Reseña:
Rodolfo
Estrafalario expone en el museo. El gran artista abstracto es una persona muy peculiar,
igual que sus obras, igual que las personas que visitan su exposición, desde
ladrones a estudiantes, limpiadoras o albañiles. ¡Y un chorizo! Una obra de
teatro para leer y representar. Un montón de personajes y muchas risas.
La
autora:
Me
vine a Madrid en el año 1993 a hacer un máster de Energía Nuclear y desde 1994
hasta el año 2009 estuve trabajando en el Ciemat, un centro de investigaciones.
Estoy
casada con Javi (maravilloso) y tengo tres hijas (maravillosas): Marta, Paula y
Lucía.
También
tengo dos hermanos maravillosos. Uno es poeta. La otra ingeniero. Y amigos. Ah,
y un perro: Poe.
En 1998
murió mi madre, me operé de miopía y cayeron dos rayos en el avión en el que
viajaba. En enero de 2005 murió mi padre.
En 2010
cogí un avión después del suceso de 1998 y todavía estoy temblando.
Nunca
dejé de escribir. Mi primer libro se publicó en 2003, año en que también nació
Marta.
Desde
entonces tuve más hijas y más libros (afortunadamente más libros que hijas). Y
espero no dejar de escribir … ni de publicar (mensaje a editores).
El 1
de octubre de 2009 cogí una excedencia para dedicarme por entero a mi gran
pasión: escribir. Y todavía pienso que es una de las mejores decisiones de mi
vida.
Las
navidades siempre las paso con mis hermanos.
Soy,
en líneas generales, feliz. Pero esto es más mérito de mis padres que mío. O de
los genes”.
El ilustrador:
ESCENA 1
(El ALBAÑIL
entra en escena con un cuadro en los brazos y un palillo en la boca. Es un
hombre resuelto y práctico. No entiende de arte ni le importa. La COMISARIA va
tras él. Es una mujer nerviosa, estresada, pedante. Considera que el arte es lo
más sublime y se da aires de saber mucho.)
ALBAÑIL: ¿Y dónde pongo este?
COMISARIA: ¡Este, este, este! Bonita forma de
llamar a una obra de arte, a una pieza artística. A un Estrafalario, ni
más ni menos.
ALBAÑIL: ¿Un Estra qué?
COMISARIA: Un Estrafalario. Es-tra-fa-la-rio.
Una obra de arte de Rodolfo Estrafalario. Bien, mire, ahí. Cuélguelo ahí.
(Va a
colgarlo.)
COMISARIA: (Poniendo el grito en el cielo.) ¿pero qué
hace, qué hace? ¡Dios mío! Así no. Súbalo un poco más. ¡Pero está loco! Bájelo.
No, no. No tanto. Un poco más arriba. A la derecha, a la derecha. No, a la
izquierda. Ahora bájelo un poco. Arriba. Abajo. Arriba, abajo…
(Al
principio, el ALBAÑIL sube y baje el cuadro. Al final, solo se agacha y se
levanta él sin mover el cuadro.)
COMISARIA: ¡Aaah! (Con el grito de la COMISARIA, el ALBAÑIL se asusta.) ¡Perfecto! ¡No se mueva! (Entrecierra los ojos.) Lo tiene, lo tiene. Ese es
exactamente su lugar. La luz resalta el tema central iluminando el discurso que
da sentido a la obra de arte. Su idea fluye, nos traspasa y podemos
comprenderla plenamente.
(La obra es abstracta. El ALBAÑIL la mira y frunce el ceño, sin entender. Aún sujeta el cuadro con los brazos.)
ALBAÑIL: Plenamente, ¿eh? Pues yo… yo como que
no lo acabo de comprender, oiga.
COMISARIA: ¿Quiere decirme que no lo aprecia?
¿No le llega de un modo directo, como un golpe en las entrañas, todo lo que
está oculto en el cuadro?
ALBAÑIL: (Mirando detrás del cuadro.) Pues si está oculto, cómo
quiere que me llegue…
COMISARIA: Le aseguro que ese cuadro expresa lo
que quiere expresar de una manera absolutamente expresiva.
ALBAÑIL: (Nada convencido.) Expresarse se expresará,
no digo yo que no, pero no lo acabo de pillar.
COMISARIA: ¿Y su YO? ¿Qué me
dice de su YO? Destaca de una manera sorprendente.
ALBAÑIL: Claro, es que estoy delante y tapo el
cuadro, ¿me entiende?
COMISARIA: No, hombre, no. Su YO, no. Estoy
hablando del YO del artista, de Rafael Estrafalario. De su concepción del arte.
De su ego, de su mirada penetrante y sutil.
ALBAÑIL: (Para sí.) Estrafalario es un buen trago, sí. Y esta
señora también. (A la
COMISARIA) ¿Puedo colgarlo ya, entonces, que me estoy acalambrando?
COMISARIA: ¡Sí, por favor!
(El ALBAÑIL
cuelga el cuadro mucho más abajo cuando la comisaria no le ve y le hace un
gesto de “chincha rabiña”. La COMISARIA está inspeccionando los otros cuadros
ya colgados. A alguno le da un toquecito como para enderezarlo, apenas un roce,
y asiente satisfecha. El ALBAÑIL menea la cabeza, cuelga el cuadro y se va.)
ESCENA 2
(Entra en
escena el PINTOR. Viste de manera estrafalaria, como su nombre, y camina
dándose grandes aires, con una carpeta en la mano. Detrás de él entra su
AYUDANTE, que, por el contrario, es tímida, apocada. Viste de forma muy
discreta y clásica. Parece que quisiera ser invisible.)
PINTOR: (Alzando los brazos y mostrándose a sí mismo ufano.) (A
la COMISARIA.) Voilà!
¡Ya estamos aquí!
COMISARIA: (Con fingida alegría.) ¡Rodolfo Estrafalario, mi
artista preferido!
PINTOR: (Girando sobre sí mismo.) ¡El mismo que
viste y calza!
AYUDANTE: (Ácida.) Y que pinta. Sobre todo, que
pinta.
COMISARIA: (Ignorando a la ayudante.) No te esperábamos tan
pronto.
PINTOR: Me encanta sorprender.
AYUDANTE: ¡Y lo consigue!
(El PINTOR
y la COMISARIA se besan en las mejillas con gran afectación. La COMISARIA
parece advertir entonces que ha venido acompañada de la AYUDANTE. La mira entre
sorprendida y curiosa, sin saber si debe tratarla con distinción o con
desprecio.)
COMISARIA: (Al PINTOR, señalando a la AYUDANTE.) ¿Y esta?
PINTOR: (Despectiva.) ¿Esta? Nada, es mi ayudante.
AYUDANTE (Tendiéndole la mano.) Encantada, soy…
COMISARIA: (Ignorándola y cogiendo del brazo al PINTOR.) Qué clásica, ¿no?
PINTOR: De la escuela tradicional, la pobre.
Pero está aprendiendo muchísimo conmigo. No sabía nada de nada del mundo de las
exposiciones, las subastas, la crítica…
AYUDANTE: (Para sí.) Y mejor no saberlo.
(El PINTOR
y la COMISARIA se han vuelto hacia los cuadros, ignorándola y hablando entre
ellos.)
PINTOR: ¡Ha quedado todo divino! El espacio es
perfecto para sacar la espiritualidad del posmodernismo en mi arte.
COMISARIA: Ya sabes que estamos pendientes
siempre hasta del menor detalle, querido. Buscamos lo sublime, la subjetividad,
el simbolismo…
PINTOR:
(Cortándola.) Sí, sí, sí… Todo eso. Yo
soy muy así. Muy de lo que te haga falta con tal de que me expongas.
AYUDANTE:
(Para sí.) ¡Lo que le hace falta es
pintar!
(La COMISARIA, impaciente, mira la hora.)
COMISARIA:
Rodolfo, cariño, te dejo a solas con tus obras para que las disfrutes. Ya sabes
el lío que tengo. Cuando llega el día de la inauguración, siempre surgen
problemas. Ahora resulta que se nos ha puesto enfermo el guía. Y encima el
alcalde no puede venir hasta la tarde. Así que retrasamos la inauguración. Pero
tenemos que abrir al público unas horas, es un compromiso que habíamos
adquirido, y mira cómo está todo. No sé dónde están las limpiadoras. No pasa
nada: todo va a salir bien. (Respira
hondo y habla para sí con los ojos cerrados.) Me siento feliz y
saludable.
PINTOR:
¡Por supuesto, querida” Gracias, de verdad, está todo divino. Muy
posconceptual, muy transvanguardista, muy neo… neopreno.
AYUDANTE:
(Irónica.) Divino, divino.
(La COMISARIA se encamina a la salida y,
mientras está ahí, el PINTOR es todo sonrisas. Ambos se miran varias veces y se
saludan con la mano para despedirse. En cuanto el PINTOR y la AYUDANTE se
quedan solos, el primero tira la carpeta al suelo y grita.)
Autora: Mónica Rodríguez Suárez
Ilustrador: Gabriel Salvadó
Editorial: SM (El barco de vapor)
Actividades
1.
Tras la lectura de las dos escenas anteriores, ¿qué te ha parecido más
disparatado, gracioso o inverosímil?, ¿qué te ha llamado más la atención?
2.
¿Has asistido a la representación de alguna obra de teatro? ¿cuál? ¿te gustaría
participar en la puesta en escena de una obra? ¿qué papel desearías
representar?
3.
Escribe un cuento o poema con un dibujo y envíalo por email a: grupoleoalicante@gmail.com
►No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, colegio. Podría ser publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del periódico INFORMACIÓN.