Los libros del mes del Grupo Leo
en La Tiza
Artículo visto en:
Suplemento de Educación Infantil "La Tiza" 09-04-2014
Diario Información de Alicante con el Patrocinio de la Fundación CajaMurcia y COES
Las aventuras del Capitán Mondongo.
El recacate de Puerquín
Camino a las cocheras
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El recacate de Puerquín
El autor: Jesús López Moya ( - ):
La ilustradora: Leticia Mordago
Argumento:
La Tiza de la Lectura. Leo, leo, que me animo a leer.
Un cuento:
Camino a las cocheras
Llegó el gran día. Kiko se despertó con el dedo en la boca lleno de baba, su pijama de Hello Chichi y un peluche de Krusty, el payaso de Los Simpson, en su mano. Se asomó a la ventana y vio que lucía el sol. Hacía un buen día para ser un héroe. Respiraba el aroma del riesgo y sabía que aquél era un día para valientes, en concreto para él y sus dos amigos. Entonces, bostezó y se le escapó un pedete como de buenos días. Se cambió de ropa y bajó a tomar su desayuno. Intentaría que su madre no notase nada y se marcharía al colegio como cualquier otra mañana.
Para Dani fue igual. Se despertó con la voz de su hermano mayor diciéndole: “¡Levanta, canijo!”. Dani se despertó, miró por la ventana y … vio la pared de enfrente. Igualmente sabía que era un gran día. Una gota de sangre salió por su nariz como muestra de su inquietud, pero nadie le frenaría ni a él ni a sus amigos. Bajó, desayunó y emprendió su camino al colegio.
Melisa despertó una hora antes de lo habitual, los nervios no la dejaban dormir. Con su pijama de las Monster Guay y sus zapatillas de Betty Pop bajó a desayunar y se puso a ver dibujos en la tele hasta que llegase la hora de ir al cole. Era la primera vez que participaba con unos superhéroes y, seguramente, debería poner a prueba su poder a lo largo del día.
A las 8:55 se encontraron en la puerta del cole. Se miraron fijamente a los ojos sin decir ni una sola palabra, sabían perfectamente lo que debía hacer: pasar desapercibidos, como siempre, y esperar a que llegase la hora de salir del cole, por la tarde, para comenzar su plan de ir a las cocheras a rescatar a la amada mascota del colegio.
Y así fue, el día resultó de lo más tranquilo. No hubo castigos, ni muchas burlas, ni siquiera le robaron el almuerzo a ninguno de los tres. Y así fue pasando el día mientras los nervios y el deseo de que llegase la hora iban creciendo. A las cinco en punto, el timbre sonó. De momento todo iba perfecto, no habían castigado a ninguno de los tres así que ya podía comenzar la última fase de la operación “Rescate de Puerquín”.
- A ver, chicos – dijo Kiko, con voz de líder del grupo-, ya sabemos cómo empezar la misión. Cada uno irá a su casa. Melisa, tú pasarás por mi casa y volverás a convencer a mi madre de que tenemos que terminar el trabajo para que me deje salir. Después, pasaremos por casa de Dani. Cada uno llevará en su mochila su traje de superhéroe y tiritas y agua oxigenada, por si acaso. Lo difícil será convencer a mi madre para sacar a Culete de mi casa. Mi madre no se va a creer que vamos a la biblioteca si pretendo llevarme al perro.
-Es fácil, Kiko- interrumpió Melisa-. Pasaré por vuestras casas y diré que vamos a terminar el trabajo en mi casa, y que se venga Culete porque allí tengo un jardín grande y puede jugar con mi perrita Maggie.
- ¡Siiii! Primer obstáculo resuelto- dijo Dani, ilusionado. Dani comenzaba a mirar a Melisa y se daba cuenta de que no era fea, es más, le hacían gracia esas coletas que llevaba y además veía que era inteligente, por el plan que acababa de proponer.
Bueno, Dani, pues cada uno a su casa y tú, Melisa, recuerda recogerme a las cinco y media en punto. ¡Hasta luego, chicos!
Todo salió a la perfección. A las seis menos cuarto ya estaba el equipo al completo, Culete incluido. Se dirigieron a las afueras, en donde se encontraban las cocheras. Cuando ya estaban llegando vieron un descampado con arbustos y, cada uno en una esquina para no verse, se cambiaron de ropa. Salieron de aquel descampado vestidos de superhéroes y, la verdad es que resultaba cómico verles vestidos de aquella manera paseando un perrito.
Un coche que pasaba por allí les gritó en plan de cachondeo:”¡Ey, que no son carnavales aún!”, y pegó una pitada.. Se miraron a los ojos y con una mueca, dejaron claro que nada les pararía ante su objetivo: rescatar a aquel cerdito vietnamita.
Para Dani fue igual. Se despertó con la voz de su hermano mayor diciéndole: “¡Levanta, canijo!”. Dani se despertó, miró por la ventana y … vio la pared de enfrente. Igualmente sabía que era un gran día. Una gota de sangre salió por su nariz como muestra de su inquietud, pero nadie le frenaría ni a él ni a sus amigos. Bajó, desayunó y emprendió su camino al colegio.
Melisa despertó una hora antes de lo habitual, los nervios no la dejaban dormir. Con su pijama de las Monster Guay y sus zapatillas de Betty Pop bajó a desayunar y se puso a ver dibujos en la tele hasta que llegase la hora de ir al cole. Era la primera vez que participaba con unos superhéroes y, seguramente, debería poner a prueba su poder a lo largo del día.
A las 8:55 se encontraron en la puerta del cole. Se miraron fijamente a los ojos sin decir ni una sola palabra, sabían perfectamente lo que debía hacer: pasar desapercibidos, como siempre, y esperar a que llegase la hora de salir del cole, por la tarde, para comenzar su plan de ir a las cocheras a rescatar a la amada mascota del colegio.
Y así fue, el día resultó de lo más tranquilo. No hubo castigos, ni muchas burlas, ni siquiera le robaron el almuerzo a ninguno de los tres. Y así fue pasando el día mientras los nervios y el deseo de que llegase la hora iban creciendo. A las cinco en punto, el timbre sonó. De momento todo iba perfecto, no habían castigado a ninguno de los tres así que ya podía comenzar la última fase de la operación “Rescate de Puerquín”.
- A ver, chicos – dijo Kiko, con voz de líder del grupo-, ya sabemos cómo empezar la misión. Cada uno irá a su casa. Melisa, tú pasarás por mi casa y volverás a convencer a mi madre de que tenemos que terminar el trabajo para que me deje salir. Después, pasaremos por casa de Dani. Cada uno llevará en su mochila su traje de superhéroe y tiritas y agua oxigenada, por si acaso. Lo difícil será convencer a mi madre para sacar a Culete de mi casa. Mi madre no se va a creer que vamos a la biblioteca si pretendo llevarme al perro.
-Es fácil, Kiko- interrumpió Melisa-. Pasaré por vuestras casas y diré que vamos a terminar el trabajo en mi casa, y que se venga Culete porque allí tengo un jardín grande y puede jugar con mi perrita Maggie.
- ¡Siiii! Primer obstáculo resuelto- dijo Dani, ilusionado. Dani comenzaba a mirar a Melisa y se daba cuenta de que no era fea, es más, le hacían gracia esas coletas que llevaba y además veía que era inteligente, por el plan que acababa de proponer.
Bueno, Dani, pues cada uno a su casa y tú, Melisa, recuerda recogerme a las cinco y media en punto. ¡Hasta luego, chicos!
Todo salió a la perfección. A las seis menos cuarto ya estaba el equipo al completo, Culete incluido. Se dirigieron a las afueras, en donde se encontraban las cocheras. Cuando ya estaban llegando vieron un descampado con arbustos y, cada uno en una esquina para no verse, se cambiaron de ropa. Salieron de aquel descampado vestidos de superhéroes y, la verdad es que resultaba cómico verles vestidos de aquella manera paseando un perrito.
Un coche que pasaba por allí les gritó en plan de cachondeo:”¡Ey, que no son carnavales aún!”, y pegó una pitada.. Se miraron a los ojos y con una mueca, dejaron claro que nada les pararía ante su objetivo: rescatar a aquel cerdito vietnamita.
Fragmento del libro: Las aventuras del Capitán Mondongo. El rescate de Puerquín
Autor: José López Moya
Ilustrador: Leticia Mordago
Colección:
Editorial: Kelonia
Autor: José López Moya
Ilustrador: Leticia Mordago
Colección:
Editorial: Kelonia
ISBN:
Actividades:
- Puerquín es la mascota del colegio de esta aventura. ¿En tu cole tenéis mascota? ¿Qué y cómo sería si pudierais tener una?
- Esta aventura nos hace descubrir que TODOS tenemos un talento. ¿Podrías pensar en el tuyo y buscar un traje de superhéroe o heroína que lo represente?
- Inventa una historia en la cual seas protagonista con tu talento. Envíalo acompañada de un dibujo al Grupo Leo. Escribid vuestro nombre, apellidos, curso, colegio y nº de teléfono o e-mail:
Grupo Leo
Apartado 3008
03080 Alicante
o por e-mail a: grupoleoalicante@gmail.com
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grupoleo@terra.com
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