domingo, 27 de marzo de 2011

Leo Leo que me animo a leer: Recordando a Miguel Hernández

Artículo visto en:
Suplemento de Educación Infantil "La Tiza" 23-03-2011
Diario Información de Alicante


MIGUEL HERNÁNDEZ PARA NIÑOS
Recordando a Miguel Hernández

CON DOS AÑOS, DOS FLORES
cumples ahora.
Dos alondras llenando
toda tu aurora.
Niño radiante:
va mi sangre contigo
siempre adelante.

Sangre mía, adelante,
no retrocedas.
La luz rueda en el mundo,
mientras tú ruedas.
Todo se mueve,
universo de un cuerpo
dorado y leve.

Herramienta es tu risa,
luz que proclama
la victoria del trigo
sobre la grama.
Ríe. Contigo
venceré siempre al tiempo
que es mi enemigo.

OLORES

Para oler unos claveles,
este muchacho de hinojos.

Tiros de grana. El olor
pone sus extremos rojos.

Para oler unos azahares,
este muchacho con zancos.

Espuma en cruz. El olor
pone sus extremos blancos.

Para oler unas raíces,
tendido el muchacho este.

Uñas de tierra. El olor
lo pone todo celeste.
EL NIÑO YUNTERO

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
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Edición de:  Francisco Esteve
Ilustraciones: Lorenzo Olaverri
Editorial: Ediciones de la Torre - Biblioteca Alba y Mayo
Actividades:
  1. "El niño yuntero" muestra un niño oprimido por el trabajo y el hambre. ¿Fue Miguel Hernández un niño como el de su poema?
  2. ¿Sabes cuántos hijos tuvo?
  3. Escribe un cuento o poema en el que su protagonista sea un niño con problemas familiares o escolares.

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