Reseña:
Bolinga
es un libro de Elvira Lindo en el que nos cuenta las aventuras de un gorila
llamado Bolinga. Bolinga fue rescatado de las malas artes de un cazador en las
tierras del Congo y de allí es llevado a un zoológico. En el zoo, el gorila
observará el extraño comportamiento de alguno de sus visitantes. Este es un
libro de fácil lectura y está escrito en el tono de humor con el que nos tiene
acostumbrado su autora.
Su
lectura está recomendada para el segundo
ciclo de Primaria.
La autora:
Elvira
Lindo nació en Cádiz en 1962 pero se trasladó a Madrid a los doce años. Comenzó
la carrera de periodismo pero la abandonó cuando empezó a trabajar como
locutora en Radio Nacional de España en 1987. Es en la radio donde crea un
personaje que más tarde verá la luz de forma escrita y que adquiere un éxito
inesperado: Manolito Gafotas, toda una saga acerca de la vida de un niño, su
familia y amigos que viven en el extrarradio de Madrid. Un niño con un
desparpajo y una inocencia que le hace decir las verdades que los adultos hace
tiempo que no dicen. Manolito Gafotas supuso para la autora una vía de escape
en un momento difícil para ella, por lo que le tiene un especial cariño. Elvira
Lindo ha publicado además varios libros con otro personaje: Olivia, una niña
muy traviesa cuyas aventuras están dirigidas a un público infantil. En 1994
estrenó en teatro La ley de
la selva y diez años después, también en teatro, La sorpresa del roscón. Ha
escrito numerosos guiones cinematográficos: Ataque
verbal, La
primera noche de mi vida, El
cielo abierto…en ocasiones ha trabajado en equipo con Miguel
Albaladejo, incluso ha aparecido en algunas de sus películas. Su novela El otro barrio fue llevada
al cine en 2000 y fue ganadora del Premio Nacional de Literatura Juvenil en
1998. Elvira Lindo sigue colaborando periódicamente en el diario El Pais.
El ilustrador:
Emilio
Urberuaga nace en Madrid, en 1954. Comienza a trabajar en el mundo de la
ilustración en 1982. Es el creador de los dibujos de Manolito Gafotas, el
personaje ideado por Elvira Lindo. Ha ilustrado todos los libros de la serie,
además de otros trabajos de la escritora. A lo largo de su carrera también ha
experimentado otros campos de las artes plásticas, como el grafismo, el grabado
o la estampación. Sus creaciones se pueden encontrar en el Gabinete de Estampas
de la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Juan March, el Museo del
Dibujo Castillo de Larres y el Museo del Milenario de Sofía (Bulgaria), entre
otros sitios. Urberuaga es, asimismo, el único ilustrador español cuya obra
está representada en el Chihiro Art Museum de Tokio.
UN GORILA
Yo soy un gorila. Un gorila del Congo. Mi nombre es Bolinga, que según dicen, significa: “Gorila
encantador amigo del hombre”, y lo que yo digo, encantador sí que soy, pero
amigo del hombre, pues, oye, según y como. Lo que yo digo, según qué hombre.
Yo no sabía que era un gorila. Lo supe a los tres meses de estar en el
zoológico de Madrid. La gente venía a verme a la jaula, me miraban muy
fijamente, y luego se acercaban a un cartel y leían en voz alta:
- Este es Bolinga, que
significa “Gorila encantador amigo del hombre”. Procede del Congo, país situado
en el centro de África. Bolinga cayó en una trampa de unos cazadores de
gorilas. Días antes que lo sacrificaran, el naturalista John Grahan lo compró
para evitar su muerte, Está en el Zoo de Madrid desde 1988.
Dicen que a los gorilas nos cuesta entender el lenguaje del hombre,
pero lo que yo digo, chico, si te pasa un día en la jaula, escuchando cómo la
gente lee el cartelito, pues algo se te queda.
Yo tampoco sabía lo que era la “gente”. Lo supe por Martínez, el
cuidador que venía todos los días a ponerme la comida, que me decía:
Eso me lo decía Martínez porque, al principio, me moría de
aburrimiento, practicaba uno de mis gruñidos brutales cada vez que se acercaba
un grupo de hombres a mirarme. Al grupo de hombres se le llama gente. Otro
gorila en mi lugar se hubiera deprimido mucho más que yo, porque pasarse el día
en una jaula es terrible, pero hacía por animarme. Por las noches pensaba: “No
te dormirás sin saber una cosa más”.
Los niños eran los que más se asustaban con mis gritos repentinos,
porque los soltaba de pronto, sin previo aviso. Esperaba a que se hubieran
acercado mucho a los barrotes y yo, sentado, como si nada, como indiferente,
haciéndome el interesante, mirando a otro lado, pensando: ”Ahora veréis, ahora
veréis”.
Y cuando más embelesados estaban mirándome, yo me levantaba y
¡AAAAGGGG!, me iba hacia ellos con la boca bien abierta. Algunos niños se caían
para atrás de susto, y al momento, nada más caerse se ponían a berrear. Yo
personalmente prefiero a los cachorros de gorila.
Los cachorros de gorila tienen más sentido del humor, los tiras desde
un árbol y se parten de risa. No solo eso, es que al instante, ya están arriba
para que los vuelvas a tirar. A eso lo llamo yo ser simpático, y los cachorros
han de ser simpáticos. Luego está la belleza, claro, que no es lo más
importante, pero oye, lo que yo digo, también importa. Donde se pongan los
ojillos de un cachorro de gorila, esos ojillos tan negros...
Es que te miran de una manera que te dan ganas de tirarlos desde lo
alto del árbol las veces que haga falta, y no como los cachorros de hombre, que
tienen unos ojos como muertos. Vamos, a mí personalmente, me ponen en una
bandeja los ojos de un pez y los ojos de un cachorro humano, y es que no los
distingo.
Yo le intentaba explicar a Martínez que estos números de gruñidos y tal
los hacía para animar un poco el asunto, porque esto de estar en una jaula sin
moverte, lo que yo digo, es que no me parece lógico. Yo no pagaría para ver un
hombre en una jaula si se estuviera quieto como un muerto. Lo que yo digo, para
eso me quedo en mi casa.
Pero Martínez no me entendía, porque dicen que a los gorilas nos cuesta
trabajo entender el lenguaje del hombre, pero hay algunos hombres, de verdad,
lo digo después de haber conocido muchos, hay hombres que no se enteran de la
misa la media.
Este Martínez tenía el cerebro de una cebra.
En mi familia, cuando uno nos salía un poco tonto, decíamos: “Déjalo,
déjalo que tiene el cerebro de una cebra”.
Pues eso: Martínez era como una cebra.
Nunca nos entendimos. Siempre estaba con sus comentarios irónicos.
- Vaya, vaya, Bolinga, ¿con
que tú eres “el gorila encantador amigo del hombre? Pues quién lo diría. Otro
niño acaba de irse llorando por tu culpa.
Yo le intentaba razonar:
- Perdona, Martínez, pero
tenemos distintos puntos de vista al respecto. A mí, personalmente, me ha
parecido muy gracioso. La he encontrado una broma muy simpática.
Tomado del libro: Bolinga
Autora: Elvira Lindo
Ilustraciones: Emilio Urberuaga
Editorial: Santillana-Alfaguara
ACTIVIDADES:
1- ¿Qué significa BOLINGA? ¿Cómo había llegado hasta el zoo?
2- ¿Qué hacía Bolinga para asustar a los niños que iban a verlo?
3- ¿Qué le gustaba hacer con los cachorros de Gorilas
4-Escribe una historia que tenga como protagonista un gorila. Envíala,
con un dibujo, por correo postal,
y acompañado de tus datos personales (Nombre, Apellidos, Colegio, Curso,
teléfono y una dirección de correo electrónico a:
Concurso
literario Grupo Leo
Apartado
de correos 3008
03080
ALICANTE
Nota: No hay enlace al libro en la página de la editorial Alfaguara. Podéis encontrarlo en la de cualquier tienda de libros.
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