Los libros del mes del Grupo Leo
en La Tiza
Artículo visto en:
Suplemento de Educación Infantil "La Tiza" 30-10-2013
Diario Información de Alicante con el Patrocinio de la Fundación CajaMurcia y COES
Musgo
La Tiza de la Lectura. Leo, leo, que me animo a leer.
El autor: David Cirici (Barcelona, 1954 - ):
David Cirici (Barcelona, 1954) ha sido profesor de lengua y literatura, guionista de radio y de televisión, y publicitario: distintas profesiones que tienen el denominador común de la palabra y las ganas de contar historias. Ha publicado varias novelas, tanto para adultos como para jóvenes, y ha obtenido importantes premios. Con Musgo ha ganado el Premio EDEBÉ de Literatura Infantil.
El ilustrador: Esther Burgueño ( - ):
Licenciada en Bellas Artes, en la especialidad de grabado y estampación, por la Universidad de Barcelona. Desde hace varios años trabaja en la ilustración de libros infantiles y juveniles así como en libros de texto. Ocasionalmente realiza trabajos publicitarios para editoriales médicas así como cubiertas de libros para adultos. En el año 2009 recibió el VI Premio de Ilustración Lola Anglada por la obra Set contes d'Ukanaburu
Argumento:
Musgo es un perro que, sin entender el porqué de las guerras, ha visto cómo su hogar y la familia con la que vivía desaparece en un segundo al caer una bomba que todo lo destruye. Entre los cascotes, busca sin éxito a sus dos niños, Janinka y Mirek. Pero aunque huye para salvar la vida, y va pasando por desventuras y dueños de la más variada condición (un circo de fieras, un campo de concentración…), la sensación de pérdida no desaparece y continúa buscando en cada olor a sus niños… ¿Y si se salvaron del bombardeo?
La Tiza de la Lectura. Leo, leo, que me animo a leer.
Un cuento:
Resopla el jabalí
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Nos
refugiamos al pie de una roca. Dormí muy mal. Me despertaba asustado,
convencido que tenía al carnicero enfrente, a punto de hacer ruido con su
máquina de hacer ruido y daño. Pero no era así. Lo veía y lo olía mientras
dormía que es una forma diferente de ver y oler las cosas.
Siempre
que abría lo ojos, veía brillar los de mis compañeros que se abrían en la
oscuridad. Y cada vez dudaba si eran ojos de perro o de bestias salvajes
acechando, y el corazón me latía cada vez más deprisa y no podía dormir.
Al
amanecer, nuestras tripas comenzaron a hacer ruiditos de hambre. Como teníamos
miedo de volver a la ciudad, husmeamos por los alrededores a ver qué
encontrábamos. Menta se aventuró a seguir el rastro de un conejo,
Los
olores del bosque me recordaban a mis niños, a Janinka y a Mirek, porque cuando
íbamos juntos al bosque les gustaba olerlo todo. Se volvían como nosotros un
poco perros. Respiraban fuerte por la nariz y decían que el bosque olía mejor
que la ciudad. Me imitaban: se ponían a cuatro patas para oler las hierbas, las
setas y las cortezas de los árboles.
Tuve
la impresión de que había visitado aquel bosque con Janinka y Mirek. Me tumbé,
cerré los ojos, y busqué su olor. Si mis niños habían estado allí, todavía
debería quedar algún rastro.
Olfateé
un paisaje de pinos y acebos. Olía a pipí de zorro y excremento de conejo al
pie de algunos árboles. El paisaje entero estaba surcado por los olores
desvanecidos de jabalís y de ciervos ,que se alejaban hacia lo más profundo del
bosque, allí los olores se mezclaban, se volvían espesos y se confundían en un
único aroma de plantas y bestias salvajes. El aire era delicado , en él
flotaban centenares de aromas y hedores. En el suelo había capas de olores
diferentes. Las capas más antiguas eran de hojarasca putrefacta y las nuevas
venían de una piña recién roída o de polvillo de las alas de una mariposa. Era
el olor exactamente igual al del bosque donde había estado con mis niños.
Faltaba su olor, y sin él el bosque olía a tristeza,
Como
seguimos sin atrevernos a volver a la ciudad, y en el bosque no comes si no
cazas, nos moríamos de hambre. Solo Menta conseguía atrapar algún conejo pero a
Locomotora y a mí nos daba asco arrancarle la piel. Los otros si lo hacían,
empezaba a comer de modo que Locomotora y yo a penas lográbamos compartir un
muslo diminuto.
Dormíamos
al pie de las rocas que nos protegían del viento y no de la lluvia. Por ello
nos despertábamos de madrugada empapados hasta los huesos y temblando de frío.
Además los perros, mojados, olemos mucho a perro y dejamos de olfatear otros
olores.
Menta
se empeñó en que ,empleando las estrategias de los lobos, seríamos capaces de
cazar un jabalí con el que saciaríamos el hambre. Le hicimos caso y nos pusimos
en marcha. Quizás los perros venimos de los lobos, pero hemos perdido sus
instintos por el camino. Después de dos horas de seguir un rastro fresco,
topamos con el animal y pasamos más miedo nosotros que él.
Era
un jabalí macho, de tamaño de una vaca, muy peludo y con unos colmillos
enormes. Lo más terrible, su mirada. Íbamos a alcanzarlo cuando se detuvo, dio
la vuelta, y le vi esos ojos de furia bajo unas cejas peludas como cepillos. Le
brilló un colmillo afilado. Menta ladraba locamente e insistía para que lo
atacásemos todos a una, como hacen lo lobos. Todos nos quedamos esperando a que
fuera otro el que empezara,
El
jabalí clavó sus patas delanteras en el suelo, gruño y, cuando Menta se le
acercó, lanzó un chillido espantoso. Sacaba humo por el hocico. Todos nos
echamos para atrás. Inclinó la cabeza, reculó, y se decidió a atacar. Lo hizo
con los colmillos a ras de suelo, los pelos de punta, los ojos encendidos y el
hocico humeando.
¡Venía
directo hacia mí! Venía a despellejarme como a los pobres conejos que nos
comíamos! El mundo se llenó de olor a jabalí rabioso, salté y evité a la bestia
que siguió adelante y embistió de lleno a Picante que quedó tendido en el suelo
mientra el jabalí se daba la vuelta chillando. Debíamos salir de allí. Nos
parecía mejor revolver basuras que cazar bestias de colmillos afilados. Pero en
la ciudad estaba el carnicero. Corrí tanto como pude. Locomotora, Callejón y
Menta se lanzaron de tras de mi. Me ladraban que adónde iba, y yo les ladraba
que adonde sea menos quedarme aquí.
Fragmento del libro: Musgo
Autor: David Cirici
Ilustraciones: Esther Burgueño
ISBN: 978-84-683-0896-8
Actividades:
- ¿En qué se empeño Menta que teníamos que hacer empleando las estrategias de los lobos?
- Describe y haz un dibujo del jabalí al que querían cazar.
- Escribe un cuento cuyo protagonista sea un perro que hace de mascota de una persona mayor que vive sola y envíalo, acompañado de un dibujo original, al Grupo Leo. Escribid vuestro nombre, apellidos, curso, colegio y nº de teléfono o e-mail:
Grupo Leo
Apartado 3008
03080 Alicante
o por e-mail a: grupoleoalicante@gmail.com
...................................................................
grupoleo@terra.com
grupoleo@terra.com
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