU FAROL DE ÁMBAR (…)
-Mira,
abuelo (…) qué bonito el vidrio que ha encontrado Teresa en la escollera (…) El
abuelo lo observó fijamente y lo encerró en la palma de su mano. Los niños
guardaron respetuoso silencio mientras el cristal le hablaba. (…)
-Es
un fragmento de LA BOTELLA DEL NAÚFRAGO.
-Cuéntanos
la historia, abuelo (…)
Cerca
de casa de Teresa, habían construido un espigón de enormes bloques de hormigón
armado, con forma de cubo. El abuelo se lamentaba y decía que era la
construcción más horrorosa que había visto, y que habían convertido aquella en
“la playa más fea del mundo”. (…)
-Abuelo
–le dijo un día Andrés mientras el abuelo les enseñaba a los tres a pescar
desde lo alto del malecón de bloques que tanto le disgustaba-. Nunca llegaste a
contarnos la historia del vidrio, ya sabes, el último que encontramos (…)
Joaquín
se apresuró a sacar el vidrio de la caja, que solía llevar consigo, y le tendió
el cristal al abuelo. Lo apretó en la mano y cerró los ojos (…), al fin,
comenzó a hablar: EL ESCARABAJO DEL FARAÓN.
Una
tarde Teresa les dijo:
-Nos
vamos a vivir a Estados Unidos…No se por cuánto tiempo (…)
-Os
he dejado un regalo en “la playa más fea del mundo” (…). Id mañana a buscarlo.
(…)
Por
la mañana temprano, acudieron los tres a “la playa más fea del mundo” (…) Al
acercarse, descubrieron de qué se trataba. (…)
Entonces
repararon en Andrés. Después de tantos años, había conseguido deshacer el nudo
que estrangulaba su garganta. Estaba llorando.
Tomado
de:
Los coleccionistas de vidrio
Autora: Aurora RuáAguilar
Editorial: Algar
(Colección Calcetín Rojo)
ACTIVIDADES:
1.
En el libro aparecen varios juegos y formas de divertirse como futbol, churro
va, escondite, cine, leer, contar historias, hacerse exploradores, etc. Haz una
lista y al lado anota lo que cuesta en euros cada una de esas actividades.
Después repite otra lista con los juegos y formas de divertirse que tú utilizas
y vuelve a anotar en euros lo que cuesta cada una. Compara las dos columnas: la
de los niños de la historia y la tuya.
2.
En la historia nombran dos libros: Los
tres mosqueteros, de Alejandro Dumas y La
isla del tesoro ¿Sabes quién escribió este último? Búscalos en la
biblioteca de tu colegio y pregunta a tu familia si alguien los ha leído o
conoce sus historias. Pide que te las cuenten.
3.
Como lees en el libro el mar devuelve lo que le tiramos. Ve a una playa virgen
como la de Aguamarga, observa en la arena y entre las rocas, ¿encuentras
vidrios pulidos o plásticos? Organiza con el AMPA de tu colegio una visita a
esta playa para buscar un vidrio pulido de recuerdo y para limpiarla de
plásticos.
4.
Imagina qué regalo les ha dejado Teresa a sus amigos en “la playa más fea del
mundo” y escribe un cuento o poema sobre eso. Envíalo por email (en fichero
Word) y acompañado de un dibujo (en fichero JPG) junto con tu nombre,
apellidos, curso y colegio a
Podrá
ser publicado en nuestro blog.
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