miércoles, 20 de diciembre de 2023

Taller de escritura del C. Sagrada Familia

El alumnado de 1º de la ESO del Colegio Sagrada Familia ha participado en un Taller de escritura creativa organizado por el Área de Lengua. Los dibujos los han hecho entre dos alumnas: Carolina López García y Nardjes Bekhaled. Comparten con los lectores de La Tiza algunos de sus relatos. ¡¡¡Disfrutad de su lectura!!! 

ALBERTO, “EL PICAPIEDRA”

En invierno, en época de luna llena, había un picapiedra llamado Alberto; su familia estaba formada por sus papás, Inma y Jorge, y dos hermanas menores que él llamadas: Clara y Ari.

No era muy guapo sino más bien feo. Tenía los ojos marrones y su pelo siempre estaba sin peinar. En su aldea lo llamaban “el loco de la cueva”. También era muy enfadica, aunque a veces se mostraba muy amable. Y le gustaba comer mucho. Podía pasar las 24 horas del día comiendo que nunca le pasaba nada.

Vivía con su familia en una cueva de piedra muy iluminada con muchos ventanales por los que entraba mucha luz. Tenía muchas habitaciones.

Le encantaban los animales. Tenía una pantera, llamada Panti, por mascota. Con ella pasaba la mayor parte del día en la calle. Su lugar favorito era un bosque tropical que se encontraba a unos metros de su casa. También le gustaba pasar tiempo con su mejor amigo, que se llamaba Pedribendi, y que trabajaba como pedrijoyero.

Los domingos Alberto solía irse con su familia al campo en busca de aventuras. Le gustaba ir de expedición en busca de un lago de panizo, porque era su bebida favorita.

Un buen día, Alberto se marchó a su bosque tropical y allí conoció a unas pedrichicas un poco raras. Al principio no les hizo mucho caso y ellas comenzaron a meterse con él hasta hacerlo llorar. Pidió ayuda y solo se acercó su mascota “Panti”, que lo ignoró porque se hizo muy amiga de las pedrichicas.

Pasaron unas horas hasta que aparecieron sus hermanas pequeñas e intentaron defenderlo de las pedrichicas, pero como ellas eran mayoría, Ari fue a la aldea y pidió ayuda a sus padres. Estos dejaron todo lo que estaban haciendo y fueron a ayudarlo. Cuando las pedrichicas los vieron llegar, echaron a correr y ya nunca más las volvieron a ver.

Y dicen las malas lenguas de la aldea que así terminó la historia ¿tú las creíste? Yo, no.

Alba Orozco Saura

 

LA CHICA QUE QUERÍA SER MODELO


Corría el año 2002 cuando sucedió la historia que vais a escuchar. La protagonista era una niña llamada Marta. Era rubia, baja y tenía una carita sonrojada, con una personalidad muy creativa y soñadora. Vivía en un pequeño pueblo de Suiza, en una casita de campo, con su abuela y su hermana Lucía.

A pesar de tener 15 años ella ya tenía trabajo en una vaquería de su familia. Pero a Marta no le gustaba trabajar ahí, su mayor sueño era ser modelo. Tenía pocos recursos y, además, siempre la rechazaban por ser tan baja.

Un día el cartero llamó a la puerta ¡y resultó que era una invitación a un evento de modelaje! Marta estaba superfeliz, pero cuando su hermana se enteró destruyó la carta ya que le tenía envidia. Cuando Marta lo supo, no se lo podía creer y se puso a llorar.

Tiempo después se dispuso a pasear por el pueblo cuando vio que estaban haciendo una sesión de fotos. Todas las personas de allí se quedaron boquiabiertas al ver desfilar a la joven y le preguntaron si quería participar en un anuncio de una conocida marca de ropa. Ese anuncio se emitió internacionalmente y desde entonces Marta cumplió su sueño de ser modelo.

Cristina Llorca Gil

 

EL VIEJO CASTILLO ABANDONADO

Os voy a contar una leyenda que circula de boca en boca. Había una vez una chica llamada Ana. Era muy bonita, tenía el pelo largo de color dorado y unos ojos preciosos de color azul. Era un poco tímida, pero era amable y atenta con las personas que la rodeaban. Vivía en una linda casa, enorme y lujosa. Ana solía pasar el tiempo libre hablando con sus amigos y dibujando, pero la gran ilusión de su vida era cantar.

Un buen día decidió ir a dar un paseo por el bosque y allí se encontró con su mejor amiga, Sofía. Mientras caminaban, iban hablando. De pronto, ya estaban en el fondo del bosque, donde vieron un viejo castillo abandonado y decidieron explorarlo. Entraron por la puerta principal. Allí dentro estaba todo lleno de polvo. Descubrieron un libro antiguo, lo abrieron y vieron que estaba lleno de frases que no tenían sentido. De repente, la puerta se cerró, Ana y Sofía intentaron abrirla, pero no pudieron. Había una ventana, pero tampoco la consiguieron abrir. Intentaron buscar una salida, pero no hallaron ninguna. Después descubrieron unas escaleras para subir al piso de arriba y las dos se dirigieron al segundo piso. Allí vieron una mesa y encima una llave. Entonces probaron a abrir la puerta por donde habían entrado al castillo, pero no funcionó. De pronto, sintieron que alguien las estaba mirando. Y justo en ese preciso momento oyeron unas risas terroríficas, temblaron de miedo. Sofía cogió una silla y golpeó la ventana, esta se rompió y logró salir. Antes de que pudiera salir Ana, la ventana se arregló sola mágicamente y se quedó encerrada dentro del castillo. Sofía intentó volver a entrar para rescatar a su amiga, pero no había manera de hacerlo.

A continuación salió corriendo del bosque, fue a un pueblo cercano y le pidió ayuda a la gente. Al día siguiente, los vecinos fueron al bosque donde estaba el viejo castillo abandonado y lograron abrir la puerta, pero nadie encontró a Ana y esta nunca volvió a aparecer. Y dicen que así terminó la historia; ¿tú lo crees? Yo, no. 

Quiao Wu

 

LA NIÑA Y EL HURÓN

Hace mucho tiempo, en una fría noche de invierno, había una pequeña elfina llamada Lazari. Era una niña bajita, con ojos rosas y pelo castaño, largo y esponjado. Era muy tímida, pero muy lista y sabía lo que quería. Vivía en lo alto de una montaña, que siempre estaba nevada, un poco alejada del pueblo más cercano. Vivía sola con un hurón blanco llamado Cloud, en una cabaña abandonada.

Lazari solía ir al pueblo a buscar comida, mientras Cloud iba a por leña para la chimenea; por las tardes jugaban en la nieve o salían a pasear. A Lazari le encantaba su vida, pero a Cloud no, él quería lo mejor para Lazari, una casa en el pueblo y una familia decente.

Un día, Cloud le ofreció a Lazari cambiar los papeles: que ella buscara leña y él, comida, y así fue al pueblo. Caminó un rato hasta llegar al mercado y como no tenía dinero, cogió una barra de pan y salió corriendo. El vendedor le persiguió hasta perderlo de vista, cuando de pronto se escuchó la voz del alcalde por los altavoces. ― No vamos a seguir aguantando a esa niña, ¡ahora hasta manda animales a robar! Iremos todos a echarla ahora mismo del pueblo.

Todos dejaron lo que estaban haciendo y siguieron la orden. Cloud estaba muerto de miedo, fue corriendo a avisar a Lazari, pero ya era muy tarde, los pueblerinos les amenazaron con quemar la cabaña si no se iban. Lazari, sin pensarlo, soltó la leña y cogió a Cloud en brazos, alejándose de allí.

Pararon a comer junto a un río, donde Cloud le contó que había sido su culpa por robar el pan, pero Lazari le dijo que no era cosa de un día, que ella también llevaba robando durante mucho tiempo. Cuando terminaron de comer siguieron andando. En el camino se encontraron con un hombre alto de pelo negro, montado en un caballo y seguido por algunos guardias. Al ver a la niña se detuvo, bajó y se agachó para estar a su altura.

― ¿Qué hace una niña tan pequeña como tú sola en un lugar como este? ― Se quedó mirándola unos segundos. ― ¿No sabes que hay muchos monstruos por esta zona? ― dijo

― Me han echado de mi pueblo, y no estoy sola. ― aclaró, señalando a Cloud.

El hombre rio y les hizo una seña a los guardias para que se fueran. Entonces se levantó.

― No te preocupes Lazari, le daremos su merecido a esos pueblerinos. ― dijo, acercándose a su caballo.

― ¿Cómo has… ― intentó preguntar Lazari, antes de que la interrumpiera.

― Eso no es importante ahora, ven.

Lazari se acercó a él, quien la cogió en brazos y la subió al caballo, comenzando a avanzar hacia el pueblo.

― Mi nombre es Hinoó, soy el rey del Reino de fuego, y te voy a ayudar a vengarte de esos hipócritas. Y le enseñó a controlar los poderes del fuego.

Al llegar al pueblo, empezaron a quemar todo, sin compasión por los gritos, lloros o súplicas. No pararon hasta que el pueblo se redujo a cenizas, los habitantes incluídos.

Hinoó adoptó a Lazari, pero Cloud eligió quedarse en el bosque, con los animales. Cada invierno van a visitarlo y queman a todo el que ose meterse con ellos.

Rebeca Gosálbez Borraz

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, colegio. Podría ser publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información.

 

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