miércoles, 15 de enero de 2025

Finalistas de la cuarta y quinta categorías del XXVI concurso literario del Grupo Leo

LA PEOR NAVIDAD DE TODAS

Marcianoto llegó volando en su nave espacial. Estaba emocionado porque por fin había obtenido permiso para visitar la tierra de nuevo. Ya había estado antes, pero la última vez montó un lío tremendo: se había transformado en un tipo llamado Albert Einstein y en unos pocos días reveló muchos secretos de los extraterrestres. Por eso llevaba años castigado sin volver.

Esta vez tendría mucho más cuidado. Para no transformarse en nadie conocido decidió aterrizar en el lugar más apartado del planeta. Era un lugar frío y blanco en el que solo había una casa, y dentro pudo ver a un anciano solitario.

– Me transformaré en este anciano. Este sí es imposible que sea famoso. Además, me encanta su traje rojo, su gran barba blanca, y ese saco enorme que tiene a su lado. Me servirá para guardar algunas cosas.


Pero en cuanto llegó a la ciudad, un grupo de niños se abalanzó sobre él.

– Quiero mi coche

– A mí dame una muñeca.

– Yo quiero una consola.

Marcianoto estaba rodeado y asustado. No sabía que estaba ocurriendo, y solo se le ocurrió ir sacando lo que llevaba en el saco para dárselo a los niños, que se marchaban felices. Pero la fila de niños era tan larga que pronto se quedó sin nada que darles, y tuvo que salir corriendo y esconderse.

Solo cuando se hizo de noche pudo salir. Estaba aterrado. No sabía cómo, pero estaba claro que había vuelto a elegir mal en quien se transformaba. ¡Otra vez!

– No me extraña que ese viejo viviera solo y escondido. Debe ser un famoso sinvergüenza. ¡Le debe cosas a todo el mundo!

Así que volvió a la casa del anciano. Espió desde la ventana y describió una enorme montaña de juguetes.

– ¡Ah es donde tiene las cosas que quita los niños este viejo malvado! –pensó.

Y esperó a que se hiciera de noche y el anciano se fuera a dormir para entrar sin ser visto y llevarse los juguetes.

– ¡Qué suerte!

El viejo ponía etiquetas con los nombres, y hasta tenía una lista de nombres y direcciones.

– Por fin voy a poder hacer algo bueno en la Tierra. Llevaré cada uno de estos juguetes a su dueño.

Aunque eran muchos niños, su nave tenía supervelocidad y podía empequeñecerse. Por eso consiguió devolver todos los regalos antes de que fuera de día. Cuando terminó y se dispuso a dormir en su nave, se sentía contentísimo de haber hecho justicia.

– Menuda sorpresa se va a llevar ese viejo ladrón…

Pero la sorpresa se la llevó Marcianoto cuando despertó. El viejo volvía a tener una montaña de juguetes en su casa.

– Ah este ladrón es astuto, malvado y muy rápido. No sé cómo habrá recuperado todos los juguetes en un día, pero da igual: esta noche volveré a dejarlos a sus dueños

Y pasó la noche repartiendo juguetes. Pero al día siguiente pasó lo mismo, y al otro lo mismo, y así durante muchos días más. Marcianoto estaba extrañadísimo: ¿Cómo podía aquel viejo gordinflón robar tan rápido?

– Ya sé –pensó– debe tener cómplices en la ciudad que la ayudan. Iré allí disfrazado para descubrir qué pasa. Buscaré a quienes tengan peor cara; seguro que eso serán sus malvados compinches.

Pero en la ciudad todo el mundo estaba feliz. Y es que todas aquellas noches Marcianoto había estado haciendo de Santa Claus con su nave, repartiendo regalos. Y cada mañana los niños se despertaban con un nuevo juguete.

– ¿De verdad que nadie os roba los juguetes? –preguntó a varios niños.

– ¡Claro que no! Estos nos los trae Santa Claus.

– ¿Santa Claus? ¿Y quién es?

– ¿Pero quién eres tú que no sabes quién es Santa Claus? ¿Un marciano?

– Ja ja ja –le respondieron. Y entonces le explicaron que Santa Claus era un señor mayor con una gran barba blanca y un traje rojo, y que dejaba regalos a los niños la noche de Navidad.


Marcianoto se moría de vergüenza. No solo había tomado a Santa Claus por un malvado delincuente, sino que encima ¡le había robado los juguetes! Volvió volando a la casa del anciano a disculparse, pero lo encontró muy enfermo.

Santa Claus utilizaba su magia para volver a crear los juguetes, y al haberlo hecho tantos días seguidos, se había quedado tan débil que ya no podía moverse.

¿Qué podría hacer? ¡Aquella misma noche era Navidad y Santa Claus no iba a repartir regalos! Marcianoto pensó rápido: hizo un video de Santa Claus enfermo y usando la antena de su nave lo envió a todas las televisiones del mundo con un mensaje: había que devolver todos los regalos de aquellos días para que Santa Claus pudiera recuperar su magia y ponerse bueno.

Siempre pensamos que va a pasar algo que lo arregle todo. Y eso esperaba el pobre Marcianoto. Pero aquella vez nadie pudo arreglar nada: nadie se creyó el mensaje y Santa Claus no pudo entregar sus regalos.

Marcianoto pasó el día cuidando de Santa Claus. Anochecía cuando llamaron a la puerta. Era una niña que traía todos sus regalos.

– Me dan igual los regalos –dijo con una lagrimita.– Lo que quiero es que Santa Claus se ponga bueno.

– Yo también –dijo otro niño que venía a la cabeza de un grupo.

– Y yo… Y yo…

Poco a poco fueron apareciendo niños y más niños, todos dispuestos a devolver hasta el último de sus regalos. La fila era interminable. Llegaban de todas partes y, según cruzaban la puerta, sus regalos desaparecían y Santa Claus se ponía un poco mejor. Cuando el último niño dejó sus juguetes, Santa Claus se pudo levantar y todos aplaudieron llenos de alegría.

Parecía que nunca habían estado tan contentos.

Sin embargo, Marcianoto se sentía fatal.

– Lo siento muchísimo –dijo.– Al final, por mi culpa, todo el mundo se ha quedado sin regalos…

Se hizo un gran silencio y todos miraron al extraterrestre.

– ¡Qué va! –dijo finalmente una niña.– Yo nunca había estado tan contenta en Navidad. He podido curar a Santa Claus, y ser yo la que le llevaba los regalos. Y ahora estoy segura de que es mucho mejor dar regalos que recibirlos.

Y entre risas y aplausos todos estuvieron de acuerdo en que esa lección era el mejor regalo que podían haber tenido ese año.

Nicolás Viñarás Carratalá, 5º Primaria

C. Inmaculada Jesuitas, Alicante

 

AQUELLOS DÍAS DE PRIMARIA

Aquellos días de primaria,

comenzó mi gran lucha diaria.

En ella yo sufría,

y durante esos días nunca dormía.

Durante todo ese tiempo,

yo al colegio estaba yendo,

mientras ya anhelaba,

volver a mi querida casa.

En mates yo era buena,

y en lengua hablaba con fluidez,

mientras que música yo escuchaba,

en educación física corría con fiereza.

Aquellos días de primaria,

cuando comenzó mi lucha diaria,

la cual ya se ha terminado,

mientras yo a secundaria,

mi paso ya he dado,

y en aquellos días de primaria,

todo quedó olvidado.

Aunque una parte de mí,

para siempre quedó allí,

herida se quedó,

y a mi vida nunca regresó.

Mar Espí Guevara, 1ºESO

C. Salesiano Don Bosco, Alicante

ACTIVIDAD

Escribe un cuento o poema con dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, y colegio. Será publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información.

 

jueves, 9 de enero de 2025

El libro del mes de enero: "El gran viaje de Dominic"

Reseña:

A veces  la vida no es todo lo intrépida que uno desearía que fuese. Por eso un buen día, sediento de aventuras, Dominic sale a conocer el mundo. Va sin rumbo fijo y sin prisa. Y así, caminando en silencio y olisqueando los maravillosos olores del bosque, llega a un estanque y, mientras se disponía a comer algo, ve aparecer un enorme pez que tras saludarlo, le entrega una lanza grande y afilada, diciéndole que lo hará invencible en cualquier combate, siempre que la use correctamente. Pronto se encontrará con la banda de Hecatombe formada por un grupo de animales malhechores que tienen atemorizados a todos. Dominic no repara en ayudar y cuidar a todos los animales que se va encontrando y que están en dificultades.

El libro que hoy presentamos fue finalista del premio Nacional Books Award.

Edad recomendada para mayores de 8 años.

El autor e ilustrador:

William Steig nació en 1907 en Bronx, hijo de inmigrantes judíos polacos y falleció en Boston en 2003. Comenzó trabajando como caricaturista en el New Yorker en 1930 y escribió e ilustró más de veinte libros considerados hoy clásicos indiscutibles de la literatura infantil. Su incursión literaria no llegó hasta cumplidos los sesenta y un años, pero pronto fue imposible pararlo: de su tintero salieron en fila personajes tan emblemáticos como Silvestre y la piedra mágica, Sherk, Irene la valiente, Doctor De Soto, La isla de Abel, que le valió el Honor Newbery, Tiffky Doofky, El auténtico ladrón, Amos y Boris, sin olvidar los revolucionarios dibujos simbólicos que quedaron recogidos en un sinfín de libros para adultos.

Una de sus hijas, Maggie, recuerda con cariño un juego al que solía jugar con su padre en el que ella debía elegir entre dos objetos para encarnar uno de ellos. Lo llamaban ”¿Qué preferirías ser?” y de ahí sacaban excelentes historias. Seguramente, elegir entre los queridísimos personajes de Steig siga siendo uno de los juegos predilectos de muchos niños en todos los rincones del planeta.

EL GRAN VIAJE DE DOMINIC

Dominic era muy inquieto y siempre andaba tramando algo. Un día, más inquieto de lo habitual, decidió que, como en su barrio no pasaban suficientes cosas para satisfacer su sed de aventuras, lo mejor que podía hacer era marcharse.

Atesoraba una colección de sombreros que le gustaba ponerse, por los diferentes aires que le daban. Los envolvió, junto con su preciado flautín y unas cuantas pertenencias más, con un gran pañuelo que luego ató al extremo de un bastón para poder llevarlo cómodamente apoyado en el hombro.

Como estaba impaciente y no quería perder más tiempo despidiéndose de todos, colgó esta nota en la puerta de su casa: <<Queridos amigos: me marcho a ver mundo y tengo bastante prisa. Lo siento, pero no puedo deciros adiós uno por uno. Os abrazo a todos y os olfateo con mucho amor. No sé cuándo volveré, pero volveré. Dominic>>

Echó a andar por el camino en dirección hacia el este, porque así podría saludar al sol en cuanto asomara y a la noche en cuanto empezara a oscurecer.

El segundo día de su viaje llegó a una encrucijada y tuvo que decidir si tomaba el camino que se desviaba hacia la izquierda o el que torcía a la derecha. Lanzó una moneda al aire: si salía cara, iría hacia la izquierda. Y si salía cruz, hacia la derecha. Salió cruz, así que tomó el camino que torcía hacia la derecha.

Al cabo de un rato le llegó un olor raro, un olor completamente desconocido; corrió hacia él y llegó a otra encrucijada. Allí plantada había una caimana, apoyada en un bastón y mirándolo como si supiera que iba a aparecer. Resultó que aquella caimana era una hechicera.

Dominic nunca había visto una caimana hechicera. Aunque le interesaban todos los olores, aquél en concreto no le gustaba mucho. Aun así, la saludó con su simpatía habitual:

-¡Buenos días! ¡Encantado de saludarla!

-Buenos días –repuso la hechicera-. ¿Sabes ya adónde vas?

-No, ni idea –confesó Dominic, risueño- Iré a donde mi fortuna quiera llevarme.

-Y ¿te gustaría saber cuál será tu fortuna? –le preguntó la hechicera. Yo veo el futuro con la misma claridad con la que veo el presente, y con más precisión que con la que recuerdo el pasado.

-Sí, desde luego que me interesa saber qué me deparará el futuro -dijo-. Pero creo que será mucho más divertido que me entere cuando suceda. Me encantan las sorpresas.

Extraído de: El gran viaje de Dominic

Autor e ilustrador: WilliamSteig

Editorial: Blackiebooks

ACTIVIDADES:

1.- ¿Crees que Dominic hizo bien decidiendo no saber qué le depararía el futuro?

¿Qué habrías decidido tú en la misma situación?

2.- Si, como Dominic, emprendieras un viaje de aventura, ¿qué cosas te llevarías? ¿En compañía de quién te gustaría realizar el viaje? ¿Te gustaría ir a un lugar concreto o, como a Dominic, donde la fortuna te lleve?

3.- Escribe un cuento o un poema sobre un viaje imaginario y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

Escribe tu nombre y apellidos, curso y centro educativo. Si además lo acompañas de un bonito dibujo, lo podremos publicar en nuestro blog y en el suplemento de La Tiza del periódico INFORMACIÓN.

 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Érase una vez… ¡Tu relato!

Alumnos y alumnas de 1º de la ESO del Colegio Sagrada Familia de Alicante hemos participado en un proyecto titulado Érase una vez… ¡Tu relato!, que ha sido organizado por la asignatura de Lengua. Compartimos con los lectores del Grupo Leo algunos de nuestros relatos y deseamos que disfrutéis de su lectura.

 EL BOSQUE PERDIDO


En un pequeño pueblo escondido entre las colinas, llamado Azmora, vivían unas pocas familias, no más de treinta casas dispersas entre las montañas. Aquel lugar parecía detenido en el tiempo con su iglesia antigua, cuyas campanas resonaban con fuerza en la quietud de la región. A su alrededor un extenso bosque se extendía hasta donde alcanzaba la vista, un lugar de leyendas y misterios que los habitantes preferían evitar.

Las personas de Azmora hablaban del bosque como si alzar la voz pudiera atraer su oscura magia. Decían que quien entraba en él no volvía a ser el mismo o, peor aún, que no regresaba.

Un joven llamado Javier siempre sintió una extraña atracción hacia ese misterioso lugar. Era curioso y soñador, dos cualidades que no siempre encajaban en un pueblo pequeño y reservado. Sus padres le habían advertido que no se adentrase en el bosque, pero las historias no le atemorizaban; al contrario, parecían llamarlo con gran fuerza.

Una noche de invierno, cuando la luna llena iluminaba el pueblo, Javier decidió que era el momento. Se levantó en silencio, agarró una linterna y una antigua brújula que pertenecía a su abuela y se dirigió al bosque. Con cada paso que daba entre los árboles, el silencio se volvía más fuerte, como si el bosque estuviera encantado. Todo parecía hundido en una calma inquietante.

Después de caminar durante horas, Javier comenzó a oír un murmullo. Al principio pensó que era su imaginación, pero cuanto más avanzaba, más se escuchaba. Parecían voces susurrantes que hablaban en un idioma desconocido. La curiosidad le impulsó a seguir adelante. De pronto, en medio del bosque encontró un lago nítido, pero con un fuerte hedor, cuyas aguas oscuras reflejaban el cielo nocturno.

Las aguas del lago comenzaron a agitarse y una figura apareció: era una mujer de pelo largo, con ojos profundos como el lago. Ella lo miró con una mezcla de tristeza y compasión.

-¡Hola! ¿Hay alguien aquí? -preguntó Javier.

-Te hemos estado esperando, Javier -dijo la mujer con una voz suave, pero grave.

Javier no sabía qué responder y dijo: -¿Quién eres?

-Soy el espíritu de este lugar -respondió la mujer- la memoria de aquellos que estuvieron aquí mucho antes que tú y de los que no regresaron. Somos voces que el tiempo nos ha dejado atrás.

Javier sintió recorrer un cosquilleo por todo su cuerpo. De inmediato comprendió que había algo más que un bosque, algo que los vecinos intuían, pero no sé atrevían a comprender. Los ‘’olvidados’’ eran aquellos que, según las historias, habían cruzado la frontera del bosque y nunca volvieron. La mujer del lago era el reflejo, el eco de las almas atrapadas.

La mujer extendió su mano, que parecía emerger del agua como si fuera tangible. Javier, sin poder resistir, tomó su mano y en ese instante una oleada de recuerdos ajenos inundó su mente.

Nunca más se supo de Javier, pero dicen que en las noches de luna llena el susurro de las personas se sigue escuchando en todo el bosque y en el pueblo de Azmora.

Cecilia Escribano Fernández 1º ESO B

 

EL GATO MISIFÚ Y LOS VIAJES EN EL TIEMPO


En este mismo instante estoy muy cerca de presenciar una imagen histórica. Tengo delante de mí a los antepasados de Julio César, Cristóbal Colón y Albert Einstein ¡hablando con un gato!

Pero bueno, volvamos al presente. Soy Miguel, Miguel Delgado y tengo 315 años. Sé que ahora tendrás muchas dudas, pero te las resolveré más adelante.

En mi época soy un científico y he inventado un suero que permite vivir eternamente a cualquiera. También he inventado las máquinas temporales. Hoy me dispongo a utilizar una para viajar al pasado, en concreto, al año 8000 A.C en el antiguo Egipto. Os preguntaréis para qué la quiero ¿verdad? Es para descubrir quién inventó el colegio. Perfecto, estoy dentro, selecciono el año y...

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡TODO ME DA VUELTAAAAS! Bueno, uff, después de un viaje muy movidito ¡Ya he aterrizado! Me dispongo a abrir la puerta y... ¡Estoy enfrente de una pirámide! Eso significa que he llegado con éxito. Después de andar un cuarto de hora aproximadamente, me encuentro una gran casa con gente dentro. Me pregunto qué harán.

- Hola, buenas, soy Miguel- dije yo.

- ¿Qué haces tú aquí?- me preguntó el desconocido.

- Vengo en son de paz. ¿Cómo se llama usted?- le pregunté.

- Yo soy Mariano César y ellos son mis amigos Carlos Colón, Pedro Einstein y el gato parlante Misifú- respondió.

Antes de que lo preguntes, sí, son los antepasados de Julio César, Cristóbal Colón y Albert Einstein, pero lo que más me extrañó fue lo del gato parlanchín, pero no le di mucha importancia.

- ¿Qué hacen aquí reunidos?- les pregunté.

- Pues hemos inventado un sistema educativo para que los niños no sean analfabetos y aprendan a leer y escribir. En este momento le estamos buscando un nombre- dijo Misifú.

En este mismo instante estoy muy cerca de presenciar una imagen histórica. Tengo delante de mí a los antepasados de Julio César, Cristóbal Colón y Albert Einstein ¡hablando con un gato!

El gato Misifú se giró y me dijo:

-Muchas felicidades, gracias a ti nuestro invento se llamará “colegio”.

Y así terminó la aventura.

Miguel Delgado Ortiz 1º ESO B

 

EL HOSPITAL ABANDONADO

Hacía mucho tiempo… bueno, no tanto, había un pueblo llamado Villa Spot. No era un pueblo muy conocido, debido a que estaba más alejado de los otros. Hacía unas semanas una nueva familia se acababa de mudar a Villa Spot y en ella se encontraban nuestros protagonistas, los gemelos Mario y Marina.

La casa, a primera vista parecía vieja. A Mario y Marina no les hacía mucho entusiasmo mudarse, no solo porque fuera fea, sino porque extrañaban su antigua casa y a sus amigos. A pesar del disgusto, le decidieron dar una oportunidad.

Aunque fueran gemelos, parecían dos personas distintas cuando hablábamos de la personalidad. Marina era una chica tranquila, soñadora, empática y creativa; en cambio, Mario era un chico extrovertido, hablador, travieso y sociable, eso sí, también era muy inteligente.

Mientras sus padres terminaban de instalarse en la casa, los gemelos decidieron salir a explorar el nuevo pueblo. A medida que caminaban, iban hablando de cómo se imaginaban su nueva vida en el pueblo. Mario iba emocionado y, sin darse cuenta, se desvió y tropezó con una rama de un árbol. En ese momento, un hombre alto, barbudo, con ojos pequeños, que usaba gafas y parecía una especie de médico por la gran bata blanca que llevaba encima, se ofreció a ayudarlo a levantarse, pero su voz era muy grave. Mario se asustó y salió corriendo a meterse en cualquier casa que se encontrara. No veía con claridad y el dolor de la rodilla era cada vez mayor.

Sin darse cuenta, estaba dentro de un viejo hospital al que había confundido con una casa para esconderse, se sentó a recuperar el aire y se dio cuenta de que había perdido de vista a aquel hombre y se quedó más tranquilo. Le sangraba la rodilla, así que decidió buscar algo para curarse, después de todo aquello era un hospital. Se apoyó en una pared y una gran puerta se abrió. Un gran pasillo apareció detrás de la puerta, Mario pensó que se trataba de un acertijo y decidió aventurarse. Dio tres pasos y una ráfaga de viento le pasó por enfrente, pero no había sido una ráfaga de viento normal, le había parecido que tenía forma de animal y brillaba. Siguió la dirección por donde se dirigía y se dio cuenta de que tenía razón, aquello era… ¡un perro fantasma!

El perro dio un salto de miedo y el niño le demostró que no le iba a hacer nada para que confiara en él. No había tiempo de dar explicación a aquella criatura y, al parecer, el perro conocía el lugar y cómo guiarse bien. Llegaron a una sala sin salida, o eso pensaba Mario. El perro lo agarró del brazo y traspasaron la pared. Llegaron a una especie de laboratorio y escucharon a alguien murmurar…

¡Era el hombre de antes! Mario se fijó en que tenía una chapa plateada agarrada a la gran bata blanca que decía: “Doctor Wisdom”. Al fondo, escucharon a una niña gritar pidiendo ayuda, estaba atada de arriba abajo sobre una superficie plana que le impedía moverse, era Marina y estaba atrapada por Wisdom.

Cuando el doctor estaba a punto de inyectarle una especie de aguja con un líquido verde, Mario y el perro saltaron sobre él y la aguja salió disparada hacia el brazo de Wisdom. El niño y el perro se apartaron, Wisdom comenzó a gritar como un loco y a moverse de lado a lado mientras el extraño líquido le hacía efecto y en un abrir y cerrar de ojos se había encogido hasta explotar. Nunca se supo más de él.

No sabemos si la historia acaba aquí…

Noa Fraile Jurado 1º ESO B

ACTIVIDAD

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miércoles, 11 de diciembre de 2024

En el IES Gran Vía reflexionan sobre la FIDELIDAD

 LA FIDELIDAD

El alumnado del IES Gran Vía de 3º de la ESO han trabajado con su profesora Suna los cuentos del “Decamerón” de Giovanni Boccaccio. Cien cuentos escritos entre 1351 y 1353 que tratan temas tan importantes como el amor, la inteligencia humana, la fortuna, etc. Entre estos cuentos el alumnado se ha fijado en el concepto de la infidelidad y entendiendo como una cualidad positiva lo contrario a ella, por ello os presentamos este trabajo, ¿qué es la fidelidad?

 

 

La fidelidad es la lealtad y el compromiso hacia alguien o algo. En las relaciones, ser fiel significa estar siempre ahí para las personas que amamos, apoyarlas y no traicionarlas. La fidelidad genera confianza y fortalece la conexión con nuestros amigos, familiares o parejas. Además, en la vida, también podemos ser fieles a nuestras ideas y valores, lo que nos ayuda a ser auténticos.


Para mí la fidelidad en una relación de pareja significa ser leal y comprometido con tu pareja. Implica confianza, respeto y apoyo mutuo, ser fiel significa no traicionar la confianza en los buenos y malos momentos. Estoy ayuda a construir una relación sólida y feliz. Además la fidelidad en una relación de pareja es crucial para mantener una conexión emocional fuerte. Cuando ambos se sienten seguros y valorados, es más fácil superar obstáculos juntos. También fomenta la comunicación abierta, donde cada uno puede expresar sus sentimientos sin miedo. Al final, la fidelidad crea un espacio donde el amor puede crecer.

La fidelidad a uno mismo significa ser honesto con tus propios pensamientos, sentimientos, valores y creencias. Implica respetarte y tomar decisiones que reflejan quién eres realmente, sin dejarte llevar por lo que piensen los demás. Esta fidelidad te ayuda a vivir de manera auténtica y a sentirte bien contigo mismo.

Al final, ser fiel a ti mismo es muy importante, te permite construir una vida que te haga feliz.

Malak Krimou Acharrak 3º B

 

 

La fidelidad es un valor que refleja el compromiso y la lealtad en las relaciones y en la vida personal. Hay que ser honesto, cumplir las promesas y respetar los vínculos que hayas creado con los demás. En el amor y la amistad, ser fiel fortalece la confianza que tienes con una persona, haciendo que confíes en esa persona.

También es importante ser fiel a uno mismo, porque si no eres fiel a ti mismo no podrás ser fiel a los demás. Eso implica que actúes con coherencia y seas más honesto, tanto contigo mismo como con los demás.


Al contrario que esto sería la infidelidad, que es una traición que rompe la confianza por completo en una relación, ya sea física o emocional. Suele causar mucho dolor, más a la persona a la que le están siendo infiel, al ver que está siendo traicionada por la persona que amaba y por la que sentía mucho respeto, confianza y honestidad.

Sumaya Mekhtiche de Jesus 3º B

 

 

Para mí, la fidelidad es uno de los valores más importantes en cualquier relación. Significa ser leal y honesto con las personas que nos importan ya sea con amigos, familia o pareja.

La fidelidad también implica mantener promesas y ser sincero en todo momento. No se trata solo de no mentir, sino de ser transparente y auténtico en acciones y palabras. Creo que la confianza es la base de cualquier relación estable, y ser fiel es fundamental para construir y mantener esa confianza.

En mi opinión, ser fiel es una forma de mostrar respeto y amor hacia los demás ya que es bonito para las personas que reciben esa fidelidad, saber que hay alguien que estará siempre a su lado en cualquier circunstancia.

Gissel Mora Merino 3º B

ACTIVIDADES:

¿Qué te ha parecido la actividad? ¿Te apetece escribir sobre valores que debieran estar de rabiosa actualidad? El amor, la dignidad, el origen, la honestidad, la tolerancia, el respeto, …

Anímate y mándanos tus reflexiones y escritos por email a grupoleoalicante@gmail.com

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miércoles, 4 de diciembre de 2024

El libro del mes de diciembre: "Un día en el museo"


Reseña:

Rodolfo Estrafalario expone en el museo. El gran artista abstracto es una persona muy peculiar, igual que sus obras, igual que las personas que visitan su exposición, desde ladrones a estudiantes, limpiadoras o albañiles. ¡Y un chorizo! Una obra de teatro para leer y representar. Un montón de personajes y muchas risas.

La autora:

Nací en Oviedo en 1969. Estudié ciencias físicas en Oviedo y Santander.

Me vine a Madrid en el año 1993 a hacer un máster de Energía Nuclear y desde 1994 hasta el año 2009 estuve trabajando en el Ciemat, un centro de investigaciones.

Estoy casada con Javi (maravilloso) y tengo tres hijas (maravillosas): Marta, Paula y Lucía.

También tengo dos hermanos maravillosos. Uno es poeta. La otra ingeniero. Y amigos. Ah, y un perro: Poe.

En 1998 murió mi madre, me operé de miopía y cayeron dos rayos en el avión en el que viajaba. En enero de 2005 murió mi padre.

En 2010 cogí un avión después del suceso de 1998 y todavía estoy temblando.

Nunca dejé de escribir. Mi primer libro se publicó en 2003, año en que también nació Marta.

Desde entonces tuve más hijas y más libros (afortunadamente más libros que hijas). Y espero no dejar de escribir … ni de publicar (mensaje a editores).

El 1 de octubre de 2009 cogí una excedencia para dedicarme por entero a mi gran pasión: escribir. Y todavía pienso que es una de las mejores decisiones de mi vida.

Las navidades siempre las paso con mis hermanos.

Soy, en líneas generales, feliz. Pero esto es más mérito de mis padres que mío. O de los genes.

El ilustrador:

“Nací en 1966 y siempre he vivido al lado del río y los huertos, cerca de Barcelona. No tengo estudios ni títulos, solo el de patrón de velero. Mi abuelo arreglaba bicicletas, pero para ganar dinero trabajaba en una fábrica. Mi padre cuida un huerto, pero también trabajaba en una fábrica por un sueldo. A mí no me gustan las fábricas, y soy pobre. Pero prefiero pasear por el río, los gatos, la cerveza del atardecer, la luz del sol o navegar a vela. A veces estoy desanimado y a veces estoy contento, y acepto ambas cosas porque son parte de la vida, y la vida me gusta mucho. Soy un explicador, y todo esto es lo que explico dibujando y escribiendo”.

UN DÍA EN EL MUSEO


ACTO 1

ESCENA 1

(El ALBAÑIL entra en escena con un cuadro en los brazos y un palillo en la boca. Es un hombre resuelto y práctico. No entiende de arte ni le importa. La COMISARIA va tras él. Es una mujer nerviosa, estresada, pedante. Considera que el arte es lo más sublime y se da aires de saber mucho.)

 

ALBAÑIL: ¿Y dónde pongo este?

COMISARIA: ¡Este, este, este! Bonita forma de llamar a una obra de arte, a una pieza artística. A un Estrafalario, ni más ni menos.

ALBAÑIL: ¿Un Estra qué?

COMISARIA: Un Estrafalario. Es-tra-fa-la-rio. Una obra de arte de Rodolfo Estrafalario. Bien, mire, ahí. Cuélguelo ahí.

(Va a colgarlo.)

COMISARIA: (Poniendo el grito en el cielo.) ¿pero qué hace, qué hace? ¡Dios mío! Así no. Súbalo un poco más. ¡Pero está loco! Bájelo. No, no. No tanto. Un poco más arriba. A la derecha, a la derecha. No, a la izquierda. Ahora bájelo un poco. Arriba. Abajo. Arriba, abajo…

(Al principio, el ALBAÑIL sube y baje el cuadro. Al final, solo se agacha y se levanta él sin mover el cuadro.)

COMISARIA: ¡Aaah! (Con el grito de la COMISARIA, el ALBAÑIL se asusta.) ¡Perfecto! ¡No se mueva! (Entrecierra los ojos.) Lo tiene, lo tiene. Ese es exactamente su lugar. La luz resalta el tema central iluminando el discurso que da sentido a la obra de arte. Su idea fluye, nos traspasa y podemos comprenderla plenamente.

(La obra es abstracta. El ALBAÑIL la mira y frunce el ceño, sin entender. Aún sujeta el cuadro con los brazos.)

ALBAÑIL: Plenamente, ¿eh? Pues yo… yo como que no lo acabo de comprender, oiga.

COMISARIA: ¿Quiere decirme que no lo aprecia? ¿No le llega de un modo directo, como un golpe en las entrañas, todo lo que está oculto en el cuadro?

ALBAÑIL: (Mirando detrás del cuadro.) Pues si está oculto, cómo quiere que me llegue…

COMISARIA: Le aseguro que ese cuadro expresa lo que quiere expresar de una manera absolutamente expresiva.

ALBAÑIL: (Nada convencido.) Expresarse se expresará, no digo yo que no, pero no lo acabo de pillar.

COMISARIA: ¿Y su YO? ¿Qué me dice de su YO? Destaca de una manera sorprendente.

ALBAÑIL: Claro, es que estoy delante y tapo el cuadro, ¿me entiende?

COMISARIA: No, hombre, no. Su YO, no. Estoy hablando del YO del artista, de Rafael Estrafalario. De su concepción del arte. De su ego, de su mirada penetrante y sutil.

ALBAÑIL: (Para sí.) Estrafalario es un buen trago, sí. Y esta señora también. (A la COMISARIA) ¿Puedo colgarlo ya, entonces, que me estoy acalambrando?

COMISARIA: ¡Sí, por favor!

(El ALBAÑIL cuelga el cuadro mucho más abajo cuando la comisaria no le ve y le hace un gesto de “chincha rabiña”. La COMISARIA está inspeccionando los otros cuadros ya colgados. A alguno le da un toquecito como para enderezarlo, apenas un roce, y asiente satisfecha. El ALBAÑIL menea la cabeza, cuelga el cuadro y se va.)

 

ESCENA 2

(Entra en escena el PINTOR. Viste de manera estrafalaria, como su nombre, y camina dándose grandes aires, con una carpeta en la mano. Detrás de él entra su AYUDANTE, que, por el contrario, es tímida, apocada. Viste de forma muy discreta y clásica. Parece que quisiera ser invisible.)

PINTOR: (Alzando los brazos y mostrándose a sí mismo ufano.) (A la COMISARIA.) Voilà! ¡Ya estamos aquí!

COMISARIA: (Con fingida alegría.) ¡Rodolfo Estrafalario, mi artista preferido!

PINTOR: (Girando sobre sí mismo.) ¡El mismo que viste y calza!

AYUDANTE: (Ácida.) Y que pinta. Sobre todo, que pinta.

COMISARIA: (Ignorando a la ayudante.) No te esperábamos tan pronto.

PINTOR: Me encanta sorprender.

AYUDANTE: ¡Y lo consigue!

(El PINTOR y la COMISARIA se besan en las mejillas con gran afectación. La COMISARIA parece advertir entonces que ha venido acompañada de la AYUDANTE. La mira entre sorprendida y curiosa, sin saber si debe tratarla con distinción o con desprecio.)

COMISARIA: (Al PINTOR, señalando a la AYUDANTE.) ¿Y esta?

PINTOR: (Despectiva.) ¿Esta? Nada, es mi ayudante.

AYUDANTE (Tendiéndole la mano.) Encantada, soy…

COMISARIA: (Ignorándola y cogiendo del brazo al PINTOR.) Qué clásica, ¿no?

PINTOR: De la escuela tradicional, la pobre. Pero está aprendiendo muchísimo conmigo. No sabía nada de nada del mundo de las exposiciones, las subastas, la crítica…

AYUDANTE: (Para sí.) Y mejor no saberlo.

(El PINTOR y la COMISARIA se han vuelto hacia los cuadros, ignorándola y hablando entre ellos.)

PINTOR: ¡Ha quedado todo divino! El espacio es perfecto para sacar la espiritualidad del posmodernismo en mi arte.

COMISARIA: Ya sabes que estamos pendientes siempre hasta del menor detalle, querido. Buscamos lo sublime, la subjetividad, el simbolismo…

PINTOR: (Cortándola.) Sí, sí, sí… Todo eso. Yo soy muy así. Muy de lo que te haga falta con tal de que me expongas.

AYUDANTE: (Para sí.) ¡Lo que le hace falta es pintar!

(La COMISARIA, impaciente, mira la hora.)

COMISARIA: Rodolfo, cariño, te dejo a solas con tus obras para que las disfrutes. Ya sabes el lío que tengo. Cuando llega el día de la inauguración, siempre surgen problemas. Ahora resulta que se nos ha puesto enfermo el guía. Y encima el alcalde no puede venir hasta la tarde. Así que retrasamos la inauguración. Pero tenemos que abrir al público unas horas, es un compromiso que habíamos adquirido, y mira cómo está todo. No sé dónde están las limpiadoras. No pasa nada: todo va a salir bien. (Respira hondo y habla para sí con los ojos cerrados.) Me siento feliz y saludable.

PINTOR: ¡Por supuesto, querida” Gracias, de verdad, está todo divino. Muy posconceptual, muy transvanguardista, muy neo… neopreno.

AYUDANTE: (Irónica.) Divino, divino.

(La COMISARIA se encamina a la salida y, mientras está ahí, el PINTOR es todo sonrisas. Ambos se miran varias veces y se saludan con la mano para despedirse. En cuanto el PINTOR y la AYUDANTE se quedan solos, el primero tira la carpeta al suelo y grita.)

 Extraído de: Un día en el Museo

Autora: Mónica Rodríguez Suárez

Ilustrador: Gabriel Salvadó

Editorial: SM (El barco de vapor)


Actividades

1. Tras la lectura de las dos escenas anteriores, ¿qué te ha parecido más disparatado, gracioso o inverosímil?, ¿qué te ha llamado más la atención?

2. ¿Has asistido a la representación de alguna obra de teatro? ¿cuál? ¿te gustaría participar en la puesta en escena de una obra? ¿qué papel desearías representar?

3. Escribe un cuento o poema con un dibujo y envíalo por email a: grupoleoalicante@gmail.com    

►No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, colegio. Podría ser publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del periódico INFORMACIÓN.

 

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