miércoles, 7 de mayo de 2025

El libro del mes de mayo: "Chloé, la niña a quien le robaron la alegría"

Reseña:

Una noche muy oscura, bajan tres brujos a la ciudad de Mesoneta, momento en el que desaparece un tesoro muy especial, Chloé, Coletas y Pequitas, de ser niños sonrientes y sociables, pasarán a ser niños replegados en sí mismos y llenos de tristeza.

Por suerte, unos gatos se unen a unos búhos muy sensibles, y juntos harán lo imposible por desvelar el misterio para ayudar a estos tres niños a recuperar lo perdido. ¿Podrán lograrlo?

Esta historia, pone en evidencia como muchas de nuestras penas o problemáticas surgen de actos involuntarios, sin intencionalidad de maldad alguna, pero su solución no es fácil, y para su curación se necesitan ayudas que estén llenas de generosidad, solidaridad, creatividad y sabiduría. La recuperación de la felicidad es esencial en nuestras vidas ya que nos procura bienestar, nos hace sentir vivos, equilibrados y nos procura una sensación expansiva que nos invita a compartirla con los demás.

Edad recomendada: a partir de 7 años

La autora:



Clara Granara nació en Buenos Aires en 1965. Logopeda y Psicomotricista argentina. Reside en Francia, en donde enseña su cultura y su lengua a niños, adolescentes y adultos, después de haber realizado estudios de Literatura, Lengua y Civilización Hispánica en la Universidad de Paris X.




La ilustradora:

Clara Harrington nos cuenta de ella misma:

Nací en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña estuve rodeada por el arte. Tanto mi madre como mis tías siempre tenían un espacio lleno de pinceles, lápices, papeles y todo tipo de herramientas. Crecí en contacto con la naturaleza, y sin darme cuenta, cultivé mi inspiración en esta.

Como carrera terciaria, elegí la Fonoaudiología, la cual ejercí durante trece años. Mi elección fue pensando en el trabajo con los niños. Al pasar el tiempo me fui alejando de mi profesión para darle más espacio al arte. Actualmente estoy en un taller trabajando el papel, el color, el collage y la escultura.


UN ROBO DESPIADADO

En nuestra querida ciudad, sucedió lo impensable.

En Mesoneta, una ciudad muy bonita, con casas y edificios preciosos, plazas llenas de niños, panaderías que olían a pan recién horneado y calles repletas de gente que iba y venía en bicicleta. Una ciudad en donde circulaba una energía tan positiva que hasta los topos se veían obligados a salir de sus túneles subterráneos; y el cementerio, en lugar de albergar muertos, parecía alojar bajo sus lápidas tambores africanos, tambores brasileños que empujaban con sus ritmos hasta los pies más perezosos.

Una noche, una noche como cualquier otra, en la que según el servicio meteorológico la Luna debería estar llena, redonda y brillante, nuestra querida ciudad sufrió el más oscuro de los apagones celestiales. La Luna no estaba por ninguna parte, y el cielo se cubrió de negro carbón. Los niños, los primeros en darse cuenta de su ausencia, fueron asustados y desesperados a buscarla en sus libros de cuentos. ¿Cómo iban a hacer para dormirse, sin su poquito de luz de luna que iluminara sus sueños?

Esa noche del 3 de julio del año 2013, en medio de una oscuridad impenetrable, bajaron tres brujos tan negros como la noche, y robaron un tesoro en tres ciudades diferentes. Uno de ellos, en nuestra Mesoneta.

Solo los gatos y los búhos pudieron verlos bajar y volver a subir, gracias a su vista privilegiada que les permitía hacer la diferencia entre negro-noche y negrísimo-brujos, pero no pudieron ver aquello que habían robado. En todo caso debía tratarse de algo pequeño, pero quizás muy valioso.

A la mañana siguiente, todos se despertaron como siempre. Los bebés, los primeros, listos para mamar. Los niños apenas tuvieron tiempo de decir buenos días, cogieron sus mochilas y se prepararon para ir a la escuela. Los padres, con dos bolsas de patatas debajo de los ojos, tuvieron que lavarse la cara varias veces antes de ir a trabajar. Los viejitos, despiertos desde temprano, nadaban en la cama moviendo a cámara lenta una pierna primero, y después otra. Tras una hora de precalentamiento lograron incorporarse con lo poco que les quedaba en sus articulaciones para ir al médico, no sin antes ponerse una mantilla que les cubriera los hombros.

Nadie en todo Mesoneta notó nada raro, nadie excepto la mamá de Chloé. Una mujer delgada, elegante y bonita se sorprendió mucho al ver a su hija, que siempre se levantaba cantando y de buen humor, protestando como una viejita rezongona.

-            ¡Qué feo está el día…! ¡Uff! ¡No encuentro mi camiseta roja por ninguna parte…! ¡Qué caliente está la leche! – dijo Chloé.


Su madre se preguntaba qué bicho le habría picado, y se decía a sí misma que estaba rara.

Chloé se destacaba por sus piernas largas y finas, y sus preciosos ojos verdes, capaces algunas veces de reflejar la paz del campo, y en otras, de ser chispitas fugaces. Ese día en la escuela, se cambió de asiento y se sentó delante, pegada a la maestra.

Hasta a sus compañeros les pareció extraño, pero se sorprendieron aún más cuando Chloé en el recreo se apartó para leer un libro. Nunca la habían visto hacer eso, y fue una nueva sorpresa cuando la invitaron a jugar a la rayuela y ella respondió:

-          ¡Qué aburrido! Prefiero quedarme aquí, tranquila.

A la hora del almuerzo, se sentó en la mesa con uno de los profesores y habló con mucha propiedad de temas culturales, pero también protestó por lo feo que era vivir en Mesoneta, porque desde su cuarto se oían muchos ruidos de niños jugando, y añadió que al cruzar las calles, las bicis pasaban muy rápido y esto la atemorizaba. Finalmente dijo que, apenas tuviera dieciocho años, se iba a mudar.

Así pasaron los días y fue acentuándose el cambio de Chloé, que pasó de ser una niña alegre, divertida, juguetona y sociable, como lo era nuestra querida ciudad, a ser una niña seria, a la que cada vez le costaba más integrarse y jugar normalmente con sus compañeros. Incluso sus ojitos resplandecientes se habían vuelto más opacos.

(…)

Extraído de: Chloé, la niña aquien le robaron la alegría

Autora: Clara Granara

Ilustradora: Clara Harrington

Editorial: Babidi-bú

ACTIVIDADES

1. ¿Por qué crees que la luz de la Luna ayuda a calmar a los niños? ¿Cómo serían las noches fuera de la ciudad si no existiera la Luna?

2. En esta historia aparecen estos personajes, ¿crees que consiguieron ayudar a Chloé a recuperar su alegría?


3. Imagina cómo termina esta historia. ¿Tendrá un final feliz o triste? Escribe un final, acompañado de alguno de tus dibujos  dibujo y envíalo por email a:

grupoleoalicante@gmail.com

No olvides poner tu nombre y apellidos, curso, y colegio. Será publicado en nuestro BLOG y en el suplemento La Tiza del Periódico Información.

No hay comentarios:

Grupo Leo